Este artículo se publicó hace 13 años.
La debacle electoral de Merkel abre la puerta al apagón atómico
La coalición que gobierna Alemania se plantea decretar el cierre de las 17 centrales del país
En Alemania ha llegado la hora de reflexionar. La contundente victoria de verdes y socialdemócratas (SPD) en los comicios regionales del domingo en Baden-Württem-berg y Renania Palatinado ha obligado al Gobierno de la CDU de Angela Merkel a replantearse su política energética, que podría dar un giro completo y concluir con el apagón nuclear de las 17 centrales del país en 2020.
"Ahora se trata de demostrar que se puede salir más rápidamente de la energía nuclear", afirmaba ayer el ministro alemán de Medio Ambiente, el cristianodemócrata Norbert Röttgen, quien apostó por acelerar la transición, mediante una reforma tecnológica y económica del sector, a las energías renovables, como demanda la oposición.
El ministro alemán de Medio Ambiente ya apuesta por las energías renovables
El varapalo que infligieron este fin de semana los votantes a liberales y cristianodemócratas (quienes, tras 58 años en el poder, perdieron su tradicional feudo en Baden-Württem-berg), ha demostrado que el debate nuclear fue decisivo en las urnas. De hecho, el mismo fin de semana tenían lugar manifestaciones masivas, que sumaron 250.000 participantes en varias ciudades, reclamando el apagón definitivo.
Maniobra electoralistaEl electorado quiso castigar a Merkel por su maniobra electoralista tras el accidente de Fukushima, cuando decretó hace unas semanas una moratoria de tres meses sobre la ley aprobada en septiembre pasado que prolongaba la vida de las centrales atómicas.
El debate nuclear fue decisivo en las urnas de Baden-Württemberg
"Cuando se sufre tamaña derrota electoral, no se puede afirmar que todo está bien y continuar igual", aseguró el ministro Röttgen, quien insiste en que modificar el rumbo en política nuclear "es ahora la prueba de fuego para la coalición y para la CDU". El también vicepresidente de la CDU cuenta con el apoyo de la mayoría de la coalición, que confía en que las siete centrales antiguas y desconectadas provisionalmente no vuelvan a la red una vez haya expirado la moratoria.
Sin embargo, la canciller insiste en agotar primero la moratoria de tres meses para comprobar la seguridad de los reactores y no adoptar decisiones precipitadas. Aunque confesó que los resultados electorales son "una bofetada" y que ha "recibido una lección del accidente de Japón", no parece aún convencida.
De momento, en sus presupuestos generales, el Gobierno aún mantiene el ingreso por el impuesto de combustión de elementos, que le generaría hasta 2.000 millones de euros anuales. Asimismo, los grupos Eon y RWE ya han amenazado con querellarse contra el Estado a la vista de las pérdidas millonarias. "Hemos entendido el mensaje", se defendía el vicecanciller, el liberal Guido Westerwelle.
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