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Elecciones en tierra hostil

Sintonía entre la política y Hollywood sobre la guerra de Irak

ERNESTO EKAIZER

¿Misión cumplida? Muchos de los que no apoyaron siete años atrás o mantuvieron sus dudas sobre la invasión de Irak y que, incluso, se llegaron a mofar cuando el entonces presidente norteamericano George W. Bush aterrizó, el 1 de mayo de 2003, disfrazado de comandante en jefe, y declaró misión cumplida desde el portaaviones Abraham Lincoln, hoy, a la vista de las elecciones legislativas del pasado domingo, comienzan a matizar que finalmente quizá el alto nivel de participación electoral (62,9%) termine justificando retroactivamente aquella operación militar. Sería algo así como el presagio del nacimiento de una nueva nación. La arrogancia y torpezas de Bush elevadas a comadrona de la historia.

Aunque el tema de la participación carece de una relevancia dominante en un país ocupado por 96.000 soldados norteamericanos y en una elección que, a diferencia de otras anteriores, no ha sufrido un boicot electoral, lo cierto es que si se compara con los últimos comicios legislativos, los de 2005, el índice ha sido este pasado domingo menor en más de 12 puntos, porque en aquellas elecciones, la afluencia masiva de chiíes y kurdos compensaron con creces la decisión de los suníes de quedarse en casa, alcanzándose una participación del 75%

Irak es una semicolonia de EEUU no sólo por estar ocupado

Hay un punto en común o una línea de sintonía, si se prefiere, entre el mensaje de que finalmente los iraquíes están ahora abocados de verdad a construir una nación y la decisión de la Academia de Holly-wood a otorgar el Oscar a la Mejor Película y a la Mejor Dirección (Kathryn Bigelow) a En tierra hostil (The Hurt Locker), entre las seis estatuillas concedidas. Y esa sintonía consiste en mirar la situación de Irak en abstracto, las elecciones como símbolo de la democracia o la vida y milagros de un grupo de Tedax del Ejército norteamericano destinado allí en 2004. Sobre el carácter de la guerra y la situación de los iraquíes nada que decir. ¡Viva la neutralidad y la objetividad en el arte después de la cobertura neutral y objetiva de los periodistas empotrados!

Irak no es solo una semicolonia norteamericana por el mero hecho de ser un país ocupado por tropas extranjeras. Lo es porque las principales decisiones se adoptan en la fortaleza que representa la embajada norteamericana en Bagdad. Y el método de adopción de esas decisiones no va a acabar cuando empiece la retirada de las tropas norteamericanas en agosto próximo y culmine en 2011. El estatuto colonial sobrevivirá a la salida de las tropas.

Cuando el bueno de Alan Greenspan, (¿recuerdan al amo del universo?) escribió en sus memorias, publicadas en 2007, unas líneas sobre la guerra de Irak, Bush quiso comérselo crudo. Nunca mejor dicho. ¿Cuál era su herejía? Pues la de decir en 13 líneas la verdad, sólo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

Petraeus ha dicho que no hay una democracia sino una Irakocracia

En la página 463 de la edición inglesa, Greenspan escribe: 'Me entristece que sea políticamente inconveniente reconocer lo que todos saben: la guerra de Irak es en gran parte sobre el petróleo'. El ex presidente de la Reserva Federal razona: 'De modo que las proyecciones de oferta y demanda mundial de petróleo que no tomen en cuenta la altamente precaria situación vigente en Oriente Próximo cierran los ojos al gorila de 362,8 kilogramos que puede provocar el parón del crecimiento económico del mundo'.

Mira por dónde, no sería el gorila evocado por Greenspan el que provocaría a partir de agosto de 2007, meses después de que apareció su libro, el parón que el mismo ex presidente de la Reserva Federal ha caracterizado como una crisis que sólo ocurre en un siglo. El parón ha sido, en gran parte, provocado, cosa que ya no es un secreto para nadie, por la política de Greenspan y Ben Bernanke.

En otros términos, la invasión de Irak obedecía a un plan estratégico, más allá de la torpeza ejecutoria de George W. Bush, quien con el apoyo intelectual, político y militar de Tony Blair y Gordon Brown, y el respaldo ávido de una nota a pie de página en la historia (y dividendos como estadista de fama mundial) de José María Aznar, construyó su coalición internacional de cartón piedra.

Las elecciones no suponen construir una nación. Según ha dicho el general Petraeus, que acometió la escalada o aumento de tropas, en Irak no hay una democracia sino una Irakocracia, la utilización de la corrupción, la represión, la intimidación y los ajustes de cuentas tribales o étnicos por una casta de políticos en la búsqueda del clientelismo electoral y gubernamental.

Como no certifica objetividad En tierra hostil, película en la que el heroísmo, el sacrificio, y la droga de la guerra guía la conducta de un grupo de valientes norteamericanos que viven aislados de la realidad. Lo importante, pretende la película, es tener un objetivo, cualquiera que sea este, qué más da. Hay muchas organizaciones terroristas, por no hablar de Hitler, Franco y sus falanges respectivas, que también pueden presumir de heroísmo, sacrificio, ideas y espíritu guerrero

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