Este artículo se publicó hace 13 años.
Todos los hombres (y muchas mujeres) de la presidenta
Los ministerios en manos de políticas pasan de tres a nueve. Numerosos ‘lulistas’ repiten cargo
Dilma Rousseff, la primera mujer que preside el mayor país de América Latina, había declarado que quería, como mínimo, un tercio de los 37 ministerios del Gobierno federal brasileño ocupados por mujeres. Este sábado se puso al frente de un Gabinete en el que nueve carteras están dirigidas por políticas. Es algo menos de la cuarta parte, pero un número, en cualquier caso, muy por encima de las tres ministras que formaban parte del anterior Ejecutivo.
La segunda mujer más poderosa del Gobierno será Miriam Belchior, ministra de Planificación, que ha logrado atraer hacia su cartera la gestión del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), una de las más destacadas iniciativas del lulismo y que tuvo a Dilma como impulsora.
También destaca la cantante Ana de Holanda, hermana de Chico Buarque, como ministra de Cultura. Otras mujeres dirigirán las áreas de Derechos Humanos, Igualdad Racial, Desarrollo Social, Mujeres, Comunicación Social, Medio Ambiente y Pesca.
Los aliados del PT no están satisfechos con las carteras que han logrado
El anuncio de los últimos nombramientos se dejó esperar hasta el 22 de diciembre, una semana más tarde de lo previsto. Dilma debía equilibrar tensiones diversas, desde los consejos -o las presiones- de su predecesor y mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, a los requerimientos de las otras facciones de un Partido de los Trabajadores (PT) muy fragmentado y las pretensiones de las otras ocho siglas que conforman la coalición que apoyará a Rousseff en el atomizado Congreso brasileño.
A la vista de los resultados, parece ser que ha sido Lula quien se ha llevado el gato al agua: Dilma mantendrá a nueve de sus ministros, si bien, en algunos casos, en carteras diferentes. La influencia de Lula ha sido directa en el diseño de un Gabinete que destaca por un perfil gris, con pocos nombres destacados. Los cambios podrían llegar pronto, una vez Rousseff vaya desprendiéndose de la alargada sombra de Lula y comience a dar un tono más personal a su Gobierno.
El nuevo Ejecutivo apunta al continuismo con Lula, que ha colocado nombres de su confianza en áreas estratégicas, como Guido Mantega al frente del Ministerio de Hacienda, Antonio Palocci en la Casa Civil (la Presidencia) y Gilberto Carvalho como jefe del despacho presidencial.
Trece de los 37 ministros del nuevo Ejecutivo ya trabajaron con Lula
Trece de los 37 ministros de Dilma ya trabajaron con Lula; nueve fueron ministros del anterior Gobierno. Y repiten los titulares de algunas de las carteras más significativas, como Edison Lobão en Minas y Energía y Paulo Bernardo en Comunicaciones. Pero Dilma se ha reservado algunos espacios: en especial, no escuchó las reticencias de Lula al nombrar como ministro de Justicia a José Eduardo Cardozo, defensor de varias reformas políticas que se fueron relegando en los ocho años de lulismo.
Pese a las presiones del ambicioso Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), formación de centro y principal aliado del PT, el partido de Lula y Dilma ha ganado protagonismo y, sobre todo, presupuesto: el PT se hace con 17 de los 37 ministerios, entre ellos los de mayor peso, que manejarán 56.000 millones de reales (unos 25.000 millones de euros).
En Defensa y Exteriores se ha apostado por una línea moderada
La mayoría de los elegidos son de la corriente de Lula, lo que ha causado tensiones entre las otras familias de un partido muy fragmentado. No son los únicos decepcionados: el PMDB mantiene las seis carteras que ocupaba con Lula, pero ha perdido peso político y presupuesto. El partido que lidera el nuevo vicepresidente, Michel Temer, se lleva las carteras de Turismo, Minas y Energía, Agricultura, Previsión Social, Asuntos Estratégicos y Defensa.
Tampoco han sido satisfechas las ambiciones del resto de aliados de los petistas, partidos pequeños de izquierdas como el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y el Partido Socialista Brasileño (PSB), que tendrán uno y dos ministros, respectivamente. Algunos miembros de estos partidos ya han anunciado que darán la batalla y discutirán su papel en el Ejecutivo aprovechando las elecciones municipales de 2012.
Un 83% cree que el Gobierno de Dilma será "igual o mejor" que el de Lula
Lula llega al fin de su segundo mandato con históricos índices de popularidad del 87%; no es, por tanto, una mala noticia para Rousseff la encuesta reciente que revela que el 83% de los brasileños cree que su Gobierno será "igual o mejor" que el del ex metalúrgico.
Las miradas extranjeras, empezando por Washington, estaban centradas en las carteras de Exteriores y de Defensa. Esta última sigue en manos de Nelson Jobim -afiliado al PMDB- a petición de Lula, lo que da garantías de una línea moderada en lo relativo a Defensa.
En Exteriores, el veterano diplomático Antonio Patriota sucede al también embajador Celso Amorim. Se espera que Patriota, que en el último año fue secretario general del Ministerio de Exteriores, mantenga la línea de Amorim.
Tampoco en Economía se anuncian grandes cambios: mantener a Mantega al frente de ese ministerio da un mensaje de continuidad y, aunque Henrique Meirelles deja de presidir el Banco Central (BC), se prevé que su sustituto, el hasta ahora jefe de regulación financiera del BC, Alexandre Tombini, prosiga con las políticas monetarias conservadoras de la gestión de Meirelles, marcada por la baja inflación, el crecimiento económico y la fuerte revalorización del real.
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