Este artículo se publicó hace 14 años.
Clare Short acusa a Blair de engañar al Gobierno sobre Irak
La ex ministra denuncia el secretismo y las mentiras con que Blair llevó al país a la guerra
Se acabaron los eufemismos y la falsa cortesía en la comisión de investigación de la guerra de Irak. La aparición de la ex ministra laborista Clare Short fue un huracán que se llevó por delante buena parte de los testimonios que prestaron la semana pasada Tony Blair y el ex fiscal general Lord Goldsmith.
Short no se mordió la lengua e hizo honor a su fama de rebelde que de hecho le llevó a presentar la dimisión en protesta por los acontecimientos de Irak en mayo de 2003.
Acusó directamente a Blair de mentir y engañar al Gobierno y Parlamento en su empeño por llevar al país a la guerra. Además, el primer ministro se saltó todas las normas habituales de funcionamiento del Gobierno con la intención de ocultar sus verdaderos propósitos.
Blair hizo ver a la comisión que el tema de Irak se discutió en innumerables ocasiones en el Gobierno antes de la invasión.
Falso, según Short: “No era un lugar en el que se tomaban decisiones. No creo que nunca hubiera una discusión seria sobre nada. Si sacabas un tema, Tony Blair te cortaba. Es lo que hizo en julio de 2002 cuando dije que quería hablar sobre Irak. Dijo que no quería que se filtrara a la prensa”.
Clare Short fue marginada de la toma de decisiones, como la mayoría de ministros, a pesar de que era titular de la cartera de Desarrollo Internacional y por tanto tenía que ocuparse de lo relacionado con la posguerra de Irak y la reconstrucción del país.
Alertó de que podía producirse una “catástrofe humanitaria” y de que no tenía los fondos necesarios, pero no le hicieron ningún caso.
En septiembre de 2002, tuvo una conversación con Blair en la que le preguntó si se estaba ya planificando la guerra. Blair dijo que no. Ahora piensa que en ese momento ya le estaban engañando.
Goldsmith dio a entender a la comisión que le sorprendió que los ministros no le hicieran preguntas sobre su informe del 17 de marzo en el que certificó la legalidad de la invasión. Otro engaño.
No hubo preguntas porque Blair no lo permitió. “Dije ‘eso es extraordinario, ¿ha cambiado de opinión?’ Me dijeron ‘silencio’. Si el primer ministro te dice que no hay más discusiones, no hay mucho más que puedas hacer”.
Short también acusó a Goldsmith de engañar al Gobierno por decir que la justificación legal era “inequívoca”. Los ministros nunca tuvieron acceso al informe del consejero jurídico del Foreign Office que sostenía que la invasión era una violación del derecho internacional.
El público que asistía a la declaración despidió a Short con aplausos, una escena muy poco habitual en esta comisión.
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