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El deshielo entre La Habana y Washington potencia el viejo motor económico de la isla

La industria azucarera, a pesar de no alcanzar todavía el nivel de producción planeado, acumula cinco años de crecimiento 

Diferentes tipos de granos de azúcar a la venta en La Habana. - AFP

FERNANDO RAVSBERG

LA HABANA.- La nueva política de EEUU hacia Cuba podría beneficiar a la industria azucarera, el principal motor del desarrollo socio-económico de la isla hasta que empezó a caer en picado durante la crisis de los 90. Hasta ahora nadie se atrevía a financiarla por temor a las sanciones de Washington que han llegado a castigar a diversos bancos con multas de hasta 8.000 millones de dólares.

Liobel Pérez, jefe de prensa del grupo empresarial Azcuba, explica a Público que empresas extranjeras asociadas con Cuba buscan desde hace dos años créditos para remodelar la central azucarera pero los bancos internacionales no se deciden por temor a las sanciones de los EEUU. Tras el deshielo, las cosas podrían cambiar.

Este año la industria dulce de Cuba no alcanzó la meta productiva planeada pero aumentó en un 18%, con lo que lleva ya cinco años de crecimiento sostenido a un promedio del 13% anual. Pero el reto no es solo producir más azúcar porque esta no es rentable por sí sola. A la par se desarrollan proyectos de producción de alcoholes, energía eléctrica y alimento para la ganadería.

El doctor Luis Gálvez, director del instituto de investigaciones del azúcar (ICIDCA), explica que "la combinación de la producción de azúcar, biomasa y alcoholes se puede realizar sin necesidad de utilizar mayores extensiones de tierra porque aprovechamos los jugos de menos calidad para fermentar alcohol".

Para la producción de energía eléctrica se utiliza los restos de la caña de azúcar, ya molida, como biomasa esencial. La primera experiencia de producción de energía con inversión extranjera se desarrolla en una empresa mixta con tecnología británica en la central provincia de Ciego de Ávila.

Los especialistas dicen a Público que como ventaja colateral tiene que haber un incremento de la producción de caña de azúcar en esa zona para que haya suficiente biomasa. Muy cerca, en la provincia de Camagüey, hay otro proyecto pero utilizando marabú, un arbusto inservible que se reproduce que tanta facilidad que llegó a ocupar la mitad de las tierras cultivables de la isla.

Una cosechadora de caña de azúcar en Jesús Rabí, en la provincia de Matanzas. - AFP

Una cosechadora de caña de azúcar en Jesús Rabí, en la provincia de Matanzas. - AFP

La URSS y la caída de la producción

La caída de la producción azucarera ocurrió tras la desaparición de la Unión Soviética, la cual compraba la mayor parte y lo hacía a precios preferenciales. De un día para otro Cuba se encontró sin mercado y con los precios internacionales tan deprimidos que los costos de producción eran superiores a los de venta. Entonces, se tomó la decisión de aparcar decenas de máquinas y reciclar al personal excedente hacia otras áreas de la economía.

"La industria estuvo sometida a una desarticulación que nos ha costado un alto precio en términos de personal, muchos se fueron a trabajar a otros sectores. Ahora hemos tenido que rescatar algunos y formar nueva gente", explica el doctor Gálvez, de ICIDCA.

Los retos de la industria no son solo externos, tampoco ayuda el modelo de gestión empresarial de Cuba. Este año 11 centrales azucareras iniciaron tarde la molienda porque las empresas importadoras cubanas no les entregaron a tiempo las piezas de repuesto necesarias.

"Así se atrasa la zafra ─cosecha─ y cuando llegan las lluvias tienes que pararla porque se hace ineficiente la producción", asegura Liobel Pérez y agrega que "para nosotros es mejor incumplir el plan manteniendo la eficiencia que cumplir a costa de tener pérdidas económicas". Sin embargo, el Gobierno prohíbe a Azcuba importar directamente todos sus insumos.

Otra de las razones por las que la industria azucarera cubana tarda tanto en despegar es que se niega a producir biocombustibles. Desde que se habló de este tema por primera vez, Fidel Castro los criticó, advirtiendo de que dispararían los precios de los alimentos y, aunque el tiempo le dio la razón, el resultado es que Cuba debe pagar más por la comida que importa sin beneficiarse de la venta de estos combustibles.

Los especialistas del azúcar son muy claros en su respuesta: "Nosotros somos productores, las políticas las definen otras instancias, pero si nos dicen que debemos producir biocombustibles, estamos preparados".

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