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Brexit: The Uncivil War La película que desvela la manipulación de los probrexit en la campaña del referéndum

A una semana para que el Parlamento británico vote el acuerdo de Theresa May y a 81 días de que Reino Unido abandone la Unión Europea, ‘Brexit: The Uncivil War', con Benedict Cumberbatch, ha conseguido calentar aún más el ambiente.

Un fotograma de la película 'Brexit: The Uncivil War', protagonizada por Benedict Cumberbatch.

Nada es casual en una parrilla de televisión. Y que la cadena británica Channel 4 haya elegido el lunes 7 de enero —dos días antes de que se reanude el debate sobre el brexit en el parlamento británico— para estrenar mundialmente y en abierto en Reino Unido una película sobre las irregularidades y la manipulación cometidas por los partidarios de abandonar la UE durante el referéndum de 2016, mucho menos.

El propio Benedict Cumberbacht, que interpreta a Dominic Cummings, el director de la campaña probrexit, lo confesaba horas antes en una entrevista en Radio Times : “Es raro hacer una película que tiene una relevancia tan inmediata en tu vida y en tu país”.

Precisamente por eso, desde varios sectores han calificado a Channel 4 de “oportunista”. Pero, televisivamente hablando, la decisión no podía haber sido más acertada. Brexit: The Uncivil War (La Guerra incivil) se rodó el verano pasado en el más absoluto secreto pero se lleva hablando de ella desde que el proyecto se puso en marcha.

“No creo que vaya a hacer que ningún votante probrexit cambie de opinión”, dicen los laboristas

Por eso, incluso a pesar del hastío y el cansancio que los británicos reconocen sentir ya por el tema, la película ha logrado despertar la curiosidad de millones de ellos y en Twitter ha sido el tema más comentado de la noche. Los que se mostraban indignados y absortos calificaban lo que estaban viendo como “una pesadilla”, “deprimente” o reconocían sentir “vergüenza” ante “las verdades de la campaña”. Para otros, la película no es más que “una caricatura” o “una provocación”. La crítica, por su parte, ha dicho de ella que es “brillante” y “polémica”.

“No creo que vaya a hacer que ningún votante probrexit cambie de opinión” ha declarado Gloria de Piero, diputada laborista al periódico The Observer tras verla. Pero lo cierto es que los hay que, ahora que algunas verdades están sobre la mesa, comentaban en redes sociales que “un segundo referéndum parece más necesario que nunca”.

La historia de Dominic Cummings

Esta historia de manipulación tiene un nombre propio, el de Dominic Cummings. Él es el protagonista indiscutible de la película, de lo que en ella se cuenta e, incluso, del referéndum en sí, podríamos decir. Un hombre al que dicen que David Cameron definió como “un psicópata de manual”. Y al que se le atribuye un eslogan que todo el mundo reconoce en este país y con el que se metió en el bolsillo a buena parte de ese 51,9% que votó por abandonar la UE: el famoso “recuperemos el control”. Eso y el autobús rojo en el que iba impreso junto con el populista mensaje: “Enviamos 350 millones de libras a la semana a la UE; en vez de eso usémoslas para financiar nuestra sanidad”.

En 1999, Cummings lideró otra campaña en contra de de que Reino Unido entrara en el Euro y la ganó

A Cummings no le costó mucho sacar a pasear su anti-europeísmo cuando lo reclutaron para ponerse al frente de la campaña probrexit. Siete años antes, en 1999, ya lideró otra contra la adhesión al euro. Y aquella también la ganó. Por eso, la historia de este personaje al que Tim Shipman —editor político de The Sunday Times y autor del libro All Out War, en el que está inspirada la película— califica como “el hombre más convincente que he conocido en mis 18 años escribiendo sobre política”, merecía ser contada.

Que Benedict Cumberbatch sea quien se mete en su piel no deja de ser llamativo. Activista a favor de permanecer en la UE, él es una de las 300 personalidades del mundo de la cultura que firmó la carta antibrexit en la que mantenían que “Gran Bretaña no solo es más fuerte en Europa, también es más imaginativa y más creativa; y nuestro éxito creativo en el mundo se vería gravemente debilitado si nos alejamos de ella”.

En el ámbito de la leyenda está el que, después de leer el guión, Cumberbatch pidió a los guionistas que endurecieran el personaje de Cummings. Dos hombres enfrentados ideológicamente pero que, cuando se conocieron en persona, se entendieron en todos los demás sentidos.

La tarea de interpretar al protagonista

Mary Wakefield, la esposa de Cummings y editora de The Observer, desveló en un reportaje que Cumberbatch les visitó en su casa y pasó una noche entera charlando con Cummings no sólo para analizar y copiar cada uno de sus gestos y su marcado acento de Durham (ciudad al noroeste de Inglaterra), sino para intentar entender sus ideas.

“Quería afrontar el desafío que supone transformarme en alguien que está tan alejado de mí en muchos aspectos y ver el mundo a través de sus ojos”, ha revelado Benedict Cumberbatch. “Quería entender cómo y por qué hizo lo que hizo y cómo y por qué eso afectó al resultado del referéndum. Sé que para algunos es un héroe y para otros es un villano”, ha añadido.

Y ambos podrían estar en lo cierto. En la película se muestra cómo Cummings recomienda recurrir a argumentos xenófobos y clasistas para convencer a los votantes: “Hay que apelar a su corazón, a sus emociones, sus sueños, sus miedos…”, dice su personaje en una escena. O cómo se presta a manipular las redes sociales con la ayuda de Cambridge Analítica. Pero también cómo se trata de un tipo seguro de sí mismo que consigue que los políticos se conviertan en marionetas girando alrededor de él; desde Nigel Farage a Boris Johnson o Michael Gove, el entonces Secretario de Educación.

Lo que no se refleja es que un año después del referéndum Cummings llegó a decir que abandonar la UE podría ser “un error". Ni que la campaña de Cummings ha sido declarada ilegal por infringir los límites de gastos permitidos y la investigación está ahora en manos de la Policía.

Hasta ahora se ha negado a declarar ante un comité como le han solicitado varios miembros del Parlamento pero en la cinta se le ve haciéndolo en un hipotético 2020. Y es que lo más interesante de esta historia es que todavía hoy se sigue escribiendo.

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