Este artículo se publicó hace 11 años.
EEUU interroga al presunto terrorista Al Libi sin abogado
El FBI, la CIA y el Ejército intentan obtener información de Al Libi sin leerle sus derechos. La Administración Obama sigue incurriendo en este tipo de prácticas, a pesar de haber prometido medidas como el cierre de Guant&aacut
El presunto miembro de Al Qaeda Abu Anas Al Libi, detenido este fin de semana en Trípoli por un comando especial de Estados Unidos, está siendo interrogado por expertos en objetivos de alto valor a bordo de un buque de guerra estadounidense sin leerle sus derechos, según han informado fuentes oficiales a la cadena NBC News. Por otro lado, medios nacionales no solo confirman que no se han leído sus derechos, sino que además el interrogatorio tiene lugar en ausencia de su abogado.
Está previsto que Al Libi sea trasladado a Estados Unidos para ser juzgado por los atentados de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, en los que murieron al menos 224 personas, según estas fuentes.
El interrogatorio está siendo llevado a cabo por representantes de la CIA, el FBI y el Ejército a bordo del USS San Antonio, un portahelicópteros anfibio desplegado en el Mediterráneo, según las fuentes. El buque fue enviado a finales de agosto hacia la costa de Libia para participar en la operación de captura de Al Libi y luego fue trasladado en apoyo de un eventual ataque contra Siria.
Las autoridades estadounidenses esperan conseguir información sobre las actividades de Al Qaeda u operaciones pendientes tanto dentro como fuera de Libia, según las fuentes consultadas por la NBC.
El secretario de Estado, John Kerry, ha defendido desde Indonesia este lunes que la operación para detener a Al Libi ha sido acorde a la legislación estadounidense y que éste era "un objetivo adecuado" para el Ejército.
Asimismo, ha confiado que con este arresto el mundo perciba que "Estados Unidos va a hacer todo lo posible que sea legal y adecuado para aplicar la ley y proteger nuestra seguridad".
Al Libi era uno de los principales dirigentes de Al Qaeda todavía en libertad. Su nombre fue uno de los primeros incluidos en la lista de los más buscados del FBI tras los atentados del 11-S y habían ofrecido una recompensa de 25 millones de dólares por su captura.
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