Este artículo se publicó hace 14 años.
Frenesí de compras en Venezuela tras el anuncio de la devaluación
Chávez pone a la Guardia Bolivariana en la calle para controlar que no aumentan los precios
El temor a la escalada de precios tras la devaluación decretada el viernes por el presidente Hugo Chávez y el fantasma de la escasez empujaron ayer a los caraqueños, por tercer día consecutivo, al frenesí de compras. Alimentos, electrodomésticos, repuestos de automóviles, colchones y muebles, teléfonos móviles... Clase baja, clase media, clase alta. Todos. La psicosis consumista en la tierra del socialismo del siglo XXI parece no tener freno, pese a las llamadas a la calma del Gobierno y el plan de choque emprendido contra la especulación, que incluye la toma de las calles por la Guardia Nacional Bolivariana.
"¡Qué tremendo desespero de la gente! Una persona que estaba delante de mí se ha llevado cinco plasmas (televisores)", dijo Carolina Pérez, administrativa de 32 años que tuvo que ir hasta las afueras de Caracas para hallar la lavadora que necesitaba. "Todos los que estábamos allí teníamos el mismo temor: que los precios suban el doble".
«He visto a alguien llevarse cinco TV de plasma» dice una chica en una tienda
Colas kilométricas, horas de espera y mucha paciencia. "Alarmante", "tremenda locura", "el país es un caos", "fullde personas esperando", "la gente se está volviendo loca" Frases parecidas se repetían en Petare, la Candelaria o Chacao, tres mundos equidistantes en la misma ciudad. Las redes sociales contribuían a subir la temperatura de la fiebre consumista. En Twitter se aconsejaba la compra urgente de pañales, "antes de que se agoten". En Facebook se multiplicaban los mensajes alertando de los establecimientos donde todavía se podían encontrar buenas ofertas.
La devaluación ha resonado en todas partes. Incluso en España. "Lo que está pasando no está afectando a nuestros intereses", dijo el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en declaraciones a Europa Press. Repsol, socio del estado venezolano en prospecciones petrolíferas y de gas, compartía la opinión del Gobierno: "El efecto es inapreciable". Iberdrola se manifestó en parecidos términos. Incluso Telefónica compartía oficialmente la misma mesura, pese a que sus acciones cerraron la sesión bursátil de ayer con un descenso del 3,2%, lastradas por la devaluación.
EufemismosChávez amenaza con cerrar los negocios que suben los precios
Una palabra, devaluación, que en medios oficiales y cercanos al chavismo no se ha pronunciado ni una sola vez desde el anuncio del viernes. En un país donde los eufemismos van y vienen sin recato, la devaluación se ha convertido en "reajuste del dólar", "modificaciones en el control cambiario" o "corrección monetaria".
El nuevo sistema dual de cambio entró en vigor ayer. La tasa de 2,6 bolívares por dólar se aplicará a la importación de bienes y servicios básicos como alimentos, salud y educación, y la de 4,3 a los sectores no primordiales como el automovilístico, caucho, informática o electrodomésticos.
Sobre la palabra devaluación pesa una historia de desventuras económicas y leyenda negra que pervive en el espíritu venezolano. Y que explica parte de la furia consumista de estos días, y la especulación, que el Gobierno se ha decidido a combatir. El hipermercado Éxito en Maracaibo, de origen colombiano, fue el primero sancionado ayer con un cierre de 24 horas por cambiar los precios.
Chávez lideró el domingo desde su programa Aló, presidente la batalla contra la especulación. "Si quieren [aumentar los precios]. háganlo, porque les vamos a quitar sus negocios y se los vamos a dar a los trabajadores". Y se inventó una nueva palabra, "plusescuálido" (los escuálidos son los opositores), para definir a los especuladores. El llamamiento a evitar compras nerviosas no ha sido escuchado, de momento, por la población.
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