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El G20 condena la agresión rusa a Ucrania, pero Pekín tiende la mano a Moscú

La Cumbre, enmarcada en una nueva ofensiva rusa con misiles, ha puesto también de manifiesto la posición de países, como China, que ponen en duda el manejo por Occidente de la crisis ucraniana y se oponen a aislar a Rusia.

El presidente de China, Xi Jinping, asiste a una sesión durante la Cumbre de Líderes del G20, en Nusa Dua, Bali, Indonesia, el 16 de noviembre de 2022.
El presidente de China, Xi Jinping, asiste a una sesión durante la Cumbre de Líderes del G20, en Nusa Dua, Bali, Indonesia, el 16 de noviembre de 2022. Willy Kurniawan / Reuters

La declaración conjunta del G20 en la Cumbre de Bali, aunque desvaída en compromisos concretos, ha supuesto un nuevo varapalo para Rusia ante la comunidad internacional como desencadenante de una guerra que ya dura casi nueve meses. Sin embargo, China ha dejado claro que no busca el aislamiento de Rusia y ha reiterado su voluntad de seguir profundizando en la "cooperación práctica bilateral" con Moscú.

Los 20 países del G20 albergan a más del 60% de la población mundial y representan el 80% del PIB mundial y el 75% del comercio internacional, de ahí el interés de esta reunión internacional con la guerra de Ucrania de fondo.

La Cumbre XVII del G20 quedó eclipsada en su primera jornada por el masivo ataque con un centenar de misiles lanzados por Rusia contra ciudades ucranianas. Moscú quiso convencer de que la reciente retirada de Jersón, en el sur de Ucrania, no supone un bache mayor para las fuerzas invasoras y que en cualquier momento pueden golpear los intereses de Kiev, incluso lejos de la línea del frente.

La destrucción de muchas de las infraestructuras básicas ucranianas que aún quedaban en pie por esta oleada de misiles recogió buena parte de las condenas lanzadas contra Moscú en la Cumbre del G20.

En el segundo y último día de la Cumbre, el impacto de un misil en territorio polaco, cerca de la frontera con Ucrania, disparó todas las alertas y también provocó el cambio de la agenda de muchos de los asistentes. La explosión mató a dos personas en una granja, aunque parece descartada la intencionalidad del incidente.

Inmediatamente y sin prueba alguna, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, llamó la OTAN a "actuar" contra Rusia e insistió en culpar a Moscú del supuesto ataque, responsabilidad que atribuyeron también a Moscú algunos de los países de la OTAN, especialmente las repúblicas del Báltico.

Estados Unidos pidió calma y subrayó que no había indicios que apuntaran a un ataque ruso y que todo parecía señalar a que el misil fue disparado por Ucrania y cayó por error en Polonia. Finalmente el Gobierno polaco y la propia OTAN reconocieron que el proyectil era ucraniano, aunque siguieron apuntando a Moscú como "el último responsable" del incidente.

El G20 lamenta la agresión rusa y reconoce discrepancias

La guerra, por tanto, centra buena parte de la declaración conjunta de los líderes mundiales participantes en la Cumbre. En el documento de 17 páginas, el G20 "deplora en los términos más enérgicos la agresión contra Ucrania por parte de la Federación Rusa y demanda su retirada completa e incondicional del territorio de Ucrania".

El papel reconoce, no obstante, la existencia de discrepancias en torno a las condenas a Rusia. "Ha habido otros puntos de vista y diferentes valoraciones de la situación y las sanciones" que pesan sobre Rusia, indica la declaración. Esta brecha es más importante porque China encabeza esa desconfianza ante el aislamiento de Moscú que pretenden Washington y sus aliados europeos.

India, uno de los aliados de Rusia en la arena internacional, reclamó el fin de la guerra, pero no quiso condenar de manera abierta a Moscú. Fue China la que marcó la diferencia con el resto de los participantes en la Cumbre. Diferencia que tiene más peso después del sorprendente acercamiento logrado en el marco de la reunión del Grupo de los Veinte entre los presidentes chino, Xi Jinping, y estadounidense, Joe Biden.

Xi tampoco condenó a Rusia y no mencionó la palabra guerra durante sus alusiones a la contienda, que denominó "la crisis de Ucrania" o "el asunto de Ucrania".

China reprende a Rusia por usar los alimentos como arma

El presidente chino, en su discurso, manifestó su oposición al intento de "politizar los asuntos alimentarios y energéticos" y a "usarlos como herramientas y armas", en un aparente tirón de orejas a Rusia. Sin embargo, también pidió la eliminación de las "sanciones unilaterales", en abierta referencia a los castigos impuestos por Occidente a Moscú por la guerra de Ucrania.

Según explicó Xi, la economía mundial "se está volviendo más frágil", con un entorno geopolítico "en tensión". Y afirmó que en la actualidad "la gobernanza global es seriamente inadecuada", también en aparente alusión a la dinámica hegemónica de Estados Unidos en el planeta.

"Trazar líneas ideológicas o promover políticas de grupos y confrontación de bloques solo dividirá al mundo y obstaculizará el desarrollo global y el progreso humano", explicó Xi, quien rechazó la creación de "clubes cerrados y exclusivos" en el mundo, como si se cerrara "un pequeño patio con vallas altas". Era evidente la referencia a la Unión Europea y a las declaraciones de algunos de sus dirigentes sobre la necesidad de proteger el "jardín" que es la UE contra el exterior, es decir, el resto del planeta.

China cierra filas con Rusia

Más explícito sobre los lazos sino-rusos fue el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, tras reunirse con su homólogo Serguéi Lavrov, representante del Kremlin en la Cumbre después de que el presidente Vladímir Putin decidiera no participar en el evento. "China sabe que Rusia ha reafirmado recientemente su posición de que una guerra nuclear no puede ser ganada y nunca debe ser luchada, lo que muestra la actitud racional y responsable rusa", afirmó Wang. El ministro chino recordó oportunamente que era la misma conclusión a la que llegaron Xi y Biden en su cumbre celebrada el lunes.

"China está dispuesta a trabajar con Rusia para impulsar sus flujos de alto nivel y la comunicación en varios campos, profundizar la cooperación práctica bilateral y facilitar los intercambios de personal", explicó Wang. Ésta fue la toma de posición más notoria contraria al ostracismo de Moscú durante esta Cumbre del G20.

Esta postura china debilitó los intentos de Ucrania y algunos de los países europeos aliados de EEUU de convertir a Rusia en el apestado de esta Cumbre, a pesar de la violencia desatada por el Kremlin en Kiev y otras ciudades ucranianas mientras se desarrollaba la reunión internacional.

El propio Lavrov denunció en Bali la "guerra híbrida" lanzada por Occidente en Ucrania y preparada "durante años". Pero ningún otro país, a excepción de China, quiso dialogar con él sobre las justificaciones de Rusia ante su invasión ilegal de Ucrania. Lavrov dejó Indonesia el martes por la noche y su puesto fue ocupado por el ministro ruso de Economía, Anton Siluanov.

China impidió el aislamiento total de Rusia

En declaraciones al periódico oficialista chino Global Times, el experto Zhang Hong, investigador del Instituto de Estudios Rusos, Centroasiáticos y de Europa Oriental de la Academia China de Ciencias Sociales, subrayó la importancia del encuentro de Wang con Lavrov, en una cumbre en la que se buscaba de manera intencionada el aislamiento de Rusia, especialmente por parte de Gran Bretaña y la Unión Europea.

"Rusia está prácticamente sola en el mundo por sus políticas", había dicho en su discurso el canciller alemán, Olaf Scholz, estribillo que repitieron muchos de sus colegas europeos.

Pero las conversaciones entre China y Rusia en el marco de esta Cumbre mostraron el papel que puede jugar el Gobierno de Pekín para reducir en un futuro la brecha entre Moscú y los aliados de Ucrania, y, al tiempo, "promover las conversaciones y la paz", aseveró el experto chino.

Según Zhang, China "está actuando como un puente" entre Rusia y Estados Unidos sobre la crisis ucraniana y motivando la comunicación en unos momentos en que estos dos países tienen una confrontación muy elevada. Enfrentamiento aliviado, cierto es, por la Cumbre bilateral del lunes.

"Compartimos la responsabilidad de demostrar que China y Estados Unidos pueden gestionar sus diferencias a fin de evitar que la competición entre los dos país se pueda convertir en un conflicto", había afirmado el presidente Biden el tras su reunión con Xi Jinping. Al concluir el encuentro de tres horas, en los prolegómenos de la Cumbre de dos días del G20, el presidente estadounidense insistió en que ya "no es necesario preocuparse por una nueva Guerra Fría".

El acercamiento entre China y Estados Unidos impulsado el lunes por la Cumbre entre Xi Jinping y Joe Biden podría servir para triangular los contactos que lleven finalmente a un diálogo directo entre Washington y Moscú, paso indispensable para que rusos y ucranianos acaben sentándose a la misma mesa de las negociaciones.

China entiende perfectamente que, en unas negociaciones de paz más eficaces, las exigencias nacionales que ayer hacía el presidente Zelenski finalmente tendrán que dejar paso a la geopolítica de las grandes potencias y aceptar un proceso de paz que ya se viene reclamando en diversos ámbitos políticos de los propios Estados Unidos, tanto en el Partido Demócrata en el poder, como en el Republicano.

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