El Ministerio de Defensa sirio anunció este domingo que las fuerzas de seguridad han "restablecido la estabilidad" en las provincias costeras del oeste de Siria tras cuatro días de violencia con grupos leales al régimen de Bashar al Asad, en los que, según organizaciones de derechos humanos, efectivos progubernamentales han matado a cientos de civiles alauitas. En total, ya son más de 1.000 los muertos tras el estallido del conflicto hace unos días.

El portavoz del Ministerio de Defensa, Hasán Abdulghani, aseguró en un comunicado que los combates han cesado en las provincias occidentales del país y que ahora las fuerzas de seguridad han iniciado una "segunda fase de las operaciones militares" para "perseguir a los remanentes y oficiales del régimen derrocado".

Según el portavoz, grupos de exmilitares leales a Al Asad se han escondido "en el campo y las montañas" de las provincias de Latakia y Tartús, después de su retirada de los núcleos urbanos tras la llegada de refuerzos de los efectivos de la nueva administración de Damasco.

Durante los últimos cuatro días de choques, más de 830 civiles de la minoría alauita -predominante en la costa siria y a la que pertenece el clan de Al Asad- han sido "ejecutados" y asesinados "a sangre fría" por las fuerzas de seguridad y otras facciones armadas aliadas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización con sede en el Reino Unido pero una importante red de colaboradores en el terreno. Sin embargo, el portavoz de Defensa no hizo referencia a estos actos.

El Observatorio, una referencia sobre las violaciones a los derechos humanos en Siria durante la guerra civil que arrancó en 2011, informó también este domingo de que las fuerzas gubernamentales "atacaron incesantemente" con drones y artillería varias zonas rurales de Latakia y Tartús, lo que provocó "una ola de pánico entre los civiles" en medio de las campañas de rastreo de oficiales del anterior régimen.

La violencia se desató el pasado jueves después de que grupos armados leales a Al Asad lanzaran un ataque contra las fuerzas de seguridad en Latakia, lo que derivó una respuesta por parte de Damasco en la que cientos de civiles, principalmente alauitas pero también de otras sectas, fueron asesinados por motivos sectarios, según el Observatorio.

El presidente interino, Ahmed al Sharaa, hizo un llamamiento la madrugada de este domingo desde una mezquita de Damasco a preservar la paz y aseguró que lo ocurrido son "desafíos esperados" en esta fase de transición en Siria, por lo que apeló a la "unidad nacional" aunque sin hacer referencia a los asesinatos de civiles