Este artículo se publicó hace 14 años.
Los cooperantes se quejan porque no pueden hacer llegar la ayuda
Al colapso en el aeropuerto se suman los problemas para moverse por el terreno y la falta de combustible. "Hay barrios donde la población está totalmente desesperada"
"La ayuda humanitaria no llega, hay barrios donde la población está totalmente desesperada", reconocen fuentes de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) en Santo Domingo (Republica Dominicana), país desde donde, en las últimas horas, están partiendo los convoyes humanitarios por carretera ante el colapso que sufre el aeropuerto de Haiti.
Los aviones tienen serias dificultades para conseguir el permiso de aterrizaje. La ayuda no llega, la población se desespera, los cooperantes también. "Mira todo lo que hemos traído y no lo podemos mover", explicaban ayer unos sanitarios españoles en el campamento base de los equipos de rescate que se ha formado en el aeropuerto haitiano. A su lado, decenas de cajas esperando a poder ser trasladadas. Juan Lugo, diplomático del Ministerio de Asuntos Exteriores español corrobora esta versión: "La situación es caótica. La ayuda humanitaria no sale de Santo Domingo porque cuesta muchísimas trasladarla. Hay un serio problema con los aterrizajes en el aeropuerto".
Las comunicaciones no funcionan, las carreteras son intransitables, hay que recurrir a la seguridad para repartir los alimentos porque los haitianos están empezando a perder la paciencia. Por carretera, la policía dominicana ha decretado el toque de queda para la frontera con Haiti a las tres de la tarde (hora local dominicana).
A partir de esa hora, nadie puede cruzar el paso fronterizo. "Las cosas a partir de una hora se ponen feas", explicaba ayer Jorge Palermo, miembro de las fuerzas de la ONU desplegadas en la frontera. Los convoyes humanitarios tienen que llegar a Puerto Príncipe escoltados por Naciones Unidas ante la posibilidad de asaltos, que empiezan a no ser tan anecdóticos.
El combustible escaseaOtro problema añadido es que el combustible para vehículos empieza a escasear y a cotizarse como si fuese oro. Además, ante la llegada mavisa de cooperantes, algunos haitianos se ofrecen en moto o en coche a desplazarlos por la ciudad. Y los precios aquí también están subiendo: un día de trayecto ha pasado de costar 60 a 100 dolares en apenas tres días.
Otros ni siquiera han podido conseguir que les llegue el material. "Estamos trabajando con las manos", afirmaba Marcos, bombero de Castilla y León y perteneciente al grupo que consiguió el rescate del niño haitiano cuya fotografía ha dado la vuelta al mundo."
También empieza a escasear la comida y el agua entre los equipos de rescate. Ayer llegaron a Puerto Príncipe una delegación de la Aecid junto con médicos madrileños del Summa 112 y trajeron agua y comida para 15 días, la mayoría en raciones del Ejército. Pero, en principio, el avituallamiento estaba pensado sólo para que aguantase este equipo, aunque la escasez de alimentos entre los rescatadores ha hecho que todo el mundo tenga que compartir y el tiempo de duración de las provisiones se agote.
"La mayoría de los heridos son por traumatología y no podemos hacer radiografías"
"Llevamos dos días comiendo fruta deshidratada de los militares mexicanos", contaba un policía que se encarga de los perros rastreadores.
Ayer, nuevos cooperantes se sumaron al grupo, formado por unas 500 personas de más de 30 nacionalidades. Los estadounidenses se han hecho notar, con sus tiendas de campaña como si fuesen pisos y sus enormes ventiladores. José María Navalpotro es médico y está al frente del equipo del Summa 112 que ayer llegó a Puerto Príncipe. El equipo lo forman tres médicos, tres enfermeros y tres técnicos.
"Lo primero es que nosotros tenemos que ser autosuficientes, sobrevivir. Si no hay rescatador, no hay rescate", señalaba Navalpotro. Además, han traído medicamentos para poder aplicar "una medicina de campaña"."No tenemos medios, la mayoría de los heridos son por traumatología, no podemos hacer radiografías", afirmaba Paloma Herrero,otra de las médicos. Navalpotro es un experto en catástrofes naturales. Ejerció como médico en el terremoto dePerú y en el de Pakistan. "Me quedaré en Haiti hasta que me digan", afirma.
La presencia de miles de cadáveres por las calles de Puerto Príncipe no suponen un riesgo de infección directa para la población, aclara, "porque no son muertos por ninguna enfermedad contagiosa"."El problema viene con la descomposición de los cadáveres, que contaminan el agua y el suelo", afirma. Ayer ya estaba preparado a salir a las calles de Puerto Príncipe con su equipo.
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