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El 'Chacal': "Soy revolucionario de profesión"

Arranca el juicio contra 'Carlos' por la muerte de 11 personas en una ola de atentados en los ochenta

ANDRÉS PÉREZ

'¿Profesión?', preguntó el presidente del tribunal. 'Soy revolucionario de profesión', contestó Carlos. Ilich Ramírez Sánchez, alias el Chacal, último representante de la casta de 'revolucionarios profesionales' de los años setenta, reconvertido al terrorismo de los ochenta, intentó ayer presentar su mejor perfil en la apertura de su segundo juicio en Francia, donde se encuentra encarcelado y ya condenado a cadena perpetua desde su captura en Sudán en 1994.

Orgulloso, a menudo sonriente y por tres veces con el puño en alto dirigiéndose al fondo de la sala, donde lo admiraban unos adolescentes de la banlieue parisina, Carlos iniciaba ayer el proceso que menos confortable va a serle. Se le juzga no por acciones heroicas contra poderosos como la toma de la sede en Viena de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en diciembre de 1975 sino por bombas contra la gente.

Bombas contra trenes, estaciones y aparcamientos en Francia entre 1982 y 1983, que causaron 11 muertos y casi doscientos heridos, en actos que fuentes de la inteligencia francesa atribuyeron a encargos sirios efectuados al que quizá ya no era más que un juguete en manos de servicios secretos rivales.

En su día, Carlos que ahora tiene 62 años reivindicó con orgullo esas acciones de los ochenta como una acción más de solidaridad con Palestina, nación de cuyo líder, el fallecido Yasir Arafat, recibió la nacionalidad a título honorífico.

Para la historia quedará que, si hubiera acertado, uno de sus bombazos en Francia hubiera matado en un tren a un Jacques Chirac que, luego, en 2003, sería clave para impedir que la chispa de Irak prendiera la 'Cruzada del Bien contra el Mal' deseada por la dinastía Bush.

Ahora, su defensa, asumida por su esposa Isabelle Coutant-Peyre y por Francis Vuillemin, se basa en otro eje. Nada de heroísmos. Carlos niega ser autor de los atentados, asegura que los hechos están prescritos, estima que la Corte es de excepción y no imparcial, y también reclama que deniegue a dos asociaciones el derecho a ser acusación particular.

El juicio finalizará el 16 de diciembre, en principio con un veredicto inmediato. La condena carecería de importancia material, ya que el Chacal está cumpliendo actualmente una pena a cadena perpetua por una de sus precedentes acciones: en 1975, había asesinado en París a dos agentes secretos franceses que pensaban haberle tendido a este terrorista nacido en Venezuela la trampa definitiva.

Pero este juicio tiene una importancia simbólica de doble filo: nadie en la sala quiso ver ayer las miradas de admiración de los adolescentes sentados al fondo. Ni el guiño que hizo a Carlos un conocido cómico antisemita francés, apodado Dieudonné.

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