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Venezuela Cuatro claves para entender lo que se esconde tras el supuesto alzamiento militar

¿Sublevación militar o ataque terrorista? ¿Militares o paramilitares? ¿División en el Ejército? Repasamos algunas de las incógnitas que se han sucedido tras el asalto al fuerte militar de Paramacay, en el estado de Carabobo

Imagen difundida por el Gobierno de Venezuela de los siete detenidos que supuestamente han participado en el asalto a un cuartel militar.

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Venezuela se despertaba este domingo con un vídeo en el que 15 personas con uniforme militar y portando armas largas se declaraban en rebeldía contra "la tiranía asesina de Nicolás Maduro". Al frente de esta supuesta rebelión militar se encontraba Juan Carlos Caguaripano Scott, que se autodenominaba “Comandante de la operación David Carabobo” e instaba a los militares de todo el país a sumarse a su rebelión "para restablecer el orden constitucional".

¿Estamos ante un intento de alzamiento militar?

La mayoría de medios de comunicación internacionales hablan de "alzamiento" y "sublevación militar", algo que no está nada claro a juzgar por el reducido grupo de personas que han asaltado el fuerte de Paramacay, en la ciudad de Valencia, la tercera del país, en el estado de Carabobo (centro-norte).

En efecto, se ha producido un asalto al cuartel por parte de un grupo de personas armadas. Fuentes oficiales de las Fuerzas Armadas aseguran haber abatido a dos de los asaltantes y herido de gravedad a otro, además de haber detenido a siete personas. Posteriormente, el presidente, Nicolás Maduro, elevaba a dos los muertos y a diez los detenidos en el ataque.

Sin embargo, un comunicado de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana habla de "ataque terrorista de tipo paramilitar" y que "los sujetos capturados han confesado haber sido contratados en los estados Zulia, Lara y Yaracuy por activistas de la extrema derecha venezolana en conexión con gobiernos extranjeros". Aseguran que los insurrectos son "delincuentes civiles portando prendas militares" y que entre los detenidos sólo hay un "teniente en situación de deserción".

Un militar expulsado, al frente del asalto

Al mismo tiempo, el cabecilla de este asalto es Juan Carlos Caguaripano Scott, un antiguo capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada), que en 2014 hizo pública su oposición a la revolución bolivariana por la represión a las protestas antigubernamentales de entonces, que se saldaron con 43 fallecidos, según datos oficiales. Caguaripano fue destituido en 2014 y un tribunal militar había ordenado detenerle por su implicación en una intentona golpista anterior conocida como "operación Jericó", en la que fueron detenidos tres generales de la Aviación y un capitán retirado de la GNB.

La FANB afirma que Caguaripano fue separado de la institución por traición a la patria y rebelión hace tres años, cuando "huyó del país y recibió protección en Miami, Estados Unidos". No consta que él esté entre los arrestados por el asalto al fuerte ni entre los fallecidos

¿Qué buscaba el asalto?

El mismo Caguaripano dejaba claro que no se trataba de un golpe de Estado, sino de un levantamiento cívico-militar en el que instaba a otros militares a defender la Constitución. El llamamiento ha prendido en Valencia, la ciudad del fuerte asaltado y la tercera del país. Decenas de personas han colocado barricadas en las calles y ha protagonizado enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad del Gobierno.

Un líder opositor del estado de Carabobo ha muerto por arma de fuego en estas protestas, según fuentes de la oposición. De confirmarse, sería la primera muerte que ocurre en el país durante las manifestaciones después de siete días y añadiría más leña al fuego en un país totalmente dividido en el que las partes no reconocen la legitimidad institucional del contrario.

¿División en el Ejército?

El asalto a esta base militar ha sido vendido por la oposición y por los medios como una muestra de la división en las Fuerzas Armadas de Venezuela en cuanto a la lealtad al Gobierno de Maduro. El presidente del Parlamento venezolano, el opositor Julio Borges, insisite en hablar de "militares" sublevados y tilda de "cuento chino" la versión oficial. Al mismo tiempo pide al Gobierno una "profunda reflexión", pues, a su juicio, "es muy claro" que "la Fuerza Armada es un ejemplo de un país que quiere un cambio". El vicepresidente del Parlamento, Freddy Guevara, aseguró este domingo que lo sucedido refleja que el malestar de lo que pasa en el país "llegó a los cuarteles. Y, en la misma línea, el candidato a la Presidencia, el opositor Henrique Capriles, insinuaba en un acto de la oposición que "lo que explusa la cúpula militar no es lo que opina todo el Ejército".

Sin embargo, el número dos del Gobierno de Maduro, Diosdado Cabello, aseguró tras retomar el control del fuerte de Valencia, que la situación en los demás cuarteles era de "total normalidad". Tras la publicación del vídeo y la intervención en el cuartel, no se han tenido noticias de otros movimientos en las bases militares.

La Fuerza Armada insiste en que "permanece incólume, unida monolíticamente, aferrada a sus convicciones democráticas, con la moral en alto, apoyando de manera incondicional" al presidente Nicolás Maduro y a la Asamblea Nacional Constituyente instalada el viernes pese al rechazo de buena parte de la comunidad internacional.

"Después de 25 años, Venezuela late expectante a un golpe de Estado", titulaba la agencia EFE su análisis al cierre de las ediciones del domingo. Un texto que incide en las reestructuraciones recientes de todos los mandos militares y los cambios
en la Comandancia de la Guardia Nacional, Ejército, Aviación, la Armada y la Milicias Bolivarianas y que recuerda el golpe de Estado fallido del propio Hugo Chávez en 1992, que desembocó finalmente en su victoria en la urnas años después.

¿Por qué ahora?

La reivindicación principal del grupo que ha asaltado sin éxito el cuartel era "restablecer el orden constitucional", justo un día después de que la Asamblea Nacional de Venezuela fuera remplazada por la nueva Asamblea Nacional Constituyente tras las elecciones de la pasada semana a las que no quiso concurrir la oposición.

La primera medida de esta Asamblea Nacional fue la de destituir a la fiscal general del país, crítica con el Gobierno y con el propio proceso electoral, pero que siempre fue una firme defensora del chavismo hasta hace relativamente poco. Su destitución poco tiene que ver con la supuesta misión de esta Asamblea: redactar una nueva Constitución.

Este asalto armado ha servido para captar un día más toda la atención internacional en un momento en el que el Gobierno de Maduro sufre una dura presión mediática e institucional. El sábado, Venezuela fue expulsada de Mercosur, la Unión Europea no reconoce la nueva Asamblea Nacional Constituyente y prepara sanciones internacionales en la misma línea de las aplicadas ya por EEUU.

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