Usar la canción Eye of the tiger en un acto de campaña tiene cosas buenas: levanta el ánimo de los asistentes y 'enciende' al candidato. También tiene sus cosas malas: te pueden denunciar por no pagar los derechos de autor.

Bien lo sabe ahora el candidato a las primarias republicanas Newt Gingrich, segundo en la carrera electoral y favorito del grupo ultra Tea Party, que deberá enfrentarse a una querella por usar esta melodía en sus actos sin permiso de su co-autor, Frankie Sullivan, guitarrista de Survivor.

'Esto no tiene nada que ver con la política, tiene que ver con el copyright', ha asegurado Annette McGarry, abogada de Sullivan y encargada de presentar la denuncia en la Corte Federal de Illinois en nombre de Rude Music, compañía del guitarrista.

'Si le gusta caminar como un boxeador en un cuadrilátero, debía haber pagado por ello'

En la querella se asegura que la violación de los derechos de autor se ha hecho de manera intencional, puesto que Gingrich tiene un conocimiento avanzado de este tipo de leyes. Por esa razón, piden a la Corte una orden para dejar de emitir la canción en los actos del candidato republicano y a reparar los daños causados a su compañía. 

'Hemos tratado de pactar con ellos desde hace meses, pero siempre han tratado de ignorarnos', asegura McGarry en declaraciones al Chicago Tribune. De hecho, Gingrich ha venido usando la canción en sus actos desde 2009 y, pese a las quejas de Sullivan, el republicano ha seguido usando la melodía, famosa por aparecer en la saga de Rocky, durante el último mes de campaña. 

Sullivan no es el único músico que ha pedido a los políticos que no usen sus creaciones. Ya lo hizo Bruce Springsteen con Ronald Reagan, que usaba su famoso tema Born in the USA para sus actos, y Tom Petty con la congresista Michele Bachmann, que utilizaba American Girl para aparecer en los mítines. 

Muchas veces, los políticos terminan por aceptar las peticiones de los artistas y cambian la música, pero en este caso Gingrich no tiene intención de hacerlo. 'Si le gusta caminar como un boxeador entrando al cuadrilátero, debía haber pagado por ello', asevera McGarry.