Este artículo se publicó hace 11 años.
Cameron trata de apartar los fantasmas de la guerra de Irak
El 'premier' británico defiende que el ataque contra Siria "no será una invasión". Los laboristas exigen más pruebas de la culpabilidad de Damasco antes de apoyar la intervención militar, que el Gobi
Reino Unido quiere, a toda costa, alejarse de cualquier parecido con Irak. El primer ministro británico, David Cameron, ha intentado convencer a los diputados británicos de que su plan militar contra Siria no sería "una invasión, ni tomar partido", sino una respuesta al "horrendo" uso de armas químicas.
El premier conservador ha pronunciado estas palabras al principio de una sesión de urgencia que votará esta noche sobre la intervención directa de Londres en el conflicto sirio en respuesta a los supuestos ataques químicos del régimen de Bashar al Asad. Cameron busca el apoyo de la Cámara de los Comunes, y por ello ha aceptado la exigencia del Partido Laborista de esperar al dictamen de los inspectores de la ONU desplegados en Siria para pronunciarse en una segunda votación, en fecha aún no determinada. Sin embargo, la principal fuerza de la oposición ya ha anunciado que rechazará la moción del Gobierno, al menos en la primera votación.
Los laboristas exigen al Ejecutivo "pruebas convincentes" de la responsabilidad de Damasco en el ataque químico del pasado día 21 y que dejó cientos de muertos. "Nos han surgido cada vez más dudas sobre la naturaleza opaca de la moción del Gobierno", reveló a la BBC un portavoz del grupo. Sin embargo, su líder, Ed Miliband, ha dejado la puerta abierta a apoyar la intervención siempre y cuando se espere a que el Consejo de Seguridad haya debatido las posibles acciones y emitido su voto. "Una de las lecciones de Irak es que es necesario mantener el respeto por la ONU", resaltó.
Cameron dice que sería impensable proceder "si existe una oposición abrumadora en el Consejo de la ONU"También votará hoy en contra el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), cuyo líder, el ultra Nigel Farage, describió la política de Cameron en el conflicto sirio como "el más grave de los errores de juicio hasta la fecha". Farage se refirió a los "continuos intentos (de Cameron) de imitar a (el ex primer ministro laborista) Tony Blair" y señaló que "apenas hay ganas ciudadanas de entrar en otra guerra extranjera".
Cameron, en tanto, defendió en su discurso parlamentario que un ataque con armas químicas es "un crimen contra la humanidad". "Hemos aprendido lecciones de conflictos anteriores, especialmente sobre la profunda preocupación que se produjo en este país a raíz de aquello que fue mal en 2003 en Irak", subrayó el jefe del Gobierno británico al justificar que lo que busca con su moción es obtener el "mayor consenso posible", tanto en la Cámara como entre los ciudadanos británicos.
En su opinión, la diferencia entre la intervención en Irak y una eventual acción militar contra el régimen sirio reside en que "ahora no hay duda de que se han utilizado armas químicas. Nadie duda seriamente sobre eso", afirmó. Cameron resaltó a ese respecto que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se opuso al ataque a Irak hace diez años, mientras que en esta ocasión "cree profundamente que se ha cruzado una importante línea roja y, en este caso, apoya la acción". Lo mismo afirmó sobre la Liga Árabe, que en 2003 se oponía a las medidas militares y que ahora ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que supere las diferencias entre sus miembros y apruebe medidas "disuasorias y necesarias" contra el régimen de Al Asad.
Sobre la legalidad de una eventual intervención, Downing Street ha divulgado un informe que defiende que el ataque estaría justificado por razones humanitarias incluso sin el apoyo de la ONU, algo que el líder tory ha vuelto a exponer ante los Comunes. "La posición del Gobierno sobre la legalidad de cualquier acción aclara que, si es bloqueada por el Consejo de Seguridad de la ONU, estaría igualmente permitido que el Reino Unido, bajo la doctrina de la intervención humanitaria, adoptara medidas excepcionales, incluyendo la intervención contra objetivos militares específicos a fin de aliviar el sufrimiento abrumador en Siria", señala el texto.
Paralelamente, el Gobierno divulgó un segundo informe elaborado por el comité parlamentario conjunto de Inteligencia que concluye que se produjo un ataque con armas químicas en Damasco la pasada semana y determina que es "altamente probable" que el régimen sirio fuera "responsable". Ese documento indica que "hay algunos datos de (los servicios de) inteligencia que sugieren la culpabilidad de Damasco, pues "ningún grupo de la oposición tiene la capacidad para perpetrar un ataque químico de esta escala".
Para Miliband, este documento ya resulta "convincente". El líder laborista también se ha plegado a los argumentos de Downing Street sobre que Reino Unido estaría igualmente legitimado en caso de que el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad impiden que la ONU dé luz verde a la intervención. Para el laborista, la acción militar sería legal sin el apoyo de Naciones Unidas mientras haya "pruebas convincentes" del uso de armas químicas, se determine que "no hay alternativa práctica al uso de la fuerza" y que la acción militar sea "proporcionada y limitada en el tiempo".
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