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Elecciones Camboya se prepara para ir a las urnas con su democracia en entredicho

En total, 8,3 millones de camboyanos están llamados a votar en los comicios en los que el gobernante Partido del Pueblo de Camboya (PPC) parte como favorito para llevarse la mayoría de los 125 escaños del parlamento en disputa.

Dos oficiales del Comité Nacional de las Elecciones traslada el material necesario para las elecciones del domingo. / EFE

Jordi Calvet / efe

Camboya celebra este domingo unas elecciones en las que se espera que el primer ministro, Hun Sen, renueve sin dificultades el cargo tras una ofensiva contra la oposición que ha puesto en duda la vigencia de la democracia en el país.

En total, 8,3 millones de camboyanos están llamados a votar en los comicios en los que el gobernante Partido del Pueblo de Camboya (PPC) parte como favorito para llevarse la mayoría de los 125 escaños del parlamento en disputa.

A la votación se presentan otras 19 candidaturas, gran parte de ellas pequeños partidos creados para la ocasión, entre las que falta el Partido para el Rescate Nacional de Camboya (PRNC), principal grupo opositor en los últimos comicios.

Esta formación, que logró el 44% de los votos en las elecciones de 2013 y amenazó de nuevo la hegemonía del PPC en las urnas en los comicios locales de junio del año pasado, fue ilegalizada en noviembre de 2017 por el Tribunal Supremo.

La medida culminó una ofensiva judicial que llevó a la detención del líder del PRNC, Kem Sokha, y la huida al exilio de un centenar de dirigentes del partido, que han llamado a boicotear la votación. "Son una farsa de elecciones. Es una carrera de un único caballo con palmeros", ha declarado a través de correo electrónico Monovithya Kem, jefa de relaciones públicas del PRNC e hija del opositor encarcelado.

Personal de la comisión electoral ultimaba este sábado los preparativos en los cerca de 23.000 puntos de votación habilitados en todo el país. El portavoz de la comisión, Dim Sovannarom, supervisó los trabajos en uno de los colegios de Phnom Penh donde apeló a la experiencia y capacidad técnica de la institución para defender que la votación de mañana será justa, libre y transparente. "Nosotros aplicamos la ley y esta nos da el mandato para organizar elecciones libres y justas, y esto es lo que hacemos", ha dicho Dim a la prensa.

La campaña del PRNC instando a sus seguidores a no votar ha llevado al Gobierno a redoblar los esfuerzos para alentar la participación con promesas populistas, pero también con amenazas y presiones a los abstencionistas. "El boicot es ilegal. Pero, de acuerdo con la Constitución, todos los camboyanos tienen el derecho a votar y, si no lo hacen, este también es su derecho", ha precisado Dim, quien se ha mostrado confiado en que la participación supere el 60 %.

Hun Sen, en el cargo desde 1985, recurrió a la red social Facebook para llamar a la participación tras cerrar el viernes la campaña con un multitudinario acto en el que se mostró confiado en la victoria y reivindicó la disolución de la oposición, a los que calificó como "traidores".

Bloqueo de los medios de comunicación

Las elecciones serán las sextas desde que la ONU organizara la primera votación democrática en 1993 tras la paz que dos años antes puso fin a dos décadas de guerra civil entre varias facciones, entre ellas el Jemer Rojo.

La represión contra el PRNC, que se extendió a la prensa y a la sociedad civil, ha llevado a analistas y activistas a dar por terminada la experiencia democrática en el país y a pronosticar un mayor autoritarismo del régimen de Hun Sen.

El ministerio de Información ha admitido este sábado el bloqueo desde anoche y durante 48 horas de las páginas web de 17 diarios y radios independientes, lo que se ha criticado desde algunas asociaciones de prensa.

En un comunicado, el Centro Camboyano de Prensa Independiente ha dicho que la ausencia de estos medios "cuestiona" el estatuto de los comicios como "transparentes, justos y libres" y que, por ello, "la legitimidad del nuevo gobierno es absolutamente dudosa".

Las denuncias de corrupción, manipulación de las instituciones e intimidación de adversarios han sido constantes durante el largo mandato de Hun Sen, pero en la última ola represiva varios observadores ven un cambio cualitativo.

"Camboya ya no es una sociedad en transición sino una que se dirige hacia una dictadura de partido único", ha asegurado el secretario general de la Comisión Internacional de Juristas, Sam Zarifi, quien denunció el fin de los acuerdos de paz de 1991.

La legitimidad de las elecciones también ha sido cuestionada por la relatora de la ONU, además de Estados Unidos y la Unión Europea, que retiraron la ayuda a la comisión electoral camboyana y amenazaron con imponer sanciones.

El Gobierno camboyano ha defendido el carácter democrático de las elecciones, señalando a la pluralidad de candidaturas y a la presencia de 80.000 observadores, aunque el grueso pertenece a una organización vinculada al hijo del primer ministro.

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