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La campaña electoral de Boris Johnson: entre la cobardía y la mentira

Ha rechazado participar en varios debates y a ser entrevistado por el periodista más incisivo de la televisión británica. Tachado de mentiroso y cuestionado por la imposibilidad de confiar en él, durante esta campaña ha quedado en evidencia que es un tipo insensible, sin empatía e incapaz de asumir responsabilidades.

Boris Johnson, con la amapola roja en Londres hace unos días. REUTERS/Toby Melville

CRISTINA CASERO

Ha sido -y sigue siendo- el favorito en las encuestas desde antes de que se convocaran las elecciones así que Boris Johnson ha salido a hacer campaña de la misma manera que lo hacen al campo los equipos que ya ganaron el partido de ida: a no arriesgar y, como mucho, lanzar el ‘patadón p’arriba, aunque sea con mentiras. Pero su cobardía, su falta de sensibilidad, de empatía y de asumir responsabilidades le han dejado en evidencia en más de una ocasión.

La última vez ha sido este lunes, tras la publicación de una foto de un niño de 4 años, con posible neumonía, durmiendo en el suelo de un hospital de Leeds porque no había camas disponibles. Cuando un periodista ha preguntado a Johnson por ello y ha intentado mostrarle la imagen en su móvil, Johnson ha rechazado mirarla e incluso le ha arrebatado el teléfono al periodista, se lo ha guardo en el bolsillo, y ha seguido con su discurso de campaña. Una terrible reacción que todavía hoy tiene al país entero hablando de ello.

Johnson 'El Cobarde'

Porque, como si de una máquina electoral se tratara, a Johnson parece que lo único que le interesa es lanzar su mensaje. Pero no cualquier mensaje… ni en cualquier situación. El domingo el Partido Conservador rechazó enviar a alguno de sus miembros a un debate televisivo bajo la premisa ‘Todo menos brexit’. No le interesa a Johnson desviar la atención hacia otros asuntos cuando todo su empeño ha sido convertir ésta en la campaña del brexit. Ahí está, como ejemplo, el autobús con el que se ha movido durante estas cinco semanas rotulado con el famoso ‘Get brexit done’, la frase que, el todavía primer ministro británico, saca a las primeras de cambio; incluso cuando el acto de campaña del día le lleva a una panadería y le invitan a decorar unos dónuts.

La idea de que Johnson no es un candidato de fiar está en el aire… y en los datos

Con las mismas, hace una semana también se negó a asistir a otro debate sobre la emergencia climática junto al resto de líderes de los grandes partidos. La cadena de televisión que lo organizaba, Channel 4, colocó en su lugar una escultura de hielo y Johnson respondió amenazando al canal con que revisaría si estaba incumpliendo sus responsabilidades en caso de ganar las elecciones el 12 de diciembre.

Otro ejemplo de cobardía. Otro rechazo. A ser entrevistado por el periodista más duro de la televisión británica y por cuyo plató han pasado el resto de líderes de los grandes partidos, Andrew Neil, que, en un vídeo que ya se ha hecho viral, le retaba públicamente a hablar de “la confianza, y por qué en tantas ocasiones en su carrera política y periodística, los críticos y a veces incluso sus allegados, lo han considerado poco fiable”.

Alguien en quien no se puede confiar…

Y no le falta razón a Neil. La idea de que Johnson no es un candidato de fiar está en el aire… y en los datos: que nadie olvide que prometió que Reino Unido abandonaría la UE el 31 de octubre, que nunca pediría una prórroga y que los tribunales decretaron que mintió a la Reina para poder suspender el Parlamento.

A estas alturas desconfía de él hasta Arlene Foster, la líder del Partido Unionista Democrático (DUP), hasta ahora socios de los conservadores en el Parlamento. Este lunes le ha acusado de “traición”, de haber faltad o a su palabra y ha asegurado que nunca volverá a confiar en él. 

Incapaz de asumir responsabilidades

Que Johnson no es un tipo dispuesto a asumir responsabilidades y que la sensibilidad no es su fuerte ya quedó claro cuando fue acusado -incluso por el padre de una de las víctimas- de utilizar el atentado del puente de Londres como arma electoral, acusando a los laboristas de la reforma legal que permitió que al autor saliera de la cárcel antes de cumplir plenamente la condena, a pesar de que su partido lleva casi una década en el poder.

Su respuesta a la imagen del niño durmiendo en el suelo de urgencias ha sido insistir en que reformará el Servicio Nacional de Salud (NHS), sin reconocer parte de la culpa dado que su partido, el conservador, lleva casi 10 años al frente del gobierno. Previamente ya había asegurado: “Estamos invirtiendo 34.000 millones de libras en el NHS, y estamos contratando 50.000 enfermeras más”. Aunque, como apunta el diario The Guardian, ‘la cifra de 50.000 enfermeras incluye 19.000 que ya están empleadas’.

Una estela de mentiras tras de sí

Así es Johnson, cuando se ve en aprietos balbucea, se revuelve y responde con promesas populistas que en la mayoría de los casos luego son desmontadas por los expertos. Como garantizar la construcción de 40 nuevos hospitales, que sostuvo cuando llegó a Downing Street. Ahora se ha comprobado que su gobierno sólo ha dado dinero para reformar seis ya existentes

También aseguró que pondría “20.000 policías más en las calles para combatir el crimen y reducirlo” cuando -como apunta el diario The Guardian- el reclutamiento se producirá a lo largo de tres años y sólo servirá para paliar la caída en el número de oficiales desde que los conservadores llegaron al poder en 2010.

Y aunque pueda parecer una anécdota, dice mucho de él que haya sido incapaz, por ejemplo, de responder a cómo cree que las familias británicas pueden identificarse con su persona. Difícil cuando, en otra entrevista -hablando también sobre la falta de confianza que genera- rechazó responder a algo tan sencillo como cuántos hijos tiene. A sus 55 años se le conocen cuatro.

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