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Conflicto Palestino-israelí Netanyahu manipula en su propio interés el conflicto de Gaza

Benjamín Netanyahu está aprovechando las circunstancias de la guerra de Gaza para reforzar su posición de cara a unas quintas elecciones que podrían celebrarse en verano. Líderes opositores y medios hebreos consideran que el primer ministro en funciones manipula el conflicto en su propio interés contando con el visto bueno de los mandatarios occidentales.

El primer ministro israelí en funciones, Benjamin Netanyahu, durante una reunión con la policía fronteriza israelí. REUTERS
El primer ministro israelí en funciones, Benjamin Netanyahu, durante una reunión con la policía fronteriza israelí. Yuval Chen/Pool / REUTERS

Distintos medios hebreos señalan que Benjamín Netanyahu es el principal beneficiario de la guerra de Gaza, una opinión que comparten algunos políticos de la oposición, quienes además indican que el primer ministro en funciones ha sido el soporte capital de la organización islamista Hamás desde que accedió al poder en 2009.

Un reciente libro del exlíder laborista Haim Ramon aporta datos al respecto, como unas declaraciones que Netanyahu realizó hace pocos años ante un comité del Likud, donde dijo que como enemigos de la solución de los dos estados, los israelíes tenían que hacer fuerte a Hamás.

La incendiaria política de Netanyahu respecto a los palestinos se asienta en dos pilares. El primero es su apoyo a Hamás, que después de haber conseguido que Estados Unidos y Europa consideren una organización "terrorista", le sirve de pretexto para argumentar que los palestinos no quieren la paz y Hamás es la mejor prueba.

En realidad Hamás ha demostrado estar abierta a un diálogo y en más de una ocasión ha mencionado su disposición a negociar una tregua de larga duración, de 50 o 100 años, propuesta que Netanyahu ha rechazado.

El presidente  de palestina, Mahmud Abás, obra como un títere de Israel

El segundo pilar de la política palestina de Netanyahu es el presidente Mahmud Abás, quien en todo momento obra como un títere de Israel. Financiado por europeos y americanos, Abás se encarga de combatir con mano de hierro cualquier conato de resistencia en Cisjordania, lo que permite que Netanyahu pueda expandir a su antojo la presencia de colonos judíos radicales en los territorios ocupados.

La actual guerra simplemente confirma los planteamientos de Netanyahu con respecto a los palestinos, especialmente si se tiene en cuenta que los más destacados mandatarios europeos, Emmanuel Macron, Angela Merkel y Boris Johnson, hacen el juego al primer ministro en todo momento, de manera que Netanyahu no se siente incómodo con el desarrollo de la guerra.

Pero además, en términos internos, Netanyahu es también el gran beneficiado por el conflicto y tiene luz verde de Washington, París, Berlín y Londres para hacer lo que le dé la gana, de manera que puede elegir cuándo da un paso y qué paso da mientras los mandatarios occidentales se limitan a condenar hipócritamente la 'violencia'.

De hecho, con el conflicto ha conseguido desbaratar los intentos de Yair Lapid, líder del principal partido de la oposición Hay un Futuro, de formar una coalición alternativa. Lapid ya ha pasado el ecuador de las cuatro semanas que tiene para conseguirlo, y el conflicto se levanta ante él como una barrera insuperable.

Yair Lapid, líder de la oposición, está viendo truncadas sus esperanzas de formar un gobierno alternativo

El éxito de la misión de Lapid pasa necesariamente por una alianza con Naftalí Bennett, un político de la extrema derecha nacionalista y religiosa que aspira a ser primer ministro con solo siete escaños, pero que esta semana pasada abandonó la negociación con Lapid debido a la presión de sus bases justamente a causa de la guerra de Gaza para regocijo de Netanyahu.

Se mire como se mire Netanyahu es el gran beneficiado. Si en los próximos días Lapid no logra convencer a Bennett para formar una coalición alternativa, en el horizonte aparecen unas quintas elecciones consecutivas que se celebrarían en verano, y en las que Netanyahu volvería a intentar llegar a la mayoría absoluta que ya rozó en los últimos comicios.

Es importante tener esto presente ya que la aparente proximidad de las elecciones explica en gran parte el comportamiento de Netanyahu estos días. Sin embargo, no deja de ser curioso que un artículo editorial de The Jerusalem Post, un diario claramente pro-Netanyahu, recomendara esta semana a Bennett seguir negociando con Lapid puesto que a Israel le conviene poner fin a la era Netanyahu.

Hamás exige a Netanyahu garantías de que no va a seguir expropiando viviendas palestinas

El diario palestino Al Ayam informó este lunes que hay al menos una negociación de alto el fuego entre Israel y Hamás, en la que Hamás exige a Netanyahu garantías de que no va a seguir expropiando viviendas palestinas en Jerusalén este y va a respetar la mezquita Al Aqsa.

Según este rotativo de Ramala, Netanyahu se niega a dar esas garantías. Difícilmente cederá en este punto puesto que todo parece indicar que nos dirigimos a las quintas elecciones, y los votantes del campo de Netanyahu son extremistas que no verían con buenos ojos detener la expansión colonial judía en el sector ocupado de Jerusalén.

Al final, las condiciones de la paz las impondrá la parte más fuerte, es decir Israel. Si en la última guerra de 2014 Israel destruyó total o parcialmente unas 10.000 casas de Gaza, en esta ocasión no ha llegado todavía a ese récord, por lo que puede continuar bombardeando tranquilamente todo el tiempo que convenga a Netanyahu.

Numerosos medios hebreos afirman que lo que busca Netanyahu es un golpe sonado que pasaría por el asesinato de alguno de los principales líderes de Hamás, como Yahiya Sinwar o Ismail Hanniya. Un golpe de esa naturaleza daría a Netanyahu la imagen de victoria que persigue, pero los peces gordos de Hamás se han ocultado y no se han puesto a tiro de los cazas israelíes.

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