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Francia teme un impacto mayor que el del accidente de Chernóbil

Sarkozy anuncia reuniones de G-8 y G-20 en abril sobre la seguridad nuclear internacional

ANDRÉS PÉREZ

El Gobierno francés reconoció ayer que 'en el peor de los escenarios, el impacto será superior al de Chernóbil'. Por eso el presidente Nicolas Sarkozy anunció reuniones del G-8 y del G-20 sobre la financiación para reconstruir Japón y sobre la seguridad nuclear internacional. El objetivo de Sarkozy es defender la 'excelencia francesa' en temas nucleares (Francia tiene 58 reactores en actividad y 12 apagados).

Pese a que lo ocurrido en Japón fue juzgado 'muy grave', Sarkozy anunció que se disponía a hablar 'de lo que el sector nuclear aporta a Francia, y de la seguridad del proceso nuclear francés'. Después hizo alusión a una posible reunión de un G-20/Energía, en abril. Sarkozy afirmó que mantendrá 'el compromiso sin fallas del Estado para garantizar un altísimo nivel de seguridad en nuestras instalaciones nucleares'.

El presidente francés abrirá un debate sobre las opciones energéticas de futuro

Una declaración que no equivale a decir que esté dando marcha atrás en sus proyectos de confiar posibles futuras centrales a operadores privados y autorizar constructores privados de plantas atómicas en Francia.

El presidente francés rechazó todo debate y todo posible referéndum sobre la energía nuclear, una respuesta a la propuesta de una gran personalidad de Los Verdes, Yves Cochet, buen conocedor del sector electronuclear, que estima factible, racional y viable económicamente un plan de salida de la opción nuclear a 25 años. La industria nuclear francesa se reconvertiría en industria del cierre, desmantelamiento y reciclaje de residuos. Entretanto, se propulsarían las renovables, 'con la misma energía e inteligencia que se hizo con la nuclear en los años sesenta', dijo Cochet.

Sarkozy anunció que convoca reuniones del G-20 y del G-8 para abril próximo. En el G-20, dijo, las grandes economías 'intercambiarán puntos de vista sobre las grandes opciones energéticas para el mundo de mañana', y debatirán sobre seguridad. Por su parte, el G-8 intentaría encontrar fórmulas de apoyo a Japón, incluidas opciones de compra de las emisiones de deuda que Tokio pudiera verse obligado a hacer.

Francia envía sus residuos radiactivos a un basurero a cielo abierto en Siberia

El debate sobre la opción del todo nuclear ya está abierto. Y el propio Sarkozy lo ha oficializado. El Comisariado de la Energía Atómica, estructura que sentó las bases de la nuclearización del país en 15 años a partir de los sesenta, ya no se llama así. Por obra de Sarkozy, se llama Comisariado de la Energía Atómica y de las Energías Alternativas. Cada euro destinado a la investigación fundamental en el átomo, tiene su hermano gemelo en la investigación de las energías alternativas. Lo cual significa que París ya calcula colocarse en situación de dar el vuelco hacia las renovables.

Como en todos los países, también en Francia la construcción de centrales ha sufrido un frenazo desde Chernóbil. Ahora, sólo una está en construcción y otra en proyecto, y todas las administraciones son ya conscientes del coste real de los futuros desmantelamientos de un parque envejecido, y de los gastos que supondrá el tratamiento de los residuos, inabordables.

El verano de 2008, con cinco accidentes de relativa gravedad en centrales envejecidas del Valle del Ródano, rompió el viejo y religioso consenso en torno al sector electronuclear y el mito de su seguridad. En 2009, le llegó el turno a los residuos: la televisión Arte y el diario Libération probaron que cientos de toneladas que firmas francesas decían reciclar 'con excelencia', eran en realidad enviados a un basurero secreto, militar y a cielo abierto en Siberia.

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