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EEUU pretende perpetuarse en Irak

Washington presiona al Gobierno de Bagdad para que acepte la permanencia de 50 bases en suelo iraquí 

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La Casa Blanca ultima con las autoridades iraquíes un acuerdo que perpetuaría la presencia militar estadounidense en Irak. Estados Unidos está presionando al Gobierno iraquí para lograr un pacto que dejaría las manos atadas al sucesor de George Bush en 2009, sobre todo en cuanto al repliegue de tropas que propone el candidato demócrata Barack Obama.

Las clausulas del acuerdo supondrían legalizar la situación actual, según reveló ayer The Independent. Estados Unidos dispondría de unas 50 bases en suelo iraquí y sus tropas, al igual que sus mercenarios, serían inmunes a las leyes de Irak. Los soldados estadounidenses podrían seguir deteniendo a ciudadanos iraquíes y desarrollando operaciones militares sin tener que pedir permiso al Gobierno del país. Durante la negociación, Washington también ha reclamado el control del espacio aéreo iraquí.

Las autoridades iraquíes intentan retrasar al máximo la firma de la denominada “alianza estratégica”. Temen que el pacto acabe deslegitimizando a su Gobierno, que sería visto como un títere de Washington.

Los parlamentarios iraquíes rechazaron el miércoles cualquier pacto que no contemple la retirada de las tropas estadounidenses.

“La mayoría de los diputados iraquíes rechaza cualquier acuerdo de seguridad, económico, comercial, agrícola, de inversión o político con Estados Unidos que no esté vinculado a obligar a las tropas de ocupación americanas a retirarse completamente de Irak”, dice la carta enviada por los parlamentarios iraquíes al Congreso de Estados Unidos.

Mientras, la Casa Blanca insiste en firmar el acuerdo antes de finales de mes. La presión diplomática se la reparten la oficina del vicepresidente Dick Cheney y el embajador de Estados Unidos en Irak, Ryan Crocker, que lleva semanas negociando los términos del pacto con los iraquíes.

El Gobierno iraquí del primer ministro, Nuri Maliki, intenta marcar distancias con el acuerdo afirmando que la negociación todavía se encuentra en su fase inicial.

EEUU, temiéndose el resultado, se niega en rotundo a que el tratado tenga que ser ratificado en referéndum por la población iraquí. Los principales partidos chiíes se encuentran muy presionados porque necesitan a las tropas de EEUU para intentar controlar el país, en especial a la insurgencia suní y Al Qaeda. Los seguidores del clérigo chií Muqtada Al Sáder ya han manifestado su oposición al acuerdo.

“Nosotros preferimos esperar hasta que haya una nueva Administración en la Casa Blanca”, declaró el miércoles el diputado iraquí suní Khalaf Ulayyan.

Los kurdos, un 20% de la población iraquí, serían favorables a mantener la presencia estadounidense mientras que los suníes estarían divididos: los líderes apoyarían el acuerdo pero no la insurgencia.

Estados Unidos cuenta con unos 151.000 soldados en Irak y su presencia permanente aumentaría las tensiones con el vecino Irán.

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