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Elecciones en Bolivia El giro a la derecha en Latinoamérica arrastra a Evo Morales a una posible segunda vuelta histórica en Bolivia

El presidente boliviano gana las elecciones con el 45% de los votos, una victoria que, de momento, no es suficiente para conseguir un cuarto mandato consecutivo. A falta de confirmar si el recuento definitivo evitará una nueva cita electoral, Morales se enfrentará el 15 de diciembre con Carlos Mesa, que en la primera vuelta ha conseguido un apoyo del 38%.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, junto al vicepresidente Alvaro Garcia Linera. - EFE

Evo Morales se había convertido hasta ahora en una rara avis de la política latinoamericana: era el único líder que llegó al poder a principios de los 2000 que seguía gobernando sin grandes problemas internos. Hasta este domingo. La primera vuelta de las elecciones presidenciales dejan a Evo Morales muy tocado pese a ser el candidato más votado con más del 45%. Sin embargo, el 38% de votos para Carlos Mesa, ex presidente de 2003 a 2005, apuntan a posible una segunda vuelta histórica y en la que posiblemente toda la oposición se unifique para echar a Evo del poder.

Una victoria de la oposición en diciembre sería el último coletazo de una ola de cambios de carácter principalmente conservador que ha afectado a toda América Latina. Así, en 2015, Mauricio Macri derrotaba a Daniel Scioli, candidato del kirchnerismo que llevaba 12 años de mandato en Argentina y daba paso a un gobierno de corte neoliberal. Al año siguiente, la presidenta de Brasil Dilma Rousseff era depuesta de su cargo en un impechment polémico que acabó con la victoria de Jair Bolsonaro en las elecciones de 2018. En 2017, Lenín Moreno tomaba el relevo de Rafael Correa en Ecuador y lo que parecía una sucesión pactada se convirtió en una separación con petición de extradición para el ex presidente incluida y arengas contra el actual gobernante desde el exilio por parte de Correa.

A estos casos se han de sumar el de Venezuela que desde 2013 gobierna Nicolás Maduro sucediendo al fallecido Hugo Chávez y que vive en los últimos tres años una crisis sin precedentes con una hiperinflación que supera las tres cifras y un conflicto político enquistado entre el oficialismo y la oposición; así como las protestas que se han dado en Nicaragua contra Daniel Ortega que lleva más de una década en el poder.

Las encuestas lo avisaron y esta vez, parece, cumplieron con su pronóstico:a falta de confirmar el recuento definitivo habrá segunda vuelta en Bolivia por primera vez en la historia. La distancia entre las dos candidaturas más votadas no ha superado los 10 puntos que reclama la constitución para asegurar la victoria en primera vuelta. Los 45 puntos de apoyo que ha cosechado el presidente no han sido suficientes para conseguir un cuarto mandato consecutivo que diera continuidad al llamado “proceso de cambio” que comenzó con su victoria en 2005.

Ese 45% son casi 20 puntos menos del apoyo electoral que obtuvo el primer presidente indígena de América Latina en las pasadas elecciones presidenciales de 2014. De aquellas elecciones a estas también se ha pasado de ganar en ocho de los nueve departamentos a hacerlo sólo en cinco de ellos, los situados en la zona occidental, mientras que la zona oriental ha apostado por Carlos Mesa. De nuevo la división regional como una de las explicaciones electorales que pasan factura a Evo más allá del altiplano.

El candidato opositor Carlos Mesa reacciona tras conocer los primeros resultados electorales. - EFE

El candidato opositor Carlos Mesa reacciona tras conocer los primeros resultados electorales. - EFE

El Oriente boliviano ha sido en los últimos años el principal bastión opositor al gobierno socialista, una tendencia que se confirma en la región de Santa Cruz donde Carlos Mesa ha obtenido hasta 13 puntos más que Morales. Esta zona ha sido la más afectada por los incendios de este verano y de los que se responsabilizó a Evo Morales por ampliar la frontera agrícola, otorgar tierras a los llamados ‘colonos’ (personas del altiplano que migraban a la zona de tierras bajas) y permitir las quemas en las parcelas.

Porque no todos los males de Evo vienen de la tendencia internacional. A los incendios se le suma la polémica respecto a su candidatura, rechazada en un referéndum, y avalada por el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral. También se añaden las acusaciones de diferentes casos de corrupción de personas del entorno cercano a Evo Morales como el Caso Fondo Indígena que afectó a una ex ministra y dos ex dirigentes del todavía partido de gobierno.

La ola de cambios moja Bolivia y arrastra a Evo Morales al abismo… pero sin empujarlo de manera definitiva porque si alguien sabe de las virtudes de la resistencia indígena es el líder del MAS. Eso sí, las opciones de una victoria del presidente en una segunda vuelta el 15 de diciembre son complejas si se tiene en cuenta que la unión de los votos de los tres principales candidatos opositores, que han mostrado su rechazo a Evo, suma más del 50% (38% Mesa; 8’8% Chi y 4’4% Ortiz).

Tras conocer los resultados, tanto Evo Morales como Carlos Mesa celebraron su victoria, aunque el ambiente en las sedes de uno y otro eran bien diferente. Mientras que en la sede de Comunidad Ciudadana (Mesa) había cánticos y hasta gallos de felicidad, en el Palacio Quemado, sede gubernamental a la que asistieron miles de militantes socialistas, los gritos rozaban más la resistencia, la épica de una victoria en diciembre.

A falta de conocer los resultados definitivos y de si el recuento evitará una nueva cita electoral, el próximo 15 de diciembre los bolivianos y bolivianas elegirán entre Evo Morales y Carlos Mesa: entre la continuidad de un proyecto que ha permitido el crecimiento económico los últimos 15 años al 4’5% de media y una reducción importante de la pobreza o un proyecto que apuesta por la regeneración democrática tras tres mandatos de gobierno socialista.

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