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Elor Azaria, el sargento justiciero que divide Israel

El juicio del sargento Elor Azaria ha vuelto a poner en relieve la profunda división existente en Israel. De hecho hay dos países cuyas ideas están cada vez más alejadas entre sí y se expresan de manera distinta en lo tocante a la ocupación, aunque el Israel de izquierdas es el que lleva las de perder.

Elor Azaria, el sargento justiciero que divide Israel. REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.- El sargento Elor Azaria tenía 19 años cuando lo enviaron a Hebrón. Servía como paramédico del ejército y su misión consistía en atender heridos. Sin embargo, a las 8:30 de la mañana del 24 de marzo, hace nueve meses, abrió fuego contra Abdel Fattah al Sharif, de 21 años, que estaba inmovilizado en el suelo y herido de gravedad después de atacar a un soldado israelí con un cuchillo. “Ese terrorista estaba vivo y debía morir”, fue lo primero que dijo el sargento tras rematar al palestino.

Ahora Elor Azaria es un héroe para numerosos israelíes. Cientos de israelíes de ambos sexos y de todas las edades, bastantes de ellos violentos, se congregaron el miércoles ante el tribunal militar que lo juzgó y lo halló culpable de “homicidio imprudente”. En un principio se le acusaba de asesinato, pero los fiscales acabaron por reducir los cargos.

Los manifestantes se enzarzaron a golpes con cientos de policías que practicaron algunas detenciones, golpearon a periodistas y gritaron consignas contra los jueces y el Gobierno. Consideran que ni el Gobierno ni los jueces han sido justos con Azaria, que deberían haberlo declarado inocente y no culpable, y siguen presionando para que la sentencia que debe hacerse pública el 15 de enero sea lo más suave posible.

No sólo hubo violencia física. Los manifestantes corearon consignas muy subidas de tono. Por ejemplo, dirigiéndose al jefe del Estado mayor del ejército, el general Gadi Eizenkot, le gritaron: “Ten cuidado porque Rabin está esperando a un compañero”, aludiendo al exprimer ministro Yitzhak Rabin, asesinado en 1995 por buscar la paz con los palestinos.
La división que ha suscitado el juicio de Azaria es evidente. No sólo es una lucha entre derecha e izquierda, sino que también es una lucha en la que trascienden valores. Los mismos oficiales y soldados que han declarado como testigos durante el juicio han dado versiones distintas sobre los hechos ocurridos el 24 de marzo. Un diario dice que las diferencias entre unos y otros dependen de la orientación política de cada uno de ellos.

“Ese terrorista estaba vivo y debía morir”, fue lo primero que dijo el sargento tras rematar al palestino

Lo que hace distinto este juicio es la existencia de un vídeo. Lo grabó un palestino de Hebrón que desde entonces no ha parado de recibir amenazas de muerte. Lo grabó con una cámara que le prestó la organización de derechos humanos israelí B’Tselem, un grupo que distribuye cámaras entre los palestinos que viven en zonas conflictivas para documentar los excesos de la ocupación militar.

En la manifestación del miércoles en Tel Aviv, una buena parte de los concentrados cerca de la sede del ministerio de Defensa pertenecían a Lehava, una organización racista que combate prácticamente cualquier tipo de contacto entre judíos y no judíos. Otra buena parte eran miembros del grupo La Familia, fans del equipo Beitar de Jerusalén, la formación más racista de la liga israelí.

La misma izquierda se ha dividido. Una de las diputadas más carismáticas del partido laborista, Shelly Yachimovitz, se ha mostrado partidaria de conceder un indulto al sargento. Sin embargo, otros responsables políticos de la izquierda han lamentado que el proceso contra Azaria no se haya extendido a los dirigentes de la derecha “que defienden la ocupación y nunca se sientan en el banquillo”.

Las amenazas contra la vida de los tres jueces que formaban parte del panel que declaró culpable al sargento, han llevado a los jefes militares a designar protección especial a los tres jueces. Dos de ellos han consagrado sus vidas al ejército y han participado en las últimas guerras. Dos israelíes, un hombre y una mujer, han sido detenidos por incitar a la violencia contra los jueces en las redes sociales.

El 67% de los encuestados por el Canal 2 de televisión se han mostrado favorables a un indulto. De hecho, poco después de conocerse el veredicto, el mismo primer ministro Benjamín Netanyahu, pidió el indulto. Las peticiones de indulto se han multiplicado en las últimas horas y la oficina del presidente Reuven Rivlin ha dicho que cualquier petición que les llegue se considerara en su debido momento.

Pero mientras unos y otros se expresan sobre el caso, algunos juristas han indicado que el juicio de Azaria puede resultar beneficioso para Israel en la Corte Penal Internacional (CPI), ya que la imagen que se ha transmitido al mundo es la de un sistema judicial que es capaz de hacer frente a los desafíos de la presencia israelí en los territorios ocupados.

En otras palabras, lo que el juicio demostraría es que Israel es capaz de administrar justicia en la Cisjordania ocupada y por lo tanto las peticiones de los palestinos de que sea la CPI la que examine los presuntos crímenes de guerra está fuera de lugar. Los palestinos ya han dado a entender que en un futuro próximo piensan dirigirse a la CPI por la ilegalidad de las colonias judías que no paran de crecer.

Además, algunos analistas han indicado que Elor Azaria, que en teoría podría ser condenado a 20 años de prisión, aunque solo en teoría, es el primer soldado que se ha hallado culpable vistiendo el uniforme desde hace 12 años, lo que reforzaría la posición de Israel, según unos, o la debilitaría, según otros.

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