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Ecuador Inocencio Tucumbi, el agricultor y dirigente indígena asesinado que se ha convertido en un símbolo de las protestas en Ecuador

La cifra de muertos en las protestas se eleva a cinco, entre ellos un agricultor de 50 años, padre de siete hijos, que se ha convertido en símbolo de la resistencia, originario de una de las zonas más pobres del país. Este viernes miles indígenas amazónicos se sumaron a las manifestaciones.

Manifestantes llevan el ataúd de un dirigente indígena que ha muerto en las protestas de Ecuador por las cargas policiales. / REUTERS - IVÁN ALVARADO

Allen Panchana Macay

El frío viento golpea, poderoso, en Pujilí, en el centro de Ecuador. Estamos a 3000 metros sobre el nivel del mar. Las calles se llenan de indígenas, arrebujados en sus coloridos ponchos. El viernes 11 de julio, sin embargo, hubo luto: cuatro días decretados por el Ayuntamiento.

Pujilí es un cantón de la provincia de Cotopaxi, donde el 87% de la población es pobre, según el Instituto de Estadística y Censos (INEC). A diez kilómetros de allí está la comunidad Yanahurco de Juigua, que en quechua significa Cerro Negro. De esas montañas, fértiles para el cultivo y la cría de ovejas, salió el agricultor Segundo Inocencio Tucumbi Vega rumbo a Quito.

En la capital encontró la muerte. Fue a protestar, como miles de indígenas, en contra de las medidas económicas anunciadas por el presidente del Gobierno, Lenín Moreno Garcés, el martes 1 de octubre.

Este viernes el país sudamericano vive su noveno día de protestas y lleva un saldo oficial de cuatro fallecidos, tal y como ha informado la ministra del Interior, María Paula Romo. La Defensoría del Pueblo ha elevado ese número a cinco fallecidos.

Segundo Inocencio Tucumbi Vega, además de agricultor y dirigente comunitario, era jornalero y albañil. Cualquier trabajo que -a sus 50 años- pudiese ejercer para mantener a su familia.

El lunes 7 de octubre, él y otros 80 miembros de la comunidad decidieron ir a protestar en la capital ecuatoriana, entre ellos su esposa y tres de sus siete hijos. Hoy se ha convertido en el símbolo de la resistencia de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), el organismo que lidera la movilización nacional, sobre todo por la forma en la que murió.

Los manifestantes participan en una protesta contra las medidas de austeridad del presidente de Ecuador, Lenin Moreno, en Quito, Ecuador, 8 de octubre de 2019. REUTERS / Ivan Alvarado

Los manifestantes participan en una protesta contra las medidas de austeridad del presidente de Ecuador, Lenin Moreno, en Quito, Ecuador, 8 de octubre de 2019. REUTERS / Ivan Alvarado

“¡Los policías le dispararon en la cabeza!”

“A nosotros nos persiguieron hasta la Universidad (Politécnica) Salesiana de Quito. Nos siguieron con bombas, y los policías a caballo dispararon a mi padre en la cabeza. ¡Que todo el Ecuador sepa la verdad!”. Es la voz de Ángel Tucumbi, hijo de la víctima. El régimen de Moreno da otra versión. “La causa de la muerte del ciudadano fue por una caída, tenemos la autopsia”, ha respondido la ministra Romo, sin precisar las circunstancias de tal caída.

“Estamos muy doloridos. Llegamos el lunes para luchar contra el Gobierno que no quiere saber nada de nosotros. Él murió por nosotros, por sus hijos y por su pueblo. Perdí a mi padre en la lucha contra los corruptos, contra este presidente Moreno”, repite Ángel, mientras trasladan el féretro desde Quito hacia Pujilí, en un camino de algo más de dos horas en coche.

Indígenas, los más relegados en Ecuador

Hay 113 kilómetros de distancia entre la capital y aquella comunidad sumida en la pobreza. Un trayecto que Segundo Inocencio Tucumbi Vega y sus vecinos recorrieron a pie, alternando a ratos con viajar en camión. Su hijo recalcal que no tenían dinero para el billete.

El pueblo indígena ha sido históricamente relegado en Ecuador, aunque representa un 7% de la población, de acuerdo al INEC, o el 30% según la CONAIE. De hecho, en Colta y Cacha, dos comunidades de la provincia de Chimborazo (vecina de Cotopaxi, de donde era Segundo Tucumbi), se registra la mayor tasa de analfabetismo: el 50% de la población no sabe leer ni escribir. Son pueblos con hasta el 90% de las necesidades básicas insatisfechas, señala el INEC.

En ese escenario, cualquier medida que signifique un alza en el coste de vida -como el retiro de los subsidios al combustible- iba a provocar una reacción de los sectores más pobres. Algo que el mismo Gobierno reconoce que no esperaba. Es más, los transportistas que lideraron inicialmente el paro lo depusieron a las 24 horas, sin imaginar que los indígenas lo mantendrían, e incluso incrementarían su intensidad.

Hoy las manifestaciones son de las bases, de esos ciudadanos como Segundo Inocencio, lo cual complica al presidente Moreno y sus miembros del Gabinete en crisis encontrar líderes con quienes negociar. A este panorama se añade que en las protestas se han sumado otros actores, alejados del sector indígena, entre ellos, políticos.

40 años de movilizaciones

No es la primera vez que los indígenas salen a las calles. Lo han hecho desde el retorno a la democracia hace cuatro décadas y, particularmente, desde 1999, cuando han logrado derrocar a tres gobiernos.

Este segundo viernes de octubre las calles del Centro Histórico de Quito -Patrimonio de la Humanidad desde 1978 y el más grande de América- se han convertido nuevamente en un polvorín: los manifestantes marchaban, mientras los  policías lanzaban gases lacrimógenos para reprimir las protestas.

Los indígenas han logrado derrocar a tres gobiernos

La indignación crece, al punto que los líderes de la CONAIE, además de que el presidente derogue las medidas económicas, exigen la renuncia de la ministra del Interior y del ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, a quienes acusan de la represión, lo que también ha sido cuestionado por la Defensoría del Pueblo y la OEA. Quito es una ciudad blindada por policías y militares que, sin embargo, no han podido contener el paso de los indígenas, ni tampoco impedir que estos retengan (o secuestren, según las autoridades) a miembros de la fuerza pública.

“¡No queremos que nos maten!”

La muerte del indígena Segundo Tucumbi pone en entredicho a los miembros del Gabinete Presidencial. El hecho ocurrió la noche del miércoles 9 de octubre en Quito. Las Universidades Politécnica Salesiana y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador -al norte- abrieron sus puertas para que los indígenas que llegaran a la capital puedan descansar. Fue justamente en los exteriores de la Salesiana donde fue atacado el agricultor de 50 años.

"Nosotros somos indígenas, de lucha, de trabajo… No queremos ser más pobres; queremos que nos miren, que sepan que existimos; ¡Que no nos maten; que nos permitan vivir con dignidad!"

“Le dispararon la bomba en la cabeza, en la cabeza; yo lo vi, yo estaba con él”, repite su hijo. La misma versión da su sobrina, Rosa Chávez, en uno de los discursos más sentidos que ha dado en Pujilí para despedir al líder comunitario. “Que su muerte no haya sido en vano. Nosotros somos indígenas, de lucha, de trabajo… No queremos ser más pobres; queremos que nos miren, que sepan que existimos; ¡Que no nos maten; que nos permitan vivir con dignidad!”.

La ministra Romo ha pedido disculpas. “Esto no puede suceder, los incidentes no van a volver a repetirse de ninguna manera y no tienen ninguna justificación. Una vez que terminen las protestas, se investigará lo sucedido”. La Universidad Salesiana rechazó el uso de gases dentro de sus instalaciones y recordó que en estas se alojan temporalmente adultos mayores, niños y niñas.

Casi mil detenidos

Nueve días de protestas, casi mil detenidos y 600 heridos. Para el Defensor del Pueblo, Freddy Carrión Intriago, “estas cifras son alarmantes porque en el escenario real atentan contra las limitaciones que estableció la Corte Constitucional para la implementación del Estado de Excepción; por lo que he enviado un informe para que los jueces constitucionales valoren declarar su incumplimiento y se sancione a las autoridades responsables. Se ha impedido abrir un corredor humanitario para trasladar a las decenas de heridos que son atendidos, al momento, por la sociedad civil organizada ante la ausencia manifiesta de las instituciones del Estado, e incluso, de la Cruz Roja que, en contra de su misión humanitaria, ha dejado de operar”.

Un manifestante es detenido por miembros de las fuerzas de seguridad durante una protesta contra las medidas de austeridad del presidente de Ecuador, Lenin Moreno, en Quito, Ecuador, 8 de octubre de 2019. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins

Un manifestante es detenido por miembros de las fuerzas de seguridad. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins

Llegsan indígenas de la Amazonía

La situación está lejos de superarse. Este viernes, también, cientos de indígenas de la Amazonía se unieron a las protestas que se desarrollan en Quito, mientras en la provincia de Cotopaxi, la tierra de Segundo Tucumbi, se mantiene la atención ante una nueva retención de policías.

En las próximas horas Segundo Tucumbi será enterrado con honores. En esa misma tierra de donde salió, junto a los pocos cultivos que le quedaban, con el mismo poncho que usó para protestar, para exigir ser menos pobres… Pero no es la única víctima de Pujilí. De aquí, del centro del país, también salió a Quito el indígena José Daniel Chaluisa Cuzco. Padre de nueve hijos, también murió en medio de la represión policial, el martes 8 de octubre.

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