Este artículo se publicó hace 12 años.
Un crucero con 4.229 personas encalla en la isla italiana de Giglio
Al menos tres muertos y 41 desaparecidos al romperse el casco del buque tras chocar contra una roca. El capitán es detenido tras huir del navío
A las siete de la tarde del viernes pasado, el crucero Concordia de la naviera Costa Crociere zarpaba del puerto italiano de Civitavecchia (a 80 kilómetros al norte de Roma) surcando el Tirreno con rumbo a Savona para iniciar un viaje por el Mediterráneo que tenía como destino final Palma de Mallorca. Dos horas y media después, cuando el pasaje se disponía a cenar en los diversos restaurantes de la nave, un fuerte crujido interrumpió de manera dramática lo que prometía ser un remanso de paz, lujo y placer.
El barco, con 4.229 personas a bordo, acababa de chocar contra una roca frente a las costas de la pequeña isla de Giglio, en la provincia de Grosetto (Toscana). El agua empezó a entrar por las grietas abiertas tras el golpe en la quilla y el casco comenzó a inclinarse. El naufragio era inevitable. Según el testimonio de los pasajeros, la evacuación a tierra firme en los botes salvavidas no comenzó hasta una hora y media después.
Tres personas, dos turistas franceses que fueron identificados como Servel Francis y Jeanpierre Micheaud, y un peruano miembro de la tripulación, Thomas Alberto Costilla Mendoza, murieron ahogados, mientras que otras 67 resultaron heridas. 41 pasajeros siguen desaparecidos, entre los que no constaba ninguno de los 177 españoles que viajaban en el Concordia, según el Consulado español en Roma, aunque la agencia Efe informó de que podría haber al menos dos, de origen mallorquín, en paradero desconocido.
Un grupo de nueve españoles busca a uno de sus familiares, del que no tienen noticias desde el naufragio. Según explicó Vicente Salvador, de 20 años, estudiante y originario de Palma de Mallorca, que viajaba en el crucero junto a otros ocho españoles, entre ellos su novia, María Rosa, los padres de ésta y otros amigos y familiares, desconocen el paradero de uno de los componentes del grupo.
Un grupo de nueve españoles busca a uno de sus familiares
Se trata del tío de su novia, Guillermo, del que perdieron la pista cuando intentaban escapar del crucero. El joven explicó que, tras sentir el primer impacto, él y su novia junto al hermano de ésta empezaron a correr y desde la planta octava en la que se encontraban, subieron a la décima para después ir a la tercera para conseguir los chalecos salvavidas. Toda una odisea para el grupo de españoles que acabaron por separarse.
Vicente Salvador y su novia, junto a otros familiares de ella, lograron subir a un bote salvavidas. En un primer momento, sin embargo, el bote quedó atascado y utilizaron los remos para hacer palanca y poder empujar la embarcación al mar, en la que lograron alcanzar la isla de Giglio.
Sin embargo, el padre de su novia, su hermano y un amigo permanecieron en el crucero, donde "les trasladaron de un lado a otro", hasta que alcanzaron una de las partes de la embarcación que se encontraba más cercana al agua debido a la inclinación que presenta el crucero y se tiraron al mar. Desde ese momento perdieron la pista de uno de ellos, y no saben si llegó a tirarse al mar o si logró subir a otra embarcación.
"La roca no estaba señalada en la carta náutica. Estábamos a unos 250 o 300 metros de los escollos siguiendo una ruta turística permitida, no tenía que haber pasado lo que ha pasado", dijo conteniendo las lágrimas el capitán del Concordia, Francesco Schettino, a las cámaras de Tgcom24.
Interrogatorio al capitánLa Fiscalía de Grosseto anunció inmediatamente la apertura de una investigación para esclarecer lo ocurrido e interrogó en varias ocasiones a Schettino, que a última hora de hoy permanecía detenido. Según confirmó el fiscal jefe Francesco Verusio, tanto él como el primer oficial de abordo, Ciro Ambrosio, podrían ser acusados de naufragio, homicidio y abandono del barco.
El capitán abandonó el navío a las 23.00 mientras que el último pasajero dejó el crucero a las 3.00 de la madrugada.
"El barco estaba haciendo el mismo trayecto que hace 52 veces al año"
Algunos medios, sin embargo, citando fuentes próximas a esa misma investigación, sugerían que el barco estaba desviado de su ruta habitual, mientras que los pescadores de la zona aseguraban que para encallar, el Concordia tenía que estar pasando demasiado cerca de la costa.
Las dudas sobre la maniobra de Schettino son de todo tipo y hasta surgieron interrogantes sobre si el capitán controlaba el timón en el momento del impacto o si llevaba activado el piloto automático. "Ha sido un error humano gravísimo, la ruta era la misma de siempre pero cuando se navega a esta distancia de la costa nunca se usa el piloto automático [] esta vez ha osado demasiado", dijo un miembro de la tripulación a la agencia TMnews.
El director general de Costa Crociere, Gianni Onorato, negó este extremo y trató de defenderlo: "Lleva 11 años trabajando con nosotros y por supuesto se encontraba en el puente de mando".
Pasadas las siete de la tarde, las autoridades informaron de que los bomberos habían conseguido recuperar la caja negra y había sido trasladada a la Capitanía de Puerto Santo Estefano, en el archipiélago de Monte Argentario, para su análisis. "Ha sido un evento que no se podía prever. El barco estaba haciendo el mismo trayecto que hace 52 veces al año, sólo los análisis técnicos dirán lo que ha sucedido", insistió Onorato.
Ruta frecuenteEl hecho de que el Concordia haga ese trayecto 52 veces al año es otro de los motivos por los que se sospecha que el capitán se equivocó con la ruta. Para el fiscal Verusio, no hay dudas, "Schettino se acercó demasiado a la isla con una maniobra muy desafortunada, el barco se topó con un escollo que quedó incrustado en el lado izquierdo, provocando que se inclinara y le entrara demasiada agua en apenas dos minutos".
Si las causas del accidente provocaron una avalancha de especulaciones, lo que parece claro, por el testimonio de los pasajeros es que la estrategia de evacuación del barco fue un caos, que se ocultó información sobre lo que estaba sucediendo y que quizá Schettino ordenó el traslado del pasaje demasiado tarde.
"Ha sido tremendo. Parecía que estábamos en el Titanic. He visto gente desesperada en que gritaba de miedo, pero sobre todo por no saber lo que teníamos que hacer, la tripulación no nos ha ayudado en ningún momento", relató el argentino Estefano.
"Ha sido tremendo. Parecía que estábamos en el Titanic"
"Estábamos cenando, se escuchó un gran ruido y empezaron a volar los platos y los vasos, después se fue la luz varias veces. Por megafonía, la tripulación aseguraba que era sólo una avería eléctrica, pero después se empezó a inclinar el barco, la gente empezó a huir despavorida pisoteándose los unos a los otros", explicó la italiana Antonietta Simboli, quien aliviada dijo: "Menos mal que no hicimos caso a las indicaciones que se nos daban y fuimos directos al camarote a por los chalecos y nos subimos al bote salvavidas".
Otros explicaban cómo la inclinación del Concordia atrapó varios de los botes y al no tener acceso a ellos "la gente saltaba por la borda". Entre 100 y 150 personas emplearon ese método para huir del barco. Un ciudadano español, en declaraciones a Rainews24 aseguró: "No conseguía llegar a mi bote y me tiré al agua. No sé cómo lo conseguí, pero llegué nadando a la costa".
El traslado de los pasajeros hasta Giglio se alargó desde las 11 hasta las 5 de la mañana. En la isla, los vecinos ayudaron en los primeros auxilios y una vez estabilizados iban siendo trasladados a distintos aeropuertos para regresar a sus casas. Desde el de Fiumicino, en Roma, María Carmen Ramón, de la localidad de Alicante, explicó a Efe que "no hubo aquello de las mujeres, los ancianos y los niños primero". "Yo que tengo 70 años tuve que bajar agarrándome a unos cables", dijo.
Respecto a las personas desaparecidas, las autoridades eran muy cuidadosas, ya que bien el recuento podría haber fallado, bien podrían haber sido trasladados a varias localidades sin haber informado o podrían permanecer atrapados en el barco.
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