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La cadena de errores que derivó en el accidente del avión del Chapecoense

Las autoridades colombianas confirman 71 muertos y seis heridos. Recuperados los cuerpos de las víctimas y halladas las cajas negras del aparato.

Equipos de rescate acceden a la zona donde se estrelló el avión del Chapecoense. - REUTERS

PÚBLICO / AGENCIAS

MADRID.- Una fatídica cadena de errores derivó en el accidente del avión fletado por el club de fútbol brasileño Chapecoense cuando se aproximaba al aeropuerto de Medellín. Las autoridades de Colombia han confirmado 71 fallecidos y seis heridos por el siniestro. Anteriormente se había informado de que viajaban a bordo del aparato 81 personas y no 77, por lo que se dio durante todo el día la cifra de 75 muertos. Finalmente, se ha sabido que cuatro pasajeros no llegaron a embarcar.

Las autoridades colombianas también han confirmado que ha concluido la operación de búsqueda en el Cerro Gordo, en el departamento colombiano de Antioquia, donde cayó a tierra el avión de matrícula boliviana, con la recuperación de los cuerpos de todas las víctimas. Asimismo, el Gobierno de Colombia ha informado del hallazgo "en perfecto estado" de las dos cajas negras del aparato. El examen de las grabaciones de los dispositivos será clave para determinar las causas del accidente.

La delegación del Chapecoense debió llegar el lunes por la tarde a Colombia procedente de Sao Paulo en un Airbus 320. Sin embargo, por una orden de la autoridad aeronáutica brasileña tuvo que hacer escala en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y embarcarse allí en un avión que, hoy se sabe, cuenta con una autonomía de vuelo limitada. Allí comenzó la terrible cadena de errores que terminó en tragedia.

Aviones del tipo Airbus 320 tienen una autonomía de vuelo de más de siete horas. La Agencia de Aviación Civil (ANAC) de Brasil desautorizó la partida de este aparato para cumplir el trayecto directo hasta Medellín, lo que obligó a la delegación a utilizar un plan B. La misma aeronave los condujo hasta Santa Cruz de la Sierra para fletar una aeronave de la empresa de chárter Lamia (Línea Aérea Mérida Internacional de Aviación), una compañía anónima de capital venezolano nacida en 2009 en el estado de Mérida, aunque opera desde Bolivia.

Horas después, partieron desde el Aeropuerto Internacional Viru Viru, de Santa Cruz. La travesía duraría unas cuatro horas y la delegación debería llegar a su destino antes de la medianoche en un avión RJ100, cuya fabricación británica data de los años 90 y que es llamado así en el ámbito aeronáutico por tratarse de un 'Regional Jet', es decir, un aparato diseñado para cubrir distancias cortas.

Su avión siniestrado estaba al mando del capitán Miguel Quiroga, dueño de la empresa de Charter, y el mismo que transportó hace 18 días a la selección argentina desde Belo Horizonte a Buenos Aires, tras jugar un partido de las eliminatorias del Mundial de Rusia 2018. Este "Regional Jet" trasladó para jugar a domicilio partidos de la Copa Suramericana al colombiano Atlético Nacional, el rival del Chapecoense en la final del torneo.

Autoridades transportan los cuerpos del avión accidentado de Lamia. - EFE

Autoridades transportan los cuerpos del avión accidentado de Lamia. - EFE

Expertos en seguridad aeroportuaria consultados por Efe no se explican cómo esta aeronave fue empleada para cubrir la distancia de los aproximadamente 2.265 kilómetros que separan a Santa Cruz de la Sierra y el aeropuerto de Medellín. Es casi la misma autonomía de vuelo que tienen los RJ, como el siniestrado hacia las 22.00 hora local del lunes (03.00 GMT del martes) a pocos kilómetros de su destino, en el cerro El Gordo.

Las fuentes consultadas coinciden en recordar que hace unos veinte años aviones como estos fueron devueltos a su fabricante por la extinta compañía aérea SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín). Por entonces, los directivos de SAM, que en 2010 se fusionó con Avianca, argumentaron que eran de bajo rendimiento, pues apenas llegaban a Aruba y Curazao, y no tenían capacidad de ir hasta Miami.

"Los protocolos de seguridad aeronáutica plantean que una aeronave debe tener suficiente combustible para llegar a su destino, pero también, para experimentar una espera eventual, y, además, para ir a aeródromos alternos, en caso de presentarse una emergencia", declara a Efe un directivo de la Aeronáutica Civil de Colombia.

Otro eslabón de la cadena de errores no ha sido divulgado aún por Aerocivil. A la misma hora en la que el avión siniestrado se aproximaba a su destino, se presentó una emergencia en el aeropuerto de Rionegro. Un avión Airbus 320, el mismo que fue negado a los brasileños para cumplir su cita con el Atlético Nacional en el partido de ida de la final de la Copa Suramericana, recibió prioridad para aterrizar por evidenciar una fuga de combustible.

La nave de la aerolínea Viva Colombia venía procedente de Panamá y logró sortear sin más problemas su incidente. Entretanto, el RJ85 de Lamia, que llegaba con el combustible justo, quedó incorporado en espera, un estado en el que la aeronave se mueve en un radio definido hasta recibir la orden de aterrizar o trasladarse a un aeródromo cercano.

Los especialistas que han iniciado este martes las investigaciones sugieren que el piloto del avión boliviano también debió informar de inmediato a la torre de control de su situación, un procedimiento que se conoce como "solicitar vectores", es decir, pedir la ruta más rápida para aterrizar en el aeropuerto de destino. Al desconocimiento de la situación por parte de los controladores, que nunca recibieron la declaración de emergencia, siguió el desconcierto absoluto. Sin combustible, se generaron los problemas eléctricos, porque se apagaron los generadores. Esto explica por qué no explotó el aparato al desplomarse en el agreste cerro El Gordo.

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