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Chávez revela que el 8 de octubre se verá con las FARC

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció ayer formalmente que el 8 de octubre se reunirá con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para mediar en la puesta en libertad de 45 rehenes que la guerrilla colombiana

Gorka Castillo

Entre ellos están Ingrid Betancourt, secuestrada cuando hacía campaña en las elecciones presidenciales de su país en 2002, y tres ciudadanos estadounidenses. 'Tengo mucha fe y aunque he oído hablar de condiciones inamovibles, yo también tengo la mía: lo lograremos', declaró Chávez tras la reunión que mantuvo ayer en Caracas con una delegación compuesta por políticos colombianos y familiares de los estadounidenses secuestrados.

También asistió Yolanda Pulecio, madre de Betancourt, quien aseguró que este anuncio 'me llena de esperanza'. Sorprendentemente, Washington ha comenzado a asomar la cabeza en este laberinto. El embajador estadounidense en Bogotá, Willian Brownfield, dio la bienvenida al papel mediador de Chávez y por primera vez obvió referirse a las FARC como 'banda terrorista', algo que el grupo guerrillero exige para desbloquear la situación de los rehenes.

Pero a pesar de las expresiones públicas de apoyo, el Gobierno de Bogotá sigue manteniendo fuertes recelos a que el encuentro entre Chávez y el líder guerrillero Manuel Marulanda se celebre en suelo colombiano: 'No liberaremos territorios para que las FARC nos engañen como antes hicieron con Pastrana', afirmó una fuente del Ejecutivo que preside el conservador Álvaro Uribe. Por eso, el lugar donde se celebrará el primer contacto sigue siendo el gran enigma. 'Estamos en contacto con el Gobierno de Colombia para fijarlo', añadió Chávez que está invirtiendo toda su influencia ideológica en América Latina para encontrar una salida.

De hecho, el presidente venezolano excusó ayer su ausencia en la Asamblea General de Naciones Unidas por el frenético rumbo que ha tomado este proceso en las últimas horas. Chávez baraja tres alternativas para que Marulanda acepte liberar a los rehenes. Una es el canje de prisioneros, otra es mediar para que se congelen las órdenes de detención de jefes de las FARC y la más sugerente, comprometerse personalmente en un proceso que ponga fin a décadas de violencia sectaria en Colombia.

La presión es enorme. La artífice de esta nueva vía, la senadora colombiana Piedad Córdoba, advirtió ayer en Caracas que entorpecerlo tendría consecuencias catastróficas. Sería, dijo, volver al punto de partida, pero con el agravante de una acumulación de frustración. El diputado Darío Vivas reveló que 'toda Latinoamérica está trabajando para que se materialice un acuerdo definitivo'.

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