Este artículo se publicó hace 3 años.
La evidencia que Biden niega: el Gobierno de Bush planificó una "democracia sostenible" en Afganistán
Un documento desclasificado del Departamento de Estado de EEUU relata los planes que en 2003 tenía la Casa Blanca respecto al futuro del territorio afgano. Entre sus proyectos figuraba "gobernar a través de líderes locales".
Bilbao-
Un gobierno títere, unos opositores eliminados... y una "democracia sostenible" instalada a fuerza de bombardeos. El plan de George W. Bush para Afganistán iba dirigido a reforzar un gobierno títere que se mantuviese fiel a los intereses de EEUU. Así se refleja en un documento desclasificado del Departamento de Estado que hoy, con los talibanes instalados nuevamente en el poder, confirma el auténtico fracaso que supuso la intervención estadounidense en ese país asiático.
Aquellos objetivos de Bush en Afganistán contrastan con las palabras del presidente Joe Biden, quien esta misma semana, tras interrumpir sus vacaciones veraniegas, aseguró desde la Casa Blanca que la finalidad de EEUU en esa guerra "nunca fue crear democracia". Sin embargo, el Gobierno del Partido Republicano que lanzó aquella intervención militar –amparada en la denominada "guerra global contra el terror"– no pensaba lo mismo.
De acuerdo a un documento obtenido por Público, la administración estadounidense indicaba a principios de 2003 que lo realmente importante a la hora de abandonar Afganistán sería "el modo exacto de salir". En tal sentido, advertía que existían "varios factores clave" a tener en cuenta "a la hora de
contemplar un régimen de ocupación militar y una transición a un régimen civil autóctono".
Entre esos puntos, el Gobierno de Bush advertía que "crear una democracia sostenible requiere tiempo, dinero y elecciones bien supervisadas". Del mismo modo, el plan de EEUU contemplaba que "las viejas ideologías deben ser desacreditadas" y "si es posible, gobernar a través de funcionarios locales".
"Eliminar a los más fanáticos"
La Casa Blanca recomendaba además "eliminar a los partidarios más fanáticos del régimen derrocado" y garantizar la existencia de "una fuerza policial grande y bien entrenada", ya que sería "tan importante como una fuerza militar de ocupación". También planteaba tratar o incluso "cooptar" los denominados "focos residuales de resistencia".
De cara a esa hipotética transición hacia un gobierno "autóctono", el Gobierno de Bush llamaba a "evitar las divisiones territoriales o étnicas" y facilitar la participación de las facciones políticas "aceptables" en el "nuevo gobierno". Sobre ese punto concreto, planteaba la necesidad de que dichas facciones bendecidas por EEUU tuviesen "apoyo de sus patrocinadores externos".
La guía estadounidense incluía además "crear una base económica sólida" en el país bombardeado, además de obtener la participación y el apoyo de la comunidad internacional" a ese proceso. Por último, recomendaba "no intentar revolucionar la sociedad de la noche a la mañana".
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