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El funeral de Kaczynski se celebra con muchas ausencias

La nube volcánica impide a Obama, Sarkozy, Merkel y Zapatero acudir a Cracovia

PIOTR KOWALSKI

El presidente de Polonia, Lech Kaczynski, y su esposa, que murieron en accidente aéreo en Rusia el pasado 10 de abril, junto con otros 94 altos representantes institucionales del país, fueron enterrados ayer en una cripta de la catedral del Castillo de Wawel de Cracovia, un emblemático lugar donde descansan los reyes y héroes nacionales polacos.

La ceremonia fúnebre, que iba a tener repercusiones internacionales, se llevó a cabo finalmente sin la presencia de los principales líderes del mundo que habían anunciado su participación previamente. Por culpa de la nube de ceniza volcánica que paraliza gran parte del tráfico aéreo europeo, no estuvieron presentes dirigentes como Barack Obama, Nicolas Sarkozy, José Luis Rodríguez Zapatero y Angela Merkel. Tampoco participaron en el evento los reyes de España, el príncipe de Gales, el rey Gustavo de Suecia y otros miembros de la realeza europea.

El presidente de Rusia, Dimtri Medvédev, fue uno de los pocos líderes mundiales que estuvo presente en la ceremonia cracoviana, que empezó con una misa por las almas de los difuntos en la basílica de Santa María, situada en la Plaza Mayor de Cracovia, donde una marea humana se concentró y pudo seguir el acto religioso desde varias grandes pantallas. La ceremonia fue oficiada por el cardenal Stanislaw Dziwisz, estrecho colaborador del papa Juan Pablo II, y el presidente de la conferencia episcopal polaca, el arzobispo Jozef Michalik.

Después de la misa, los restos mortales fueron transportados en dos vehículos militares y acompañados hasta al castillo de Wawel por un cortejo fúnebre formado por familiares, clérigos, autoridades civiles y militares y representantes extranjeros. En el emblemático santuario, el cardenal Stanislaw Dziwisz celebró una ceremonia litúrgica en un ambiente de gran emoción; después, los dos féretros fueron colocados en un sarcófago de alabastro de color miel en la cripta de la catedral del castillo, mientras se disparaban 21 cañonazos en homenaje al jefe del Estado fallecido.

Muchos observadores piensan que la trágica muerte del presidente Kaczynski, rival político ultraconservador del primer ministro liberal, Donald Tusk, euroescéptico y adversario de Rusia y Alemania, puede significar un nuevo rumbo para Polonia, que se debate entre un pasado cargado de victimismo y rencor y un presente que se está abriendo camino hacia la plena modernidad. Las elecciones presidenciales de junio podrían marcar el inicio de esta etapa.

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