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Franja de Gaza El ejército israelí ultima un plan para reocupar toda la Franja de Gaza

El ejército israelí ha diseñado un plan para reocupar toda la Franja de Gaza en solo cuatro horas, una posibilidad que Benjamín Netanyahu ha rechazado hasta ahora pero que podría cristalizar después de las elecciones de la semana que viene, según el informe publicado el lunes por un diario de Tel Aviv.

Soldados israelíes se enfrentan con manifestantes palestinos sobre la cerca fronteriza entre Israel y la Franja de Gaza./Reuters

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El ejército israelí tiene “prácticamente listo” un plan para invadir militarmente toda la Franja de Gaza, una decisión que podrán tomar los líderes políticos tras las elecciones del 9 de abril, según un informe que publicó este lunes el diario Maariv, un periódico muy cercano al primer ministro Benjamín Netanyahu.

El plan prevé una guerra a gran escala en la que participarían todas las ramas del ejército, especialmente personal de infantería y unidades especiales que llevarían a cabo operaciones confidenciales. También intervendría la aviación con intensos ataques aéreos y la marina bombardeando desde el mar, como ya ocurrió en la invasión parcial de 2014.

El objetivo inicial sería tomar el control completo de todo el territorio, desde la verja que separa la Franja de Israel hasta la costa mediterránea, algo que según el plan podría conseguirse en solo cuatro horas. En este sentido puramente militar, la misión es plausible, aunque lógicamente una operación de estas características conllevaría repercusiones importantes, incluidas consecuencias políticas, algunas de las cuales son difíciles de calibrar con antelación.

El objetivo inicial sería tomar el control completo de todo el territorio, desde la verja que separa la Franja de Israel hasta la costa mediterránea

El liderazgo político que salga de las elecciones israelíes de la próxima semana debería decidir si la invasión pretende derrocar al gobierno de Hamás, lo que parece un objetivo lógico que, por lo demás, no es la primera vez que se plantea el gobierno de Israel, aunque hasta ahora lo ha evitado cuidadosamente.

Una de las preguntas que están sobre la mesa es quiénes sustituirán a Hamás, pero está claro que las ideas islamistas continuarán siendo seguidas por una buena parte de la población de la Franja. Con toda seguridad, habrá milicianos, y no solamente milicianos islamistas, que hostigarán permanentemente a las fuerzas israelíes y con toda probabilidad les causarán un número de bajas considerable.

Un escenario que permitiría la evacuación rápida de las fuerzas invasoras consistiría en entregar la Franja a la Autoridad Palestina. Sin embargo, esta posibilidad es remota puesto que Israel no confía en el gobierno del presidente Mahmud Abás. De hecho, el gobierno de Abás ya perdió la Franja en 2007 ante el empuje de Hamás. Contando con que las milicias, no solo las islamistas, estarán bien armadas y poseerán un número elevado de efectivos, es muy dudoso que la Autoridad Palestina pueda mantener un control efectivo sin presencia israelí sobre el terreno.

Además, es un interés supremo de Israel mantener la división interpalestina en la medida de lo posible con el fin de mostrar al mundo que los palestinos son incapaces de gobernarse, y justificar de esta manera que a Israel no le queda más remedio que seguir ocupando Cisjordania y seguir expandiendo las colonias judías.

Israel ha considerado establecer en la Franja de Gaza una gobernanza
árabe-internacional

El periódico de Tel Aviv indica que Israel ha considerado establecer en la Franja de Gaza una gobernanza árabe-internacional, y ha considerado que Egipto asuma la gestión del día a día después de la invasión. Pero aunque ha consultado esta opción en conversaciones privadas con líderes del mundo árabe, Netanyahu habría recibido respuestas negativas de sus interlocutores.

Ante este revés, cobra cierta fuerza la hipótesis de que las tropas israelíes se mantengan permanentemente en Gaza y establezcan un gobierno militar que se encargue de alimentar a dos millones de palestinos, una tarea que no sería fácil y que incluiría hacerse cargo de la salud, los alimentos, el combustible, la educación, etcétera. Naturalmente, esta situación hace dudar a los líderes israelíes. En la práctica significaría dar un viaje en el tiempo hasta el periodo previo de los acuerdo de Oslo de 1993, una situación que llena de las peores pesadillas las cabezas de los líderes israelíes, aunque no de todos.

Sin embargo, si el ejército se retira después de la invasión en un plazo razonable, la situación podría ser otra pesadilla quizás peor, ya que las armas y la preparación de millares de milicianos podrían convertir el sector en un terreno fértil para el caos, un caos que quizá fuera similar al de Somalia.

Si el ejército se retira después de la invasión en un plazo razonable, la situación podría ser otra pesadilla 

Si el 9 de abril Netanyahu es el único líder capaz de formar gobierno y obtiene su quinto mandato, las posibilidades de una invasión serán más elevadas, no a causa de Netanyahu, que siempre se ha mostrado prudente con la Franja, sino a causa de sus posibles aliados de la extrema derecha y nacionalistas que durante la actual campaña están exigiendo que se acabe de una vez por todas con Hamás, lo que requeriría entrar a fondo en la Franja.

La cautela de Netanyahu también tiene contraindicaciones. En los tres años y medio que siguieron a la invasión de 2014 hubo una calma casi absoluta en la Franja y Netanyahu no la aprovechó para establecer un diálogo político y llegar a un acuerdo de larga duración, o incluso para aliviar las extremas condiciones de vida de la población civil, lo que revela que una solución política no entra en sus planes. En la práctica, la inmensa mayoría de los israelíes comparte la opinión del primer ministro.

Ha sido necesario que Hamás y las demás milicias lancen un gran número de cohetes en la víspera de unas elecciones para que Netanyahu haya entendido que conviene aliviar las condiciones de vida de los palestinos de Gaza. Esta decisión indica que Netanyahu es más sensible y vulnerable a los cohetes que a la calma.

El hecho de que Netanyahu haya accedido a que Qatar meta dinero en la Franja cada mes, y el hecho de se haya avenido a negociar ahora con Hamás, indica que el primer ministro está comprando una calma temporal. Su objetivo es abortar cualquier posibilidad de una negociación política que conduzca al establecimiento de un estado palestino. Si una invasión de la Franja es necesaria para ello, Netanyahu sin duda acabará dando ese paso.

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