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Guerra Rusia - Ucrania Arabia Saudí y Emiratos, claves para superar la crisis energética, exigen contrapartidas políticas

La guerra de Ucrania está disparando la inflación, en particular los costes de la energía, lo que supone un obstáculo para el crecimiento sostenido de Occidente. Dos países importantes para superar la crisis energética son Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, pero sus mandatarios se muestran esquivos y exigen contrapartidas políticas y militares para incrementar la producción de petróleo y gas.

Una torre de perforación de petróleo en el campo petrolero Vankorskoye de la compañía Rosneft, empresa en propiedad del Gobierno ruso.
Una torre de perforación de petróleo en el campo petrolero Vankorskoye de la compañía Rosneft, empresa en propiedad del Gobierno ruso. Sergei Karpukhin / REUTERS

Una de las consecuencias de la guerra de Ucrania ha sido el encarecimiento de la energía en Occidente, una situación que está provocando una inflación notable en la cesta de la compra en todo el mundo y causa incertidumbre entre los consumidores, una preocupación añadida para Joe Biden y al resto de mandatarios del orbe.

La pregunta de si hay suficiente petróleo para abastecer la demanda tiene una respuesta afirmativa. Sin embargo, existen consideraciones políticas y militares que se mezclan en este asunto, están interfiriendo en el suministro energético y pueden incidir en uno u otro sentido en la producción y distribución del imprescindible oro negro a corto y medio plazo.

Una de las consecuencias de la guerra de Ucrania ha sido el encarecimiento de la energía en Occidente

El 9 de marzo, The Wall Street Journal reveló que la Casa Blanca había intentado establecer una conexión telefónica con los príncipes saudí y emiratí Mohammad bin Salman y Mohammad bin Zayed, y que estos se habían negado a ponerse al teléfono.

Los príncipes están a las greñas con Biden, a quien consideran un presidente que no está defendiendo sus intereses en la terrible guerra de Yemen o con la previsible reanudación del acuerdo nuclear con Irán. Ambos príncipes se han echado en los brazos de Israel cuyas políticas son más radicales en los temas relacionados con Oriente Próximo al considerar que sus sillas están más seguras si las vigila el Estado judío.

Bin Salman y Bin Zayed piensan que se encuentran mejor bajo la protección de Israel que de Biden, y por eso se permiten no responder a las llamadas del presidente americano. Con todo, la política de Biden y de su secretario de Estado Antony Blinken es diáfanamente desastrosa respecto a Oriente Próximo, y en la mayoría de los frentes –por ejemplo en la crucial cuestión palestina- es indistinguible de la de Donald Trump.

Unos días antes Bin Salman aclaraba en The Atlantic que le daba igual que Biden no lo entendiera en ciertas cuestiones, en aparente referencia al asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018 y a los derechos humanos. Y unos días después, el 14 de marzo, The Wall Street Journal reveló que Bin Salman había cursado una invitación al presidente chino Xi Jinping, lo que se interpretó ampliamente como una bofetada a Biden.

Bin Salman aclaró en 'The Atlantic' que le daba igual que Biden no lo entendiera en ciertas cuestiones

Estados Unidos está preocupado por la penetración de Pekín en distintas regiones del mundo, y en especial en Oriente Próximo, y así lo ha dicho por activa y por pasiva durante años. Naturalmente, esto lo sabe Bin Salman, de manera que la invitación a Xi, que según las informaciones publicadas podría producirse muy pronto, quizás en mayo, constituye un flagrante desafío a la Casa Blanca.

"El príncipe de la Corona (Bin Salman) y Xi son buenos amigos y los dos saben que hay un gran potencial en las relaciones bilaterales", explicó un funcionario saudí al citado periódico. "No se trata solo de que ellos nos compren petróleo y nosotros les compremos armas".

La pujante economía china absorbe buena parte del petróleo mundial. El boicot de Biden y sus peones europeos a Rusia podría forzar a Vladimir Putin a redirigir sus exportaciones al gigante asiático, y es posible que Occidente necesitara más petróleo. Aquí entraría en juego Irán, si se firma el procrastinado acuerdo nuclear, pero también sería preciso que Arabia Saudí y los Emiratos incrementaran su producción.

La guerra de Ucrania está constituyendo un acicate y un revulsivo para la economía de EEUU. Los encargos de armamento están llegando a Washington a espuertas y no solo desde Europa. Pero con la guerra también se está calentando la inflación, tanto en EEUU como en Europa, y es necesario que el conflicto de Europa oriental no prive a Occidente del petróleo que su economía necesita para funcionar.

¿Qué ha hecho Biden para contrarrestar el disgusto de que ni Bin Salman ni Bin Zayed se le pongan al teléfono? Ha enviado a Riad a su fiel y aventajado escudero Boris Johnson. El primer ministro británico llegó a Riad solo unos días después de que los saudíes ejecutaran a 81 hombres condenados por distintos delitos graves.

Desde el inicio de la guerra los saudíes han dicho que respetarán las cuotas que contempla el vigente acuerdo de la OPEP y Rusia

Como es habitual entre los mandatarios occidentales que van a Riad, Johnson dijo que suscitó el tema de los derechos humanos. La televisión saudí emitió imágenes de ambos mandatarios sonrientes. Pero lo importante es que el primer ministro tenía interés en que Bin Salman le garantizara un aumento en la producción de petróleo y gas.

No está claro qué harán los saudíes. Desde el inicio de la guerra han dicho que respetarán las cuotas que contempla el vigente acuerdo de la OPEP y Rusia. Además, no debe olvidarse que el Reino Unido es un gran suministrador de armas que Arabia Saudí utiliza en Yemen. Mientras que el indignado Occidente se está mostrando muy resolutivo con Rusia, en otros conflictos no menos dramáticos, donde son abundantes los crímenes de guerra, es Occidente el que provee las armas.

Coincidiendo con la crisis de Ucrania, EEUU, Europa, y el resto del mundo, quieren garantías de que la producción de petróleo se adaptará a las necesidades actuales. Para ello es preciso, entre otras cosas, que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos colaboren, pero los príncipes Bin Salman y Bin Zayed exigen a Washington concesiones que refuercen su posición y sus intereses políticos y militares a nivel internacional.

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