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David Miliband deja solo a Ed al frente de los laboristas

El ex ministro sigue en política, pero no estará en la dirección laborista

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Lo que la prensa llamaba el “psicodrama familiar laborista” ha tocado a su fin. David Miliband anunció que renuncia a formar parte de la dirección del grupo parlamentario como miembro del 'gobierno en la sombra'. No es un adiós a la política, porque continuará siendo diputado por el escaño de South Shields.

“No estoy muerto. Aún estoy aquí”, dijo a Sky News. Pero será en un segundo plano con la intención de no hacer sombra al nuevo líder del partido, según el comunicado que hizo público.

David teme que a partir de ahora se le utilice para atacar a su hermano y por eso ha renunciado a ser su número dos: “Temo que haya intentos permanentes y destructivos de encontrar diferencias donde no las hay, y divisiones donde no existen, con el consiguiente perjuicio para el partido”.

Con las mejores palabras posibles, David no esconde que discrepa de su Ed en algunos asuntos, como se pudo apreciar el martes durante el discurso del líder ante el congreso laborista.

Al señalar Ed que la invasión de Irak había sido un error, David reprochó en voz baja a Harriet Harman, número dos del partido, que aplaudiera. “Tú votaste a favor (de la guerra). ¿Por qué aplaudes?”, le dijo. Harman respondió: “Porque, como sabes, le apoyo”. 

Ed Miliband recibió la noticia, que ya se esperaba, con el mismo buen ánimo que ha caracterizado las relaciones públicas entre ambos. Dijo que respetaba su decisión y que las puertas están abiertas para su regreso a primera línea de la política.

En el discurso, Ed dio el primer paso para reafirmarse como alternativa en un camino que sabe que será largo. De forma insistente, casi excesiva, anunció que formaba parte de “una nueva generación”.

Marcó distancias con los sindicatos al decir que no se opondrá a todos y cada uno de los recortes del gasto público que proponga el Gobierno.

Lo más importante fue el reconocimiento de la derrota de los laboristas en las elecciones como un hecho que no pueden obviar. El partido tiene que afrontar algunas “verdades incómodas”, dijo, en especial la idea de que el Nuevo Laborismo –“fundado sobre la capacidad de adaptarse y cambiar”– terminó siendo incapaz de asumir nuevos cambios y acabó sumergido en la complacencia.

Los que dudan sobre su fortaleza como líder descubrieron muy pronto lo contrario. Nick Brown era el favorito para ganar la votación para el puesto de 'chief whip', un cargo clave en el grupo parlamentario.

El sector moderado del partido lo considera un personaje siniestro que se pasó los últimos diez años conspirando a favor de Gordon Brown a pesar de que tuvo puestos ministeriales en los gobiernos presididos por Tony Blair.

Menos de 24 horas después de su discurso, Ed Miliband le comunicó que no era su candidato y que necesitaba ahí a alguien de confianza. Brown se vio obligado a retirar su nombre, así como otro candidato con menores posibilidades. Ed puso a quien quería en un gesto de autoridad que quizá David Miliband no hubiera podido conseguir tan pronto.

Los que se burlaron de él en los medios conservadores y lo compararon con Forrest Gump y el protagonista de Wallace & Gromit quedaron sorprendidos. El Miliband pequeño no carece de instinto asesino.

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