Público
Público

Elecciones en Bolivia Evo Morales no quiere ser Cristina Fernández de Kirchner

El presidente de Bolivia opta a su cuarto mandato con la economía como principal punto a favor en su campaña, pero con las peores encuestas desde que asumió el cargo en 2006.

Fotografía de archivo fechada el 13 de diciembre de 2005. EFE/Martín Alipaz

Bolivia vota este domingo y hay una cosa que Evo Morales, presidente del país desde 2006 y candidato a un cuarto mandato, tiene claro: no quiere que su país se convierta en Argentina. “¿Quieres eso para Bolivia? ¿Quieres volver a vivir con inflación?”, dice una voz en off en uno de los anuncios de la campaña del partido de Evo Morales, el MAS (Movimiento al Socialismo) mientras recuerda la situación del país vecino: “1.700.000 argentinos desempleados, salario mínimo en caída, 32% de pobreza y 48% de inflación al año”.

Hace cuatro años, Mauricio Macri se convirtió en el presidente de Argentina devolviendo a la derecha al poder después de 12 años de gobiernos progresistas de los Kirchner. Tres mandatos de progreso y derrota antes del cuarto. Morales, a punto de cumplir los 14 años de mandato, busca evitar que la historia se repita y no acabar como Cristina Fernández de Kirchner, derrotada por la derecha, si bien ella en 2015 no se pudo presentar porque ya había cumplido los dos mandatos que establece la constitución.

Un límite que, por cierto, Evo Morales ha conseguido saltarse, superando un referéndum que votó en contra de su tercera reelección, gracias al visto bueno del Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral que autorizó su candidatura al considerar que poder ser elegido democráticamente en unas elecciones es un derecho humano, tal y como establece la Convención Americana de Derechos Humanos.

Morales basa su campaña en la marcha de la economía boliviana y su lema “Futuro Seguro” apela a la estabilidad económica que ha caracterizado al país. Bolivia lleva 15 años de crecimiento ininterrumpido a un ritmo de más del 4% anual, según datos del FMI y ha sido el país que más ha crecido en América Latina en cuatro de los últimos cinco años. Ello con una inflación baja del 2% y reduciendo la pobreza extrema en 23 puntos en los últimos 13 años y la moderada otros 26 puntos, hasta llegar al 15 y 34% respectivamente, según los datos oficiales.

La nacionalización de los hidrocarburos, el aumento del precio de las materias primas, la compra de reservas de dólares, un sector agroindustrial privado en auge y el respeto a la llamada economía informal de comerciantes y artesanos han sido clave en el crecimiento boliviano y en el fomento de políticas públicas tal y como explica para Público el economista y consultor para organizaciones como el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Latinoamericano, Luis Carlos Jemio.

Una probable segunda vuelta

Sin embargo, los datos económicos no dan la victoria segura a Morales. Las encuestas muestran que no llegará al 50% con el que se aseguraría la victoria en la primera vuelta, un resultado que ha superado en las tres elecciones anteriores donde hasta llegó a superar el 60% en 2009 y 2014. Lejos de aquellos números que anhelan los evistas, las encuestas siguen dando como favorito a Morales, con entre el 35 y el 40%, números que podrían ser suficientes para amarrar su continuidad. Para ello, necesita superar la barrera del 40% de los votos y que la distancia respecto a su inmediato perseguidor sea de más de 10 puntos.

Su principal rival es el que fuera presidente de la República de Bolivia (en 2009 cambió su nombre a Estado Plurinacional de Bolivia) de 2003 a 2005, Carlos Mesa. Las encuestas le sitúan entre el 20 y el 27% y estaría cerca de poder forzar la segunda vuelta en la que contaría con la unificación de toda la oposición que se encuentra dividida en otros dos candidatos con menos opciones que rondan entre el 5 y el 10%. Mesa centra todos sus mensajes en una regeneración democrática del país más que en criticar la marcha económica. “Ya es demasiado”, reza uno de sus lemas.

Periodista, escritor e historiador académico, Mesa tomó las riendas del país en octubre de 2003 tras la huida del entonces presidente González Sánchez de Lozada en plenas protestas que acabaron con la muerte de 70 personas. Su gobierno duró apenas un año y siete meses hasta que renunció debido a las protestas en la calle, el bloqueo en el parlamento del resto de fuerzas y su negativa a nacionalizar el gas, algo que haría Evo Morales un año después tras ganar las elecciones de 2005. Su papel como portavoz de Bolivia en el conflicto del mar en Chile le granjeó un importante apoyo popular que le acabó animando a presentarse a las actuales elecciones.s elecciones.

Una de las principales banderas es la crítica a que Evo Morales no asumiera el mandato del referéndum de 2016 en el que el 51% de la población votó en contra de una reforma constitucional que permitiera al presidente concurrir para un cuarto mandato y que fuera la justicia la que avalara su candidatura. “Ya es demasiada injusticia de una justicia podrida hasta los huesos”, ha repetido durante la campaña electoral.

Precisamente, según indica el presidente del Colegio de Politólogos de La Paz, Ludwig Valverde, ha sido la falta de profundización democrática y algunos casos de corrupción vinculados a personas cercanas al MAS, como el llamado Fondo Indígena que afectó a una ex ministra, dos senadoras y dos dirigentes del oficialismo, lo que ha dañado la imagen de Evo Morales, además del propio desgaste del proyecto tras 13 años.

El otro asunto que ha mermado la campaña del primer presidente indígena han sido los incendios de este verano en la Amazonia y en la Chiquitanía donde se han quemado casi cinco millones de hectáreas, según la ONG Fundación Amigos de la Naturaleza. La promulgación de una ley que permitía la ampliación de la frontera agrícola en la región oriental del país, el permiso de quema y la falta de respuesta durante las primeras semanas han provocado que una parte de la sociedad señale a Evo Morales como responsable del desastre.

Pese a estar en posiblemente sus horas más bajas, Evo Morales continúa siendo una referencia no sólo en Bolivia sino en la izquierda mundial. Es el único dirigente que ha sobrevivido en el poder desde mediados del 2000 cuando un conjunto de gobiernos populares con Chávez en Venezuela, los Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador y Lula Da Silva y Dilma Roussef en Brasil tenían el poder en América Latina. Su imagen sigue estando asociada al crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la promulgación de derechos para la población indígena. Sin embargo, 14 años no pasan en balde. El domingo tendrá una gran prueba si quiere llegar a los 20 años de mandato.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional