Este artículo se publicó hace 12 años.
Un cruento bombardeo en Homs desata la indignación internacional
El régimen sirio asesina a decenas de civiles. Rusia y China vetan la resolución de la ONU contra Al Asad
Eugenio García Gascón
Al menos 55 personas perdieron la vida en el intenso bombardeo que sufrió la ciudad siria de Homs la noche del viernes al sábado, en una de las jornadas más sangrientas desde que se inició la revuelta hace diez meses, según activistas de la oposición. Granadas de mortero y bombas de artillería explotaron en viviendas particulares y en edificios públicos incluidas mezquitas de varios barrios de la ciudad, causando también un elevado número de heridos.
Aunque en un primer momento se habló de más de 200 muertos, los comités de coordinación local puntualizaron más tarde que en el barrio de Jalidiya murieron 39 personas, otras ocho perecieron en otros barrios y ocho más en los alrededores de Homs.
Obama condena "la campaña de crímenes" de Al Asad y exige su renuncia
Con el fondo de la violencia sobre el terreno, Rusia y China vetaron en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución que condenaba el régimen del presidente Bashar al Asad. El texto rechazado se basaba en un acuerdo que alcanzó en enero la Liga Árabe, que en la práctica significaba una fuerte condena al régimen y la apertura de vías para una transición hacia unas elecciones. No obstante, en medios diplomáticos occidentales se insistió en que el doble veto de Rusia y China no pondrá punto y final al esfuerzo de los países árabes y occidentales para forzar un cambio en Siria.
Deserciones en el EjércitoSiria parece abocada a una cruenta guerra civil, aunque por ahora quien tiene la sartén por el mango es el régimen. Esto no quita que las deserciones en el seno del Ejército sean frecuentes y vayan a más. La lucha está garantizada, puesto que el Gobierno no parece tener la intención de ceder a las demandas de los rebeldes y sigue contando con un amplio apoyo, aunque tácito, por parte de la población.
Damasco niega los bombardeos y habla de una guerra de "propaganda"
Las informaciones procedentes de Homs no podían ser más alarmantes. Casi en su totalidad provenían de activistas de la oposición que denunciaban escenas dantescas con centenares de cadáveres por todos los lados y con la población en su conjunto amedrentada por las continuas explosiones y sin apenas fuerzas para salir a las calles para retirar los cadáveres y atender a los heridos.
El Gobierno de Damasco, por el contrario, negó los bombardeos y habló de una guerra de "propaganda" y de una "campaña histérica" de la oposición. Según Al Yazira, los bombardeos comenzaron en la noche del viernes, después de que los soldados rebeldes del Ejército Sirio Libre atacaran varios controles de las Fuerzas Armadas y mataran al menos a diez militares leales. Los bombardeos se centraron en el barrio de Jalidiya y ayer los accesos a Homs por carretera permanecieron cerrados en su mayor parte.
Testigos que se comunicaron con periodistas de fuera de Homs señalaron que el mayor hospital de la ciudad estaba desbordado y que en algunas mezquitas se atendió a los heridos, aunque con pocos medios y con escasez de sangre para transfusiones.
El país parece abocado a una cruenta guerra civil a corto plazo
Abu al Ward al Masri, un testigo citado por la agencia Efe, dijo que había visto cuerpos de niños decapitados y que el barrio de Jalidiya fue atacado "de manera indiscriminada con bombas con metralla, proyectiles y obuses de tanques".
Si hasta ayer alguien albergaba la esperanza de que todavía era posible encontrar un camino intermedio entre el régimen y la oposición, lo ocurrido en Homs indica que no hay vuelta atrás y que el régimen está decidido a aplastar la rebelión sin reparar en el coste en vidas humanas que se tendrá que pagar, y que ya superan holgadamente las 7.000 desde marzo.
La oposición, por su parte, ha dado muestras de estar también decidida a derribar al régimen por todos los medios, con protestas y mediante la lucha armada. En este sentido debe consignarse que desde un primer momento la oposición rechazó el diálogo con el Gobierno y que su determinación parece tan tenaz como la del propio régimen, lo que también augura más violencia.
La cuestión más candente a nivel diplomático era la dirección que tomarían las gestiones en la sede de la ONU en Nueva York. Allí se discutía el texto de la resolución basada en una iniciativa de la Liga Árabe, que preveía la transmisión de poderes del presidente Al Asad y la formación de un Gobierno transitorio que preparase el camino para unas elecciones presidenciales y legislativas.
Intervención exteriorLa internacionalización del conflicto, tadwil en árabe, es el tema central en las informaciones sobre Siria que ofrecen desde hace semanas los medios de comunicación de Oriente Próximo, y a la luz de lo ocurrido ayer está más vivo que nunca. Esta vía política no excluye una intervención militar exterior, ya sea de la Liga Árabe o de otros países occidentales. Los próximos días pueden ser decisivos para conocer la dirección del conflicto.
La matanza de Homs da sentido a las palabras que hace algunas semanas pronunció el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, quien señaló que si Occidente quiere intervenir militarmente en Siria lo acabará haciendo, aunque para ello no contará con el respaldo explícito o tácito de Rusia, en una clara alusión a las discusiones en el Consejo de Seguridad.
Está previsto que Lavrov viaje a Damasco el martes y es posible que durante esta visita, que hará acompañado por el jefe de los servicios de inteligencia para el exterior de Rusia, las dos partes aclaren sus posiciones.
Barack Obama condenó con dureza el bombardeo de Homs y acusó a Al Asad de haber lanzado un "incalificable ataque" contra la ciudad de mayoría suní aunque con barrios de población alauí, que es la minoría a la que pertenece Al Asad. El presidente de EEUU proclamó que "Al Asad debe detener su campaña de asesinatos y crímenes contra su propio pueblo. Debe dejar el poder y permitir que una transición democrática se inicie de inmediato".
El Gobierno español también condenó "enérgicamente" la "ofensiva" destacando el número de víctimas, tanto muertos como heridos, e instando a la protección de los civiles por parte de la "comunidad internacional".
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