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El Congreso de EEUU aprueba
un presupuesto temporal y evita
el cierre del Gobierno

Tras una primera aprobación en el Senado, con 78 votos a favor y 20 en contra, la Cámara de Representantes también respaldó el proyecto, que contempla la financiación de la Administración hasta el 11 de diciembre

El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest./ EFE

EFE

WASHINGTON.- El Congreso de Estados Unidos aprobó este martes un presupuesto federal temporal y evitó, a apenas unas horas de que venciera el plazo, un cierre parcial del Gobierno ante la falta de consenso para aprobar los fondos del año fiscal 2016.

Tras una primera aprobación en el Senado, con 78 votos a favor y 20 en contra, la Cámara de Representantes también respaldó el proyecto, que contempla la financiación de la Administración hasta el 11 de diciembre, con 277 votos a favor y 151 en contra, sin enmiendas adicionales.

Las negociaciones sobre los presupuestos han girado en torno a una disposición que algunos conservadores querían incluir para retirar los fondos a la organización Planned Parenthood, después de que se revelaran unos polémicos vídeos en los que algunos de sus miembros hablaban con laxitud sobre la venta de tejidos fetales para investigación.

Sin embargo, quienes se opusieron a aprobar el presupuesto con fondos para dicha organización no sumaron los votos suficientes, ya que la mayoría republicana quería evitar otro cierre parcial de la Administración, como ocurrió en 2013.

No obstante, la medida fue aprobada en la Cámara Baja gracias al apoyo demócrata, ya que todos sus miembros estuvieron de acuerdo en respaldar el presupuesto temporal, mientras que la totalidad de los nóes provinieron de la bancada conservadora, siendo más los republicanos en contra que a favor.

"Con la votación bipartidista de hoy, el Congreso ha dado un paso para alejarse del abismo y el presidente (Barack Obama) firmará el proyecto de ley, una vez que lo reciba", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, tras la votación.

"Pero el pueblo estadounidense —agregó— merece mucho más que legislar a última hora y a corto plazo. Por eso, el Congreso debe aprobar un presupuesto que revierta los recortes automáticos al gasto tan dañinos (...) para permitir inversiones críticas en nuestra preparación militar, infraestructuras, escuelas, salud pública, e I+D, que mantiene a nuestras empresas a la vanguardia".

Earnest: "No hay ninguna razón para negar a las familias estadounidenses y las empresas la seguridad y el apoyo que necesitan"

Earnest consideró además que "el Congreso puede y debe conseguir" acordar dichos presupuestos "sin demora", y aseguró que "no hay ninguna razón para negar a las familias estadounidenses y las empresas la seguridad y el apoyo que necesitan". De este modo, el debate presupuestario entre demócratas y republicanos se dilatará hasta diciembre, aunque los líderes de la mayoría conservadora ya se han puesto en contacto con la Casa Blanca para negociar un plan presupuestario que comprenda los dos próximos años fiscales y evitar una situación similar.

Los demócratas, incluido el líder de la minoría del Senado Harry Reid, ya han manifestado su disposición para esta negociación y quieren que sea lo antes posible para poder llevarlas a cabo con el actual presidente de la Cámara Baja, el republicano John Boehner, antes de que abandone su escaño a finales de octubre.

Boehner, que anunció su renuncia la semana pasada, resulta un interlocutor más razonable para muchos demócratas, que temen que sea sustituido por un equipo de liderazgo mucho más duro para negociar.

En esta voluntad, impulsada por el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, los demócratas esperan hallar también un acuerdo más amplio sobre cuestiones fiscales, que incluiría el aumento del límite de la deuda, que puede superarse en las próximas semanas.

Un consenso presupuestario de este calado evitaría una discusión al respecto el año próximo, a apenas unas semanas de las elecciones presidenciales, pero lograrlo de facto dependerá en gran medida de la oposición más o menos férrea de los ultraconservadores del Tea Party, que forman un nutrido grupo en la Cámara Baja.

La línea más dura del Partido Republicano cree que deben utilizar toda influencia en las negociaciones sobre el gasto para presentar medidas políticas que defiendan los intereses y valores conservadores, incluso si eso desencadena una amenaza de veto del presidente o conlleva el temido cierre parcial del Gobierno.

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