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ELECCIONES Venezuela vota bajo la sombra de la abstención y de la profunda crisis económica 

Las primeras horas de las elecciones presidenciales en Venezuela se han saldado con poca afluencia de electores a las urnas. Nicolás Maduro se enfrenta a tres aspirantes (Henri Falcón, Javier Bertucci y Reinaldo Quijada) y al llamamiento a abstenerse de buena parte de la oposición. El país sufre una grave crisis económica y de inflación.

Un hombre, en uno de los centros de votación en la localidad de Barquisimeto - Carlos Jasso / REUTERS

ALBERTO PRADILLA

La crisis económica ha provocado que las colas formen parte del paisaje habitual de Caracas. Se hacen para el menguante transporte, para trámites administrativos, para obtener algún producto básico a un precio más ajustado que el que se ofrece en los mercados. Paradójicamente, las filas no se han repetido en los colegios electorales, donde tradicionalmente siempre se han visto aglomeraciones en los sucesivos comicios que se han registrado en Venezuela. A mediodía en Caracas, en la mayoría de centros de votación se observaba una afluencia limitada, aunque la tendencia podía ser revertida en la tarde.

Las sensaciones en la capital no tienen por qué reflejar lo que ocurre en el resto del país. Hoy a las 18:00 horas (las 00:00 en España) se cerrarán los primeros colegios, aunque siempre se mantienen abiertos en caso de que haya algún votante esperando. A partir de entonces se sabrá quién es el ganador: Nicolás Maduro, el actual presidente, o alguno de sus tres oponentes: Henri Falcón, Javier Bertucci o Ronaldo Quijada. La oposición tradicional, que históricamente se agrupó en torno a la Mesa de la Unidad Democrática, representada por figuras como Henrique Capriles (inhabilitado por la justicia) o Leopoldo López (bajo arresto domiciliario) ha llamado a la abstención para deslegitimar el proceso e insta a la comunidad internacional a no reconocer los resultados.

El Gobierno, a través de su ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, anunció que a las 9 y media de la mañana (15 horas en España) ya habían votado 2 millones de personas, de un total de 20 millones de electores. Siguiendo con la tradición que inició en las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de julio de 2017, el presidente fue el primero en votar, en un colegio del populoso barrio de Catia. Prometió “cambiar la economía” en caso de revalidar su mandato. La escasez es el tema central, casi el único, en unos comicios que se han desarrollado con baja intensidad.

“No hay una oposición seria que tenga un proyecto para el país en el que podamos creer”

El candidato opositor Henri Falcón, tras depositar su voto, denunció la existencia de irregularidades, como por ejemplo la instalación de “puntos rojos”. Estas son carpas organizadas por el chavismo que se utilizan para activar a sus bases. Sus detractores consideran que son utilizados para “presionar” a los votantes. El acuerdo que permitió la celebración de los comicios decía que los partidarios de Maduro debían abstenerse de situar estos espacios frente a los colegios, por lo que en esta ocasión se han colocado, bajo el nombre de “punto tricolor”, en zonas más alejadas a los centros de votación.

La ausencia de votantes era perceptible en el colegio Miguel Antonio Caro, en la avenida Sucre, uno de los colegios más populosos del barrio de Catia. A las 9 de la mañana llegaban continuamente personas disputas a participar en los comicios, pero lejos de las largas colas que podían verse, por ejemplo, en las votaciones a la Asamblea Nacional Constituyente, celebradas en agosto de 2017.

“Espero que continúe el proceso. La mala situación económica es debido a la guerra que tenemos montada”. Carlos Sánchez, de 40 años, acude al colegio electoral junto a su hijo. Cree que es posible que haya pocos votantes, aunque confía en que se incremente la participación por la tarde. “No hay una oposición seria, que tenga un proyecto para el país en el que podamos creer”, asegura. También critica los “ataques que ha sufrido Maduro”. “Le han dado más duro que a Chávez, afirma.

Sánchez trabaja en un banco, por lo que tiene un sueldo de tres salarios mínimos, lo que casi alcanza los 9 millones de bolívares. Mucho, si se compara con una mayoría de venezolanos pero insuficiente frente a la hiperinflación.

“Hay una crisis humanitaria provocada por este Gobierno de dictadores”, dice José Alejo, estudiante de 21 años de la Universidad Nacional Experimental de Seguridad. Afirma que ha votado por Henri Falcón, el antiguo gobernador del Estado Lara que llegó al poder como miembro del PSUV, la formación fundada por Hugo Chávez, pero terminó en las filas de la oposición, un sector con el que también se ha enfrentado por presentarse como candidato en las presidenciales.

“Hay una crisis humanitaria provocada por este Gobierno de dictadores”

Alejo es también crítico con la oposición que no llamaba a votar. Afirma que, “si no votas, el Gobierno se queda”. “Dicen que el sistema electoral está viciado, pero yo creo que es la única forma de cambiar”, dice. Sobre el Gobierno de Nicolás Maduro, considera que “si tiene tanto tiempo en el poder, no sé por qué no ha mejorado la situación ya”.

El barrio de Catia se encuentra en el oeste de Caracas, una zona que tradicionalmente se ha asociado con el apoyo al chavismo. Sin embargo, no existe una barrera marcada, ni se trata de la simplificación de este rico versus oeste popular.

Aunque la sensación es que hay menos votantes que en otras ocasiones, la coordinadora del colegio, que no quiere dar su nombre, dice que a las 9 de la mañana habían votado 350 personas de un censo de cerca de 5.000. Asegura que son las cifras habituales, que no hay una mayor tendencia abstencionista.

Por la mañana, en uno de los bastiones del chavismo, la parroquia del 23 de enero, tampoco lucía con las colas de otras citas electorales. Marbin Rojas, albañil de 62 años, dice que va a votar por Maduro para que se mantengan los programas sociales. Cree que un triunfo de la oposición implicaría un retroceso, aunque admite que su salario, de unos 3 millones de bolívares, no le alcanza para nada.

En el este, la mayoría de los colegios aparecían vacíos. Zonas como Altamira son las elegidas por las clases más pudientes y centro neurálgico de las protestas opositoras. Por eso, en sus colegios apenas podían verse votantes. A las 12.00 (las 18:00 en España) estaban convocadas protestas en las iglesias de esta zona.

Otros centros como el colegio Pedro Fontes, en Montalbán, cerca de la colonia El Paraíso, sí mostraban más afluencia de votantes. Este es un centro al que acuden tanto chavistas como opositores. Sus alrededores fueron un campo de batalla durante las protestas de 2017, la Policía tomó estas calles en diversas ocasiones e incluso hubo enfrentamientos armados. Nada queda de aquello. Frente al centro de votación, tres carros con mujeres con camisetas chavistas lanzan proclamas revolucionarias. Otra mujer, desde la puerta, les afea la conducta. Se trata de Marlen Navas, de 62 años, “chavista y madurista” pero que critica el proselitismo ante el colegio porque “hay que cumplir las reglas”. Afirma que la situación es grave pero cree que hay que dar margen al Gobierno.

Los colegios electorales se mantienen abiertos hasta las 18:00. Sin embargo, la ley venezolana dice que si hay un votante haciendo cola, el centro tiene que mantenerse abierto, por lo que es habitual que las votaciones se alarguen. Esto hace que no se sepa la hora exacta en la que se anunciarán los resultados, aunque habitualmente se alarga hasta pasada la medianoche. Será entonces cuando corresponda hacer análisis.

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