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Diamantes, caballos o coches de alta gama: la UE prohíbe exportar lujo a Rusia

El cuarto paquete punitivo incluye a Roman Abramovich, dueño del Chelsea, al que la UE acusa de labrar su fortuna por sus vínculos con Putin.

Escaparate de una joyería de lujo en la Place Vendome de Paris. REUTERS/Regis Duvignau
Escaparate de una joyería de lujo en la Place Vendome de Paris. Regis Duvignau / REUTERS

Roman Abramovich, dueño del Chelsea. El hierro y el acero. El caviar, el vino, las trufas o los bolsos. Caballos. Perfumes, relojes o diamantes. Alfombras. Hasta las pelucas. Son algunos de los nuevos activos sancionados en el cuarto paquete de sanciones que la UE ha adoptado tras 20 días de la guerra desatada por Rusia en Ucrania. Los europeos acuerdan una nueva ristra restrictiva que tiene como objetivo atacar directamente a las élites y oligarcas rusos que apoyan y sostienen al régimen de Putin.

El cuarto paquete tiene como centro neurálgico impactar en los lazos comerciales y cerrar las lagunas de sus predecesores. Por ejemplo, la inclusión del control de las criptomonedas tiene como objetivo evitar que sirvan para esquivar las sanciones internacionales. Todo ello tiene como finalidad "cortar la maquinaria de financiación bélica del Kremlin".

El nuevo paquete dispara directamente contra las exportaciones de artículos de lujo, algo que la UE ya hace en Corea del Norte o Siria. La idea es, según explican fuentes comunitarias, cortar el "confort de las élites" en una industria muy competitiva en suelo europeo y evitar, en paralelo, el impacto sobre la población general. "No queremos prohibir a los ciudadanos rusos de a pie que compren lo que quieran", aseguran. Para ello se establecen umbrales mínimos dependiendo del tipo de productos. Según explican en Bruselas, los límites se han elaborado teniendo en cuenta las rentas medias del país y siendo conscientes de que existe una clase media emergente.

Por ejemplo, la UE dejará de exportar a Rusia vino, caviar, cigarros, caballos, perfumes o joyas de más de 300 euros. En el caso de los electrodomésticos el máximo se fija en 750 euros; el de los coches de lujo de 50.000 euros; y el de los instrumentos musicales en 1.500 euros. La medida tiene un carácter simbólico y ha conseguido sortear las resistencias de países como Italia o Bélgica con industrias de la moda o de los diamantes con mucho peso. Está pensada para privar a los grandes empresarios del estilo de vida y de accesorios de alta gama. Es un golpe contra la moral de las élites cuyo anhelo final es que se levanten contra la guerra "inhumana, inmoral e ilegal" de Putin.

Son los Estados miembros los que deben garantizar que estas sanciones se respeten y ejecuten. Con el nuevo paquete, ya son 877 las personalidades rusas castigadas por el bloque comunitario en el marco de la agresión a Ucrania que comenzó en 2014. Muchos de ellos son oligarcas y adinerados empresarios. Ahora son los Gobiernos nacionales los que deben hacer valer las medidas de congelación de activos y prohibición de viajar a territorio comunitario de los individuos penalizados. España, por ejemplo, ha incautado un yate valorado en 140 millones de euros perteneciente a un oligarca ruso próximo a Vladimir Putin.

Seguir comprando gas ruso

Más problemático es el sector energético. El mayor castigo que la UE podría infringir a Putin sería dejar de comprar su carbón, petróleo y gas. Un boicot energético que sí han declarado Estados Unidos y el Reino Unido, mucho menos dependiente de estos recursos rusos que la UE. En Bruselas reconocen que el equilibrio en esta materia es complicado. Los europeos no pueden asumir dejar de importar estos bienes del Kremlin de la noche a la mañana. Se fijan para liberarse de este yugo en 2027.

La radiografía es muy diferente en la UE. Los países del centro y el Este europeo dependen casi en su totalidad de Rusia para su suministro energético. Un talón de Aquiles menos punzante en el sur, como es el caso de España. Por ello, parece poco probable que aunque la escalada y violencia de Putin sobre el terreno continúa aumentando, la UE consensúe este gran salto de altura. Mientras tanto, paga a las arcas rusas miles y miles de millones de euros cada año por estos recursos. La ONG Center for Research on Energy and Clean Air, a través de un contador dinámico, cifra en más de 12.000 los millones que la UE ha pagado a Rusia por sus combustibles fósiles desde el 24 de febrero, día que comenzó la invasión.

De momento, el marco sancionador prohíbe invertir en el sector energético ruso. A excepción de la energía nuclear, que supone un asunto "sensible" para algunos Estados miembros. Además, a partir de este martes las gigantes petroleras Roneft, Transneft y Gazprom Neft –subsidaria de Gazprom– están sujetas a limitaciones europeas: no se podrán hacer transacciones directas o indirectas. También se limita el intercambio comercial del material necesario para efectuar prospecciones y explotar estos recursos. Pero los Estados miembros sí podrán continuar comprándoles gas y petróleo.

La prohibición total a cualquier transacción con empresas rusas relacionadas con la industria militar o de defensa; el veto a la importación del acero (su impacto se cifra en 3.300 millones de euros); y la inclusión de nuevos de "lobistas y propagandistas activos en la campaña de desinformación" del Kremlin completan el nuevo y último paquete de Bruselas como Armen Gasparyan, que dirige el programa "Nablyudenye" en Sputnik.

De Abramovich, que es también accionista del gigante siderúrgico Evraz, la UE asegura que ha tenido un acceso privilegiado al presidente, con el que mantiene muy buenas relaciones. "Este vínculo con el dirigente ruso le ayudó a conservar su considerable fortuna", recoge el Boletín Oficial.

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