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La diplomacia de EEUU recurrirá a mercenarios

Se prevé que contratistas privados envíen 7.000 soldados

A. LAFUENTE

El Departamento de Estado asumirá el control de la presencia de EEUU en Irak cuando, el próximo año, se produzca la retirada total de las tropas norteamericanas. Para esa misión, que incluirá tareas como la formación de la policía iraquí, la diplomacia estadounidense contratará la protección de un verdadero ejército de guardias de empresas de seguridad privada.

Según The New York Times, los preparativos para esa misión se llevan a cabo desde hace meses y ya se han identificado 1.200 competencias que el Pentágono dejará en manos del Departamento de Estado o transferirá a los iraquíes.

El Departamento de Estado gastará en Irak 2.300 millones de dólares

Al no contar con el Ejército para garantizar la seguridad, la diplomacia estadounidense tendrá que asumir por primera vez su propia defensa, para lo que ha previsto contratar empresas de seguridad que proporcionarán entre 6.000 y 7.000 efectivos.

La contratación de soldados privados no es una novedad, pues el uso de mercenarios de firmas como Blackwater ha sido una constante en la guerra de Irak y un asunto que ha provocado fricciones entre Bagdad y Washington por la implicación de esos soldados en la muerte de civiles y en el tráfico de armas. Por ello, el Departamento de Estado se ha comprometido a que los nuevos efectivos privados no tengan inmunidad y a que se registren ante las autoridades iraquíes.

Los nuevos soldados privados ya no gozarán de inmunidad

El Departamento de Estado comprará además al Pentágono 60 vehículos especiales MRPA, protegidos contra minas y emboscadas, ampliará a 1.300 su parque de automóviles blindados, adquirirá tres aviones que se sumarán al único que actualmente tiene y aumentará de 17 a 29 el número de helicópteros.

Con esos medios, la diplomacia norteamericana se moverá por Irak, donde tendrá, además de la embajada en Bagdad, dos sucursales: una en Mosul y otra en Kirkuk. El desembolso inicial de toda la misión se cifra, de momento, en 2.300 millones de dólares, buena parte de los cuales irán a parar a manos de los contratistas de seguridad. Estas sedes serán 'ojos y oídos' que vigilarán el desarrollo del país, señaló el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, Anthony Blinken.

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