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El exdemócrata sucesor de Bush que ansía la Casa Blanca

El gobernador de Texas, Rick Perry, anuncia que luchará por ser candidato republicano a las elecciones

PABLO MACHUCA

“No subestimaría a Michele Bachmann, especialmente si el gobernador Rick Perry no se presenta”. Esta frase fue pronunciada el pasado 2 de agosto por el director ejecutivo de Bloomberg News, Al Hunt, al ser preguntado por las primarias del partido republicano a las elecciones de 2012 en una entrevista en el programa del humorista Stephen Colbert.

Nueve días después, ese escollo que Hunt intuía para Bachmann (para algunos ‘la otra Sarah Pallin’) es una realidad. Rick Perry, gobernador de Texas, luchará por ser candidato a la presidencia de Estados Unidos. Lo hará después de una carrera política marcada por las contradicciones y la polémica, lo que no le ha impedido ser el segundo candidato más valorado antes incluso de anunciar su candidatura, según la última encuesta de CNN.

La primera de las contradicciones es que, en sus inicios, Perry formó parte del Partido Demócrata, llegando a apoyar al exvicepresidente Al Gore en su primer intento de ser candidato demócrata a las presidenciales en 1988. La aventura demócrata de Perry, siempre ligado al ala más conservadora del partido, duró apenas seis años. “He vuelto a mis cabales”, apuntaba a The New York Times.

Perry se ha rodeado en multitud de ocasiones de evangelistas radicales

Años más tarde se convirtió en el sucesor de George W. Bush como gobernador del estado de Texas, de donde es originario y del que se siente profundamente orgulloso. De hecho, durante un acto del Tea Party en abril del 2009, Perry flirteó con la idea de que Texas pudiera separarse del resto de Estados Unidos. “Tenemos una gran unión y no hay razón para disolverla. Pero si Washington sigue ignorando al pueblo americano, quién sabe lo que puede ocurrir. Texas es un lugar único y somos lo suficientemente independientes. Eso es algo que los de Oklahoma y Pensilvania no pueden decir porque no son de Texas”.

Ultracatólico y antiabortista, Perry se ha rodeado en multitud de ocasiones de evangelistas radicales opuestos a todo aquello que huela a Islam. Sin embargo, en otra de sus contradicciones, Perry es amigo personal del Aga Khan, líder de los Ismailis, una secta chií que congrega a millones de adeptos en todo el mundo. Ambos se conocieron en el año 2000 en París y desde entonces han mantenido una estrecha relación en la que Perry, ya como gobernador, ha promovido la cooperación entre Texas y las organizaciones del Aga Khan.

Aún así, Perry nunca ha escondido su aversión a los inmigrantes. En mayo de 2011 aprobó una ley estatal que endurecía los requisitos de identificación para ejercer el voto. La medida ha sido duramente criticada por las asociaciones de inmigrantes, teniendo en cuenta que casi el 40% de la población tejana es hispana. 

Como buen republicano, se ha convertido en amante de los recortes 

Como buen republicano, en su obsesión por el gasto público (acusó a Obama de estar “emperrado” en querer convertir a Estados Unidos en “un país socialista”), se ha convertido en amante de los recortes. En marzo, Perry recortó en 10.000 millones el presupuesto para la educación, en lo que The New York Times calificó como “el mayor recorte en materia educativa desde la II Guerra Mundial”.

La sombra que podría oscurecer la carrera presidencial de Perry se llama Cameron Todd Willingham, ejecutado en Texas en el 2004 por la muerte de sus tres hijos al incendiarse su casa en 1991. Cinco años después de la ejecución, un artículo de The New Yorker desvelaba que Perry destituyó a tres miembros de la comisión encargada del caso, a quienes les había llegado pruebas a favor de la inocencia de Willlingham.

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