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Los católicos podrán acceder al trono británico

El Gobierno laborista quiere abolir una ley de 1701 que asegura la continuidad de la Corona anglicana

JORDI MUMBRÚ

El primer ministro británico Gordon Brown está dispuesto a ampliar la reforma constitucional emprendida por su antecesor, Tony Blair, hasta el más alto estamento del Reino Unido: la Corona.

La tradición legislativa restringe el acceso al trono y a la jefatura del Estado a fieles de la Iglesia anglicana y al primer heredero varón de un monarca. El Gobierno contempla abolir ambas normas arcaicas y permitir que  los católicos y las primogénitas puedan reinar en un futuro no muy lejano, según adelantó ayer el diario The Guardian.

A diferencia de España, en el Reino Unido no existe la ley sálica. Pero el primer hijo varón de la Casa Real hereda la corona por muchas hermanas mayores que tenga. “Es una descarada infracción de la ley sobre discriminación sexual”, advierte el abogado Geoffrey Robertson. Esta anomalía no crea un conflicto en la actualidad puesto que el heredero, el príncipe Carlos, no tiene hijas. La reforma podría beneficiar a los descendiente de su primogénito, el todavía soltero príncipe Guillermo.

Una ley vigente desde hace tres siglos

Una ley magna de 1701 asegura la continuidad anglicana de la Corona. El veto a los católicos es consecuencia de la resaca de Enrique VIII –rompió con Roma para anular su matrimonio con Catalina de Aragón– pero sus efectos aún se resienten.

Los herederos de un monarca que se desvíen de la fe anglicana o se casen con católicos pierden automáticamente el derecho de sucesión al trono. Robertson alerta que este requisito legislativo es discriminatorio en el plano religioso y contrario a la ley de derechos humanos.

En la Monarquía constitucional británica, no hay separación de poderes entre la Corona, Estado, Ejecutivo y Legislativo. Isabel II es jefa del Estado y gobernadora suprema de la Iglesia anglicana. En la segunda Cámara, los lores, se sientan 26 obispos anglicanos entre sus 721 escaños.

Una reforma inicial eliminó a 600 lores hereditarios –aún quedan 92– y es posible que los representantes eclesiásticos desaparezcan del Parlamento en la revisión emprendida por Brown.

La reforma definitiva de los lores sigue en entredicho. Es la asignatura pendiente de la administración laborista y un cometido de menor envergadura que el objetivo de trastocar los pilares de la Monarquía.

La reforma de la Corona abrirá la caja de los truenos, según los expertos. Los países de la Commonwealth han de ser consultados y puede fomentar movilizaciones para cortar los lazos con el palacio de Buckingham. En el Reino Unido puede provocar la abolición del anglicanismo como religión oficial, despejando obstáculos al deseo del príncipe Carlos de ser “defensor de todas las religiones”.

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