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Los desplazados haitianos se rebelan contra el Gobierno

Los Cascos Azules matan a un manifestante en la ciudad de Cabo Haitiano

DANIEL LOZANO

Aba kolera, aba kolera!'. Haití sigue gritando contra su maldición. Y lo hace a pedrada y botellazo limpio: un grupo atacó ayer a una tanqueta blindada de Naciones Unidas junto a un céntrico hotel de Cabo Haitiano, la ciudad rebelde. La respuesta de los Cascos Azules provocó la muerte de uno de los manifestantes. Otros cinco resultaron heridos.

El mensaje del presidente René Préval, dirigido a toda la nación, no ha logrado templar los ánimos de un pueblo desesperado. Pese a las advertencias presidenciales ('el Gobierno utilizará todos los medios para castigar la violencia'), Cabo Haitiano completó su cuarta jornada de protestas, que ayer también se extendieron a Puerto Príncipe. Varios cientos de personas marcharon junto al palacio presidencial con el mismo grito de guerra: '¡Aba kolera!'. Liderados por las organizaciones populares de los campos de desplazados, los manifestantes convocaron a todo Cabo Haitiano para la gran concentración de hoy, todo un pulso contra el Gobierno del presidente Préval.

'Cuando gritamos fuera el cólera también lo hacemos contra nuestro Gobierno y contra la Minustah', señala Louise Felinda, una joven de 19 años que lleva 10 meses malviviendo entre las carpas de Dessalines. 'Los dos están haciendo atrocidades, quiero que dejen mi país, que se vayan', añade esta manifestante, una de las más vehementes de la marcha.

Cientos de volantes expandieron críticas duras contra las tropas de Naciones Unidas: 'Matan a nuestra gente, violan a nuestras mujeres y también nos traen el cólera'. Todo el país, sin excepción, estima que los Cascos Azules de Nepal han importado una epidemia que ya ha cobrado la vida de más de 1.100 personas y ha llevado hasta el hospital a 18.000. Las ONG calculan que esta cifra se queda corta, ya que sólo Médicos Sin Fronteras ha atendido a casi 16.000 personas en sus distintos centros. Las estimaciones futuras son apocalípticas: hasta 10.000 muertos en los próximos meses, según adelantaron investigadores de la Organización Panamericana de la Salud a la agencia AFP.

'Las barricadas impiden que la gente reciba atención médica. Estos disturbios no ayudan a frenar la epidemia', se quejó Préval en su alocución. La ONU ha cancelado vuelos con equipos médicos para la zona norte del país, la más afectada por el cólera. También Oxfam ha suspendido el proceso de cloración de agua. Varios depósitos fueron quemados y asaltados durante los tres días de protestas, incluido uno de alimentos de Naciones Unidas. Existe la amenaza seria de que se suspendan los entierros. 'Estos sectores violentos quieren sembrar la discordia entre Gobierno, Minustah y población', explicó Préval. 'Estamos ante un intento de desestabilización'.

La contundente reacción de Préval no mitigó un runrún que ayer recorría las zonas más dañadas de la ciudad. Líderes como François Guy, del campo de la plaza de Pétion, reclamaba a sus convecinos de tienda de campaña para unirse a la gran concentración de hoy. Un volcán social también amenaza a Haití.

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