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Fariñas seguirá su ayuno "hasta las últimas consecuencias"

El disidente cubano asegura que el régimen quiere que muera en su casa para evitar más escándalos

EFE

El disidente cubano Guillermo Fariñas dijo que seguirá 'hasta las últimas consecuencias' la huelga de hambre y sed que empezó hace ocho días. Ayer sufrió un choque hipoglucémico que le provocó un desmayo y tuvo que ser hospitalizado durante tres horas. Pero el disidente no piensa renunciar a lo que considera 'una protesta, no un suicidio', para que queden en libertad los presos de conciencia del régimen cubano.

'Voy a seguir mi ayuno. Esto es una protesta, no es un suicidio. Continúo [...] hasta las últimas consecuencias', declaró el psicólogo y periodista de 48 años a la agencia EFE.

Una vez de vuelta a su casa de Santa Clara, ciudad del centro de la isla, Fariñas dijo a los periodistas que tiene tres objetivos: el primero, 'que no quede impune el asesinato' de Orlando Zapata, fallecido el 23 de febrero en La Habana tras 85 días en huelga de hambre.

'Segundo, que sean puestos en libertad con una licencia extra-penal los 26 presos políticos que los médicos del ministerio del Interior han considerado que pueden recibirla'.

'Y tercero, que si el gobierno de los hermanos (Fidel y Raúl) Castro determina que yo debo morir, lo haré para demostrar al pueblo que lo que ocurrió con Zapata no es una singularidad'.

Fariñas y su médico particular, Ismeli Iglesias, relataron a Efe que volvió a casa tras pasar por dos hospitales de Santa Clara en los que le inyectaron en la carótida suero, glucosa, dextrosa y otros azúcares que lo sacaron del colapso hipoglucémico. 'Sentí un dolor muy fuerte en el pecho y perdí el conocimiento', dijo Fariñas sobre lo último que recuerda antes de volver en sí en el primer hospital al que fue llevado por familiares.

En el primer hospital, un centro oncológico, una doctora le dijo que tenía 'un colapso venoso total', por lo que fue necesario ponerle el catéter en la carótida para hidratarlo y alimentarlo. En el segundo, un hospital provincial, le hicieron exámenes clínicos y le aplicaron más sueros, dextrosa y glucosa.

'Cuando estaba hidratado, el director del hospital, Élvis Jiménez, dijo a mi mamá que la terapia intensiva no estaba allá para ayunantes contrarrevolucionarios, sino para revolucionarios y ciudadanos que no estuvieran para desestabilizar la revolución'.

El opositor aseguró que estaba dispuesto a quedarse en terapia intensiva, pero no en una sala común, por lo cual decidió que le quitaran el catéter y volvió a su casa. 'Me hubiera quedado en terapia intensiva, pero pienso que el gobierno cubano no desea que yo muera en un hospital. Me mandaron de regreso para que fallezca en mi casa y no en una institución del Estado', afirmó.

Según Fariñas y su médico, los sueros fisiológicos y azúcares que le pusieron pueden mantenerlo 'compensado' otra semana de ayuno.

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