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"Hay una enorme falta de democracia y de legitimidad en la Unión Europea"

JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

Las elecciones que confeccionarán el próximo Parlamento Europeo en mayo de 2014 se aproximan. Entre la polvareda que muchos partidos populistas y antieuropeos están levantando, al estilo de Marine Le Pen en Francia, hay otros como el eurodiputado alemán por Los Verdes Gerald Häfner que hacen campaña abogando por todo lo contrario, por una Europa más democrática, más fuerte y más propia de sus ciudadanos.

'Necesitamos que haya un referéndum después de cada medida que toman instituciones como El Consejo Europeo o la Comisión Europea. Así, además de mostrar la verdadera opinión de los ciudadanos, las decisiones tomadas serían completamente diferentes porque sabrían que después tienen que pasar el examen popular', argumenta Häfner a Público antes de participar en el foro TransEuropa Festival celebrado recientemente en Berlín.

 ¿Con el nuevo gobierno en Alemania puede haber un respiro a las medidas de austeridad impuestas desde la Unión Europea?

Esa es una de las extrañas circunstancias en Europa. Acabamos de tener elecciones en Alemania, pero Europa no ha jugado ningún papel. No hubo ni debates, ni razonamientos de los partidos políticos durante toda la campaña electoral. Pero, al mismo tiempo, Alemania es la fuerza líder en Europa y su poder e influencia es enorme. Así pues, ni los ciudadanos alemanes, ni el resto de ciudadanos europeos tienen voz en las políticas europeas. Lo que sí nos encontramos es que hay una enorme falta de democracia y de legitimidad en la Unión Europea.

¿Entonces van a cambiar o no las políticas económicas de Europa ahora que en esa fuerza líder que es Alemania va a estar presente el punto de vista socialdemócrata del SPD?

Yo creo y espero que Alemania sí cambie sus medidas ahora, y que nuestras políticas, sobre todo en Europa, se vuelvan mucho más sociales. Es obvio que en Europa durante décadas nos hemos centrado en libertad, austeridad... Pero Europa no va sólo acerca de libertad, sino también de igualdad y solidaridad. Si no se consiguen manejar estos asuntos de una forma que los ciudadanos entiendan que esta es una Europa social y democrática y no sólo un libre mercado, entonces estamos fracasando y al final acabaremos destrozando el proyecto europeo.

'Ni los ciudadanos alemanes, ni el resto de ciudadanos europeos tienen voz en las políticas europeas' ¿Hay alguien en el Parlamento Europeo peleando contra las medidas de austeridad? Usted dice estar en contra, pero su partido, los Verdes, ha apoyado en el Parlamento alemán todos los paquetes de rescate, que incluyen las exigencias de recortes, que ha propuesto el gobierno de Angela Merkel...

Creo que, en general, los miembros del Parlamento Europeo tienen un pensamiento más europeo que los diputados de los parlamentos nacionales. Hay un apoyo creciente en el Parlamento a posturas que no se centran en austeridad y que apuestan por una cohesión social para un mayor crecimiento y un desarrollo sostenible en todo el continente. El problema es que el Parlamento Europeo está desempeñando un papel en el que simplemente puede decir sí o no a decisiones que han sido debatidas sin nosotros.

¿Que sólo lo han sido en los parlamentos nacionales?

Sí. Pero también los parlamentos nacionales sufren este problema. En los últimos cuatro años, hemos visto una reestructuración de las políticas europeas, y muchas decisiones son tomadas por los gobiernos de los Estados miembros en el Consejo Europeo donde, al final, los Parlamentos, simplemente, pueden decir: 'estamos de acuerdo o no', pero donde no hay una verdadera discusión de las diferentes posibilidades políticas.

¿Debe existir una Europa a dos velocidades para terminar con la crisis del euro?

'No tiene sentido que exista una Europa para el norte y otra para el sur' No, no tiene sentido que exista una Europa para el norte y otra para el sur, pero el problema es que cuando tienes diferente competitividad en los países, necesitas instrumentos para equilibrar las diferencias. Devaluar la moneda ya no es posible, pero cuando el euro se creó nadie pensó en ello. La solución no está en ir 20 años atrás y retomar las monedas nacionales, sino en crear nuevos instrumentos para lograr el equilibrio. Los eurobonos son considerados como una posibilidad, pero ahora tiene más apoyo, y es más probable, crear un fondo europeo de redención de deuda que dé salida a los problemas de financiación que muchos países tienen.

 Usted critica la falta de democracia en las instituciones europeas y apoya una mayor presencia ciudadana en ellas. ¿Qué puede hacer un ciudadano español para poder hacer que su voz se escuche en Bruselas?

En primer lugar, debería votar en las elecciones europeas de mayo de 2014. El derecho al voto es todavía una de las más importantes formas de cambiar las políticas, pero eso no es suficiente. Si yo fuera un ciudadano español buscaría iniciativas con las que poder comprometerme y que van más allá de un simple voto. Una podría ser 'Democracy International', en la que estamos ahora preparando, en colaboración con muchas otras ONGs europeas, una campaña que terminará con una convención para pedir el cambio de los tratados de la Unión. Lo que necesitamos después de todo este tiempo de inagotable crisis económica es una reacción. Necesitamos construir estructuras que no permitan que una crisis de estas magnitudes suceda de nuevo y que refuercen la democracia en Europa y la solidaridad. Por eso creo que dar tu voto a unos políticos que se supone te representan en el Parlamento europeo no es suficiente, sino que tienes que pedir a viva voz una mayor democracia dentro del sistema.

Se vuelve a presentar como eurodiputado con un discurso muy crítico con la tecnocracia. En cambio, muchos ciudadanos perciben a los parlamentarios como parte de esa tecnocracia, a la que se suman los escándalos políticos comenzando los fines de semana los jueves o de otros que se dejan querer por los grupos de presión ¿No hay contradicción en su discurso?

'El derecho a voto es una de las más importantes formas de cambiar las políticas, pero no es suficiente. Hay que pedir a viva voz una mayor democracia' Probablemente los ciudadanos tengan razón en esa visión general, aunque no sé con precisión sobre qué o quién hablas. Pero está claro que en el Parlamento Europeo hay muy diferentes miembros. Los hay cercanos a los ciudadanos, los hay que no se toman su trabajo muy en serio y los hay que están muy relacionados con intereses de empresas y de grupos de presión. Así pues, hemos empezado a crear reglas más fuertes contra estas prácticas. Yo mismo soy el presidente de un comité en el Parlamento Europeo que es responsable del comportamiento de los diputados. Hemos promulgado nuevas normas que ahora por ejemplo fuerzan a cada miembro a ser transparente con cada actividad que lleve a cabo fuera del Parlamento. Todo el dinero que reciba de una empresa o de un tercer partido ha de ser declarado, así como cada regalo o cada invitación que acepte. Y si no se cumplen las normas, ahora tenemos sanciones con las que poder castigar las actitudes que se salgan de la norma.

¿Por qué no se reacciona desde el Parlamento Europeo contra tragedias como la de Lampedusa?

Hay que hacer una diferencia entre los tecnócratas de los que hablabas antes y los miembros del Parlamento. El problema es que cada vez tenemos soluciones más burocráticas y tecnocráticas procedentes de la Troika para problemas que sólo se pueden abordar con debates y decisiones tomadas por los ciudadanos o por representantes legitimados por ellos. Y este es uno de esos casos. No hay ningún interés por las personas que cruzan las fronteras para llegar a Europa. Estas no están representadas en los tratados, ni en nuestras leyes, y por eso se da una respuesta totalmente tecnocrática que lo único que pretende es que vuelvan a sus países. El Consejo, la Comisión y la Troika han creado unas estructuras de decisión en las que el Parlamento, la única institución elegida por los ciudadanos, no tiene ninguna voz.

'No hay ningún interés por las personas que cruzan las fronteras para llegar a Europa' Las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 llegan en mitad de un ascenso imparable de partidos populistas y nacionalistas con discursos antieuropeos. ¿Son un peligro real?

Hay un peligro muy real. Corremos el peligro de que el Parlamento se llene de voces antieuropeas y antidemocráticas. Este es el resultado del alejamiento de los ciudadanos y los políticos europeos y de la falta de un verdadero debate europeo. Los populistas han ocupado ese vacío. Desde mi punto de vista, la mejor forma de combatir esos movimientos es fortalecer la democracia europea.

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