Este artículo se publicó hace 13 años.
Cristina Fernández evoca a Kirchner al jurar cargo
La presidenta argentina asume su segundo mandato defendiendo su gestión económica y la meta del empleo frente al crecimiento financiero
Vestida de luto, Cristina Fernández juró su cargo como presidenta de Argentina por Dios, por la patria, "y por él", en alusión a a su antecesor y difunto marido, Néstor Kirchner. No sólo rompió el protocolo al evocar su figura, sino también cuando su hija y no el vicepresidente saliente, con el que está enemistado le impuso la banda presidencial.
Fernández asumió su segundo mandato ante la Asamblea Legislativa y recordó la crisis que tiene a Europa de rodillas: "Nosotros no gobernamos con metas de crecimiento financiero, sino de trabajo y de empleo", dijo en referencia a la gestión de la debacle que sufrió Argentina en 2001.
"Si así no lo hiciera, que dios, la patria y él [Kirchner] me lo demanden", juró
Acompañada por sus hijos y su nuevo vicepresidente, Amado Boudou, atribuyó el progreso de su país a la industrialización, a la inversión social, al aumento de las exportaciones y a una integración regional que mira hacia el sur.
Fernández también quiso reclamar a la Justicia, en el Día de los Derechos Humanos, que acelere los juicios contra los represores de la dictadura para que "el próximo presidente no tenga que volver a mencionar esta parte del discurso" y así "hayamos podido dar vuelta por fin a una página tan triste de nuestra historia".
Los actos, a los que acudieron varios dirigentes latinoamericanos, se trasladaron más tarde a la Casa Rosada, sede de Gobierno. Allí, ante los jefes de Estado Dilma Rousseff, Evo Morales, Fernando Lugo, José Mujica o Sebastián Piñera. la presidenta tomó juramento a su gabinete, que sufre el cambio de tres ministros. Antes, durante y después, las calles del centro de Buenos Aires fueron el escenario de una fiesta multitudinaria.
Reclama a la Justicia que acelere los procesos contra los represores
Arraigo del 'kirchnerismo'Este sábado fue, en definitiva, un día especial para una nación que ha consagrado a Cristina Fernández no sólo como la primera mujer que logró ser presidenta, sino también como la primera mandataria del continente americano que consigue ser reelegida. Con el 54% de los votos en los comicios del pasado 23 octubre, Fernández es también la gobernante que más apoyo electoral recibe desde el retorno de la democracia en 1983. Y, también desde esa fecha, es la primera vez que un mismo proyecto político que incluye el Ejecutivo de su difunto marido triunfa en las urnas y se materializa en el Gobierno por tercera vez consecutiva.
Fernández dice haber encabezado el mayor periodo de crecimiento que ha tenido Argentina en sus 200 años de historia gracias, en gran parte, al modelo político que instauró Néstor Kirchner en 2003. Entonces, el país apenas se sostenía en pie, malherido como estaba por la crisis de comienzos de década.
Ocho años más tarde y con cierta confianza sobre sus perspectivas de desarrollo, Argentina es consciente de que debe esquivar la crisis internacional y de que su economía puede salir mal parada, al depender todavía de la exportación de productos primarios como la soja.
Medidas económicasLa presidenta no perdió tiempo y, antes de comenzar su tercer mandato, decretó restricciones en la compra de dólares. Ahora está reduciendo, de manera progresiva y a los sectores acomodados, los subsidios a la electricidad, el gas y el agua, que mantenían los precios de hace una década. El objetivo es impulsar una nueva ley de tierras que controle la titularidad extranjera y una legislación penal tributaria que evite la evasión fiscal. Es parte del "proyecto nacional y popular" identificado con el kirchnerismo, pero que es más que nunca cristinista.
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