Este artículo se publicó hace 16 años.
Cuba: ¿transición o sucesión?
El columnista de ‘Público' Enrique Meneses compartió en 1957 cuatro meses con Fidel Castro, el Che Guevara y la guerrilla en las montañas de Sierra Maestra, cuna de la revolución. Aquí cuenta la evolució
La no presentación de Fidel Castro a las elecciones del domingo 24 significa que deja el camino abierto a su hermano pequeño Raúl, de 76 años, y al equipo que ha colaborado con él desde que se hizo público el delicado estado de salud del líder de la revolución.
Siempre he sostenido que Fidel es un iluminado que se adaptó a las situaciones que se encontró en el camino en su larga marcha hacia el poder. Partió de la indignación ante un golpe de Estado de Fulgencio Batista, que impedía las elecciones previstas meses después y en las que se presentaba el joven abogado Fidel Castro. En la sierra, me decía que sólo quería restablecer la Constitución y de ahí que nunca se usasen grados superiores al de comandante: porque los combatientes eran "un ejército del pueblo que regresará a su vida normal una vez derrocado el dictador".
Ponía como ejemplo Costa Rica, democracia sin Ejército y respetada. El Partido Comunista del político cubano Blas Roca, inicialmente amigo de Batista, quiso prestar una colaboración condicionada a Castro y su movimiento. Delante de mí, Castro aceptaba la ayuda, pero rechazaba cualquier condición.
Sin embargo, el 1 de enero de 1959 -un día después de que Batista se exiliara- la resistencia fidelista descubre que quien dirige el tráfico en las calles es el Partido Comunista. Fidel cruza la isla besando niños y jovencitas mientras en La Habana le roban su revolución. Incluso la salida de los comunistas del Palacio Presidencial hay que negociarla.
Revolucionarios eliminados
La eliminación de los miembros destacados de la revolución es paulatina. Huber Matos, a la cárcel durante 20 años por oponerse a los comunistas; Camilo Cienfuegos, por las mismas razones, convocado a La Habana y muerto en un misterioso accidente del avión enviado por Raúl para recogerlo; Miró Cardona, primer ministro designado por Fidel, abandona y parte al exilio. "La revolución es una sandía, verde por fuera y roja por dentro", dice el pueblo aludiendo al color de los uniformes rebeldes y al
Partido Comunista Cubano.
Según el líder comunista español Santiago Carrillo, Fidel se hace comunista después del desembarco de Bahía de Cochinos, o Playa Girón, como la llaman los cubanos. Personalmente, creo que Fidel se adhirió al comunismo soviético por no perder el poder que tan frágilmente tenía en 1960. En Sierra Maestra, presencié una pelea entre Fidel y Raúl que considero muy esclarecedora.
Un correo entre Raúl y el Che Guevara había sido interceptado por una patrulla del Ejército. La misiva fue dada a conocer, debidamente extractada, por los servicios de prensa de Batista. La discusión se ceñía a si la revolución en América Latina debía de hacerse con campesinos o con obreros de fábricas y mineros. La vieja discusión de Bakunin con Lenin. Che Guevara defendía la opción china de apoyarse en el campesinado, por considerar que era más cercana a la realidad de los países iberoamericanos. Raúl, el más viajado entonces, conocía Praga, adonde había sido invitado por Moscú junto con las juventudes comunistas del mundo entero. Consecuentemente, defendía a Moscú frente a Pekín. Esa diferencia de posturas explica que, tras la victoria, el argentino se enfrentase al embajador soviético y al mismo Anastás Mikoyán -antiguo secretario del Partido Comunista de la URSS-, acusando a la URSS de venderles, mediante trueque con el azúcar, armamento obsoleto.
La sombra de Fidel
La retirada de la candidatura de Fidel Castro a los puestos de presidente del Consejo de Estado y comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas se produce por una de estas dos razones: porque su estado ha empeorado y entra en un período terminal o porque considera que su hermano, desde julio de 2006, lo ha hecho razonablemente bien. En cualquier caso -y aunque la sombra de Fidel Castro es alargada-, Raúl podrá ser más agresivo ahora en los cambios, principalmente destinados a mejorar las condiciones de vida de la población.
Si los cubanos de Estados Unidos y el nuevo inquilino de la Casa Blanca suavizan el embargo -que no bloqueo, como ha sostenido el régimen castrista como argamasa para sostenerse-, la transición podrá iniciarse desde el estómago, liberará la iniciativa y la propiedad privada.
En definitiva, el ejemplo chino planea sobre la isla de Cuba. El Che tenía razón. Personalmente, no creo en la sucesión, debido a la edad de Raúl. Las nuevas generaciones, empezando por su hija Mariela Castro Espín -médica-sexóloga y que defendió al poeta homosexual Reinaldo Arenas cuando estuvo en las cárceles castristas antes de morir en el exilio neoyorquino- no están por prorrogar este régimen
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