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Ébola en República Democrática del Congo Una segunda oleada de ébola causa más de cien muertos en República Democrática del Congo

El brote comenzó en agosto pero la tasa de contagio se ha duplicado en la última semana. Según el Ministerio de Sanidad congoleño, se han detectado 33 nuevos casos de ébola durante la última semana, los cuales han dejado 24 muertos.

Personal de Médicos Sin Fronteras atienden posibles casos de ébola en la localidad de Mangina, en República Democrática del Congo, el pasado agosto.- MSF

público/agencias

Apenas unos días después de que las autoridades de República Democrática del Congo (RDC) dieran por controlado el brote de ébola que azotó la región de Ecuador desde el pasado verano, una nueva oleada de la enfermedad amenaza la región nororiental del país africano, que padecía otro brote declarado el pasado 1 de agosto.

El Ministerio de Sanidad de RDC ha confirmado este lunes en un comunicado que se han registrado 33 nuevos casos de ébola durante la última semana, los cuales han dejado 24 muertos. Dichos casos se corresponden con el periodo comprendido entre los días 8 y 14 de octubre, aunque el virus comenzó a hacer estragos en la zona desde el pasado julio. En total son más de 200 los posibles casos de ébola  registrados, 172 de ellos confirmados, y 130 muertos desde julio.

Este nueva oleada de casos se decretó el pasado domingo y tiene su epicentro en la ciudad de Beni, en la provincia nororiental de Kivu del Norte, fronteriza con Uganda y Ruanda, junto al río Congo, una de las principales redes de comunicación flivial de la zona, lo que pone en arte a los países fronterizos. En Beni se han producido más de 70% de los contagios de ébola del último mes, aunque re ha dado casos alejados de la zona cero de la epidemia. 

De los últimos 33 casos detectados, 27 se ha registrado en Beni, según el documento del Ministerio, que destaca que el número de alertas en la ciudad ha aumentado significativamente, lo que indica una mejora en el sistema de vigilancia y una mejor colaboración de la comunidad mediante servicios de emergencia.

Sin embargo, el propio Gobierno congoleño atribuía gran parte de este nuevo brote el pasado domingo al rechazo social que genera la enfermedad y la desconfianza en los trabajadores sanitarios, según declararon a Efe fuentes del Ejecutivo. "Los desafíos son enormes y el Gobierno está estudiando cómo sortear la dificultad (a la hora) de crear conciencia y lograr que las personas acepten ser vacunadas", afirmó a Efe la portavoz de Sanidad, Jessica Ilunga.

Las autoridades sanitarias del país comenzaron una campaña de vacunación contra el virus el 8 de agosto. Desde entonces, apunta Sanidad, 17.438 personas han sido vacunadas, incluidas 7.192 en Beni, 4.391 en Mabalako, 1.663 en Mandima, 1.392 en Katwa, 1.085 en Butembo, 520 en Masereka, 434 en Bunia, 355 en Tchomia, 240 en Komanda, 121 en Oicha, y 45 en Kalunguta".

"Epidemia de alto riesgo"

"La epidemia en Beni es de alto riesgo y la situación es preocupante", dijo el domingo el ministro de Sanidad, Oly Ilunga. "Todavía no sabemos la escala de la misma, (pero) el epicentro que estaba en Mangina ahora está en Beni", afirmó el responsable, que  culpó a la reticencia de los ciudadanos a recibir tratamiento por el temor, el desconocimiento y la creencia en el poder de curanderos.

La OMS se reúne de urgencia para tratar una posible emergencia internacional

La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrará este miércoles una reunión de emergencia para estudiar si el brote de ébola representa una emergencia de salud pública de escala internacional.

La reunión ha sido convocada por el director general de la agencia, Tedros Adhanom Ghebreyesus, con vistas a estudiar la posible declaración formal de la emergencia y plantear "recomendaciones" para hacer frente al brote, según un comunicado de la OMS.

El brote declarado el pasado 1 de agosto aún durará entre tres o cuatro meses más, según las previsiones con las que trabaja la OMS, que no descarta que los casos se extiendan también a Uganda o Ruanda.

La organización Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) alertó pasada semana del "significativo" incremento de muertes y nuevos casos del virus, cuyo ratio en los últimos días se había más que doblado respecto a los datos de septiembre. Lo achacaba también suspensión de los programas de contención del brote debido a la violencia y a la inseguridad que impera en la región donde se localiza el brote, donde operan decenas de grupos armados.

La ONG Médicos Sin Fronteras, que también trabaja en el terreno en coordinación con las autoridades sanitarias gubernamentales, destaca que los nuevos tratamientos, en concreto, la vacuna rVSV-ZEBOV, están ayudando a contener el virus en parte y que han contribuido a aumentar las probabilidades de sobrevivir a la enfermedad, aunque los ensayos clínicos aún no son definitivos. "Es un gran alivio poder finalmente ofrecer a los pacientes algo más que cuidados paliativos. Estadísticamente, los pacientes con ébola tienen menos de un 50% de probabilidades de sobrevivir. Esto es devastador y aterrador para las familias y la comunidad", asegura Patient Kamavu, un experimentado enfermero del equipo de respuesta rápida a emergencias de MSF en República Democrática del Congo.

El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, provoca fiebre hemorrágica y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90% si no se detecta a tiempo.

La peor epidemia conocida en el mundo se declaró en marzo de 2014, con primeros casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea Conakri, desde donde se expandió intensamente a Sierra Leona y Liberia.

La OMS marcó el fin de ese brote en enero de 2016, después de registrarse 11.300 muertes y más de 28.500 contagios, aunque la agencia de la ONU cree que estas cifras podrían ser conservadoras.

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