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Coronavirus en América Latina En la ciudad ecuatoriana de Guayaquil llevan semanas buscando a sus muertos

Para la alcaldesa Viteri, el número de fallecidos es 15 veces mayor al admitido por el Gobierno (576 muertos confirmados por covid-19 hasta este viernes 24 de abril). En la provincia del Guayas, cuya capital es Guayaquil, del 1 de marzo al 22 de abril se han emitido 13.162 certificados de defunción, lo que se escapa del promedio histórico. El Ayuntamiento ha habilitado 12.000 tumbas ante la emergencia.

15/04/2020.- Un trabajador construye tumbas para las víctimas mortales de la covid-19 en Guayaquil (Ecuador). / EFE - MARCOS PIN
Un trabajador construye tumbas para las víctimas mortales de la covid-19 en Guayaquil (Ecuador). / EFE - MARCOS PIN

Allen Panchana Macay

La crisis funeraria de Guayaquil -donde llegaron a acumularse hasta 650 cadáveres en casas y morgues hospitalarias- se ha solucionado en su primera fase: la recolección de los cuerpos. La segunda, "dar un entierro gratuito, digno y unipersonal", ofrecido por el Gobierno de Ecuador en medio de la emergencia de la covid-19, aún no se ha completado.

Hay quienes llevan hasta cuatro semanas buscando a sus familiares. Los reportes preliminares estiman que al menos 550 fallecidos aún no han sido inhumados."¡No sabemos dónde está! ¡No aparece!". Muerde la frase, entre lágrimas, Miriam Villegas. Se refiere a su padre, Cleocano Villegas. Él murió el pasado 22 de marzo. Cinco días después, el 27, el cuerpo fue retirado de su modesta vivienda de ladrillo y zinc en un sector marginal del sur de Guayaquil, una ciudad de 2,7 millones de habitantes, epicentro de la pandemia en el país sudamericano y también, ante el desborde casos, de América Latina.

Ecuador tiene 22.719 casos positivos de coronavirus, el 70% en Guayaquil. Las muertes confirmadas por covid-19 suman hasta este viernes 24 de abril 576, aunque el número de defunciones revelado por el Registro Civil trastoca la versión oficial: 20.823 entre el 1 de marzo y el 22 de abril (13.162 solo en la provincia de Guayas, cuya capital es Guayaquil). "Eso escapa de cualquier promedio histórico", admite la alcaldesa Cynthia Viteri.

"¿Adónde le llevo flores a mi padre?"

"Mi padre tenía 94 años. Todavía muy lúcido y andaba por sus propios medios, pese a su condición cardíaca. Luego nos dijeron que murió por una deficiencia respiratoria aguda", cuenta Miriam Villegas, la desesperada hija mayor. Ella y los familiares de Cleocano Villegas ruegan que les informen dónde está. Para llevarle flores a su tumba, para honrar la memoria "de un hombre vital y risueño. ¡Nosotros, los hijos y nietos, tenemos derecho a saber dónde ha sido enterrado!". Hace una pausa y, casi a susurros, continúa: "...Quiero llevarle rosas blancas y rojas. ¿Adónde se las voy a dejar?".

Rastreando el cadáver del patriarca

Las quejas se replican. Al otro lado de la ciudad, en el barrio Juan Montalvo, extremo norte, la familia Molina tiene una profunda desazón. Hicieron el levantamiento del patriarca, don José Antonio Molina Campoverde, de 67 años, el pasado 4 de abril. "¡Y no nos dicen dónde encontrar a mi padre!", repite José, su primogénito. Acompañado de su hermana menor, Mayra, aseguran que han tratado de averiguar de todas las formas.

"Llamamos a la Gobernación, a la Fuerza de Tarea, a los cementerios, y por último, a la página de Internet. Y no tenemos certezas". Los hermanos Molina se refieren al sitio web habilitado por el régimen del presidente Lenín Moreno. Allí reposa el detalle de la última morada de quienes han fallecido durante esta emergencia y ya han sido inhumados (otros siguen el proceso). Constan básicamente cuatro datos: cédula, nombre, el cementerio y el número de nicho sepulcral. Aunque el sitio -a ratos- colapsa.

Para solucionar el drama funerario y determinar la ubicación de los cadáveres, el Gobierno ha anunciado la habilitación de un número telefónico. Así, con una llamada, se responderá el destino de las víctimas mortales a cientos de familiares.

La tarea titánica del escuadrón funerario

La Fuerza de Tarea Conjunta está integrada por policías, militares y agentes municipales y de tránsito. Opera desde la última semana de marzo anterior. Ha logrado retirar de viviendas y hospitales y entregar certificados de defunción de 2.300 cuerpos hasta el 16 de abril.

Jorge Wated Reshuan dirige este escuadrón, un gerente de bancos estatales insertado en la política desde el gobierno anterior de Rafael Correa. Él ha reiterado que los deudos tendrán un lugar para honrar a sus familiares. "De ninguna manera se han hecho fosas comunes. Se ha cumplido la orden del presidente de la República de los entierros unipersonales".

La Fuerza de Tarea, en la primera semana de abril, logró simplificar los trámites para el certificado de defunción (de 8 documentos a uno) y poder hacerlo online; descartar la cremación como requisito porque no hay capacidad en los cementerios; conseguir 2.000 espacios para entierros unipersonales y gratuitos y poner a operar cinco morgues refrigeradas móviles.

"Guayaquil recibió una bomba, como Hiroshima"

El sábado 4 de abril el régimen habilitó un número celular único para la recolección de víctimas mortales y así descongestionar el 911 y 171 (este último creado, sin éxito, para afrontar inicialmente la pandemia). En menos de ocho horas, por ejemplo, la ciudadanía ha reportado -en los días más álgidos- hasta 140 personas fallecidas guardadas en sus viviendas.

A los 2000 espacios que ha conseguido el régimen, se suman otras 12.000 tumbas que ha preparado el Municipio de Guayaquil en dos cementerios de zonas marginales. Para la alcaldesa Cynthia Viteri el número de fallecidos en la ciudad es 15 veces mayor al admitido oficialmente por la Secretaría de Gestión de Riesgos, el órgano oficial que -durante la emergencia- aglutina a todos los organismos de socorro. "En el último mes se han registrado solo en Guayaquil más de 9.000 defunciones. Esto ha sido como Hiroshima: ha caído una bomba en el corazón de nuestra ciudad (ver entrevista)".

La presión de periodistas y autoridades locales obligó a que el régimen aprobara la publicación diaria de las defunciones y que el Registro Civil dé acceso a esa información.

12.000 tumbas más del Municipio

En las calles 38 y la F, corazón del suburbio, al sur de Guayaquil, están casi listas las obras para 5.500 tumbas en el cementerio Ángel María Canals. Según el Director de Planificación, Gino Mora, se cavaron espacios unipersonales en tierra y con las condiciones técnicas adecuadas. Y el segundo camposanto bajo administración municipal que ha sido adecuado está en el sector de Monte Sinaí, noroeste, con casi 6.500 tumbas.

Para la alcaldesa, aunque las imágenes escandalizaron al mundo, la verdadera dimensión de la crisis ha quedado oculta por largo tiempo debido a la limitada capacidad del gobierno central para determinar quién tenía el virus, una situación exacerbada por la escasez mundial de pruebas y otros materiales. "Nunca sabremos los números reales, porque no hay pruebas". La ola de defunciones es aún más inquietante porque es imposible de explicar.

"Estamos con 0 fallecidos pendientes"

El jefe del escuadrón funerario ha agradecido al primer mandatario por encargarle esa misión, "por darme la oportunidad de servir a mi ciudad y al país. Estamos con 0 fallecidos pendientes y siguen avanzando los sepultos en el Campo Eterno de la forma digna como usted lo instruyó". Se refiere al pedido del Ejecutivo del 29 de marzo: el "levantamiento de cuerpos de las viviendas en Guayas, con el propósito de brindarles una sepultura digna, gratuita y unipersonal; acorde al dolor de sus seres queridos".

Wated también ha explicado que las morgues las manejan los hospitales. "Ellos nos entregan, con carta de responsabilidad, a los fallecidos". Luego de ello comienza el trámite para determinar dónde se harán las inhumaciones. En este camino se han quedado rezagados cientos de cadáveres, sobre todo por los problemas en la identificación. En algunas morgues hospitalarias hubo irregularidades con el sellado de fundas mortuorias y la rotulación de las víctimas. De hecho, el Ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, ha informado de la destitución de funcionarios que estaban cobrando 100 dólares a familiares desesperados que deseaban retirar los cuerpos.

Lo ocurrido en Guayaquil parece salido de las fauces de la literatura negra: a la ineficiencia gubernamental y de las autoridades locales se suma la corrupción. Ha sido un aprovecharse constante del dolor. El Presidente del Directorio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, Paúl Granda, se vio obligado a renunciar cuando se desveló un millonario contrato de mascarillas con sobreprecio. El luto, por tanto, no termina en una ciudad salpicada por el espanto.

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