Evo Morales salió abruptamente de Bolivia hace justo un año. Prometió entonces que sería "millones", una promesa que cumplió este pasado miércoles cuando llegó a Chimoré, la localidad cocalera en la que concluyó su  triunfal gira de regreso a Bolivia tras aterrizar en el país el pasado lunes. El aeropuerto de Chimoré fue precisamente el lugar por el que salió de Bolivia el 11 de noviembre de 2019 y al que ahora vuelve para cerrar el círculo como un héroe.

El recibimiento por parte de sus seguidores fue espectacular y multitudinario. Pocas veces se había visto algo igual en el país: una multitud cuyo final no alcanzaba la vista le aclamó como si siguiera siendo presidente. Según todas las estimaciones, un millón de personas se concentraron para aclamar al hijo pródigo.

Donde hace un año dejó Bolivia entre caras de tristeza rodeado de unos pocos allegados, pero regresó en una fiesta ante miles de incondicionales al grito de "Evo, Evo".

"Volveré y seré millones", prometió recordando una frase del líder indígena Tupak Katari cuando fue descuartizado por levantarse contra la colonia española.

Justo un año después, miles de personas le estuvieron esperando durante horas, de pie desde la madrugada, en una espera paciente bajo momentos de sol radiante y otros de fina lluvia. Pacientes hasta que a unas horas de la llegada de su líder rompieron el cordón de seguridad para acercarse al escenario.

"Ya somos millones", les animaban los presentadores, en español y quechua. "Para nosotros siempre va a ser nuestro presidente, de por vida", les arengaban. 

"Hermano Evo, bienvenido a tu país", le obsequiaba una de las muchas pancartas, entre un mar de banderas azules de su partido el Movimiento al Socialismo (MAS), tricolores de Bolivia y la multicolor whipala de los pueblos originarios.

Su aparición en helicóptero desató una explosión de júbilo, mientras sobrevolaba la multitud.

"Ahora somos millones", afirmó Morales al dirigirse a las masas que lo aclamaban, a las que saludó con un "jallalla Bolivia", viva Bolivia, mientras ondeaba una whipala adornado por un collar de flores y hojas de coca.

Quien durante casi catorce años estuvo al frente del país aseguró que nunca abandonó a los suyos, aunque haya estado un año fuera. 

El exmandatario boliviano pidió un aplauso para el nuevo presidente de Bolivia, Luis Arce, quien el pasado domingo fue investido tras ganar las elecciones del mes pasado al frente del MAS con una amplia mayoría del 55 por ciento de los votos.

También lanzó un mensaje cargado de ironía contra quienes le forzaron al exilio:  "Los salvajes nuevamente estamos en el Gobierno, estamos en el poder", proclamó en respuesta a la expresidenta interina del país Jeanine Áñez.

Un regreso triunfal

Evo Morales culminó en Chimoré una gira multitudinaria que desde el pasado lunes le acompañó tras su entrada desde Argentina.

Ese país le acogió durante la mayor parte de su ausencia de Bolivia, previo paso por México, cuando abandonó Bolivia denunciando que era forzado por un golpe de Estado.

Morales había sido declarado vencedor de las elecciones de octubre de 2019, que luego fueron anuladas entre denuncias de fraude a su favor, algo que siempre ha negado.

Acababan de golpe casi catorce años en el poder del presidente indígena, quien había comenzado su carrera política en 1997 como diputado salido del Chapare, la zona cocalera donde está Chimoré.

Evo Morales nunca ha dejado su puesto de presidente de las federaciones de cocaleros de esta zona.

Ni tampoco de ser el líder de miles y miles de bolivianos que le recibieron como un ídolo en su retorno.