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Honduras hace fracasar la Cumbre Iberoamericana

El pulso entre Lula y Obama crea dos bloques de países e impide una resolución. El efecto de los comicios, clave de la división

GONZALO LÓPEZ ALBA

Los esfuerzos de conciliación de José Luis Rodríguez Zapatero y su ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, no fueron suficientes. Pudo más el alineamiento de los países iberoamericanos en dos grandes bloques: el abanderado por el presidente de Brasil, Luiz Ignacio Lula da Silva, mayoritario; y el del grupo de los cuatro, que secundan las tesis de EEUU: Costa Rica, Colombia, Panamá y Perú.

La XIX Cumbre Iberoamericana se clausuró este martes en Estoril (Portugal) sin que los países miembros fueran capaces de superar sus diferencias para aprobar una declaración conjunta sobre Honduras.

Zapatero informará a Biden de la apuesta española por un «acuerdo nacional»

Para suplirla, se pactó un 'comunicado especial' de la Presidencia portuguesa en el que se subrayan los puntos de consenso en la condena del golpe militar, la exigencia del 'retorno a la normalidad institucional' y la apuesta por 'la apertura de un diálogo nacional', pero se pasa de puntillas por el elemento clave de confrontación: la valoración del efecto de las elecciones del domingo, que en el comunicado se limita a la constatación de que se han celebrado.

La discrepancia sobre este punto crucial radica en el carácter sui géneris de la situación, según explicó el presidente español, ya que se han celebrado unos comicios que ya estaban previstos con anterioridad al golpe militar, pero 'en unas circunstancias absolutamente anómalas'.

A pesar de que no se logró el consenso buscado, fuentes oficiales negaron que exista un sentimiento de frustración en el Gobierno español, entre otras cosas porque hay unanimidad en que la clave para resolver esta crisis radica en 'un gran acuerdo nacional', como defendió Zapatero desde el principio.

El príncipe no irá al traspaso de poderes si antes no hay cambios

Las diferencias no pudieron salvarse en la cena de jefes de Gobierno y de Estado del lunes ni en el plenario de este martes. Aunque trascendió que en las reuniones a puerta cerrada Lula da Silva flexibilizó un tanto su posición, el presidente de Brasil abandonó la cumbre ratificándose en 'un categórico no' al reconocimiento de las elecciones del domingo, según informa Mario Dujisin.

Junto a él se alinearon, de manera especialmente manifiesta, los países integrantes de la Alianza Bolivariana (Alba), que emitieron su propio comunicado 'sobre las elecciones ilegítimas en Honduras'. En él se reclama la 'restitución inmediata e incondicional' de Zelaya, el mantenimiento de 'la sanciones económicas y comerciales en contra del régimen golpista', y se advierte de que reconocer los comicios supondría 'un nefasto precedente que pondría en riesgo la estabilidad y la existencia de las democracias de América Latina, el Caribe y el mundo'.

España mantuvo, por boca del presidente del Gobierno, la postura enunciada el día anterior por su ministro de Asuntos Exteriores: 'La actitud lógica es ni ignorar ni reconocer las elecciones'. El criterio de que no puede desconocerse que 'la situación no es la misma' fue compartido, entre otros países, por México, con cuyo presidente, Felipe Calderón, celebraron una reunión bilateral Zapatero y el rey.

Los dos mandatarios coincidieron en que se debe mantener la presión de la comunidad internacional para que se den 'pasos conducentes a la restitución de la institucionalidad democrática, con el principio fundamental de un gran acuerdo nacional', que fije los procedimientos, plazos y demás requisitos para el pleno restablecimiento de la democracia.

De momento, el Gobierno español no reconocerá como presidente al conservador Porfirio Lobo, que fue el candidato más votado el domingo, y con el que Zapatero no ha hablado. Para que no quedara asomo de duda sobre su posición, el presidente afirmó que en estos momentos 'no habría condiciones' para que, como es habitual, el príncipe Felipe acudiera el día 27 de enero al traspaso de poderes. Tampoco para que el embajador español regrese a Tegucigalpa. 'Tienen que cambiar cosas y pasar hechos importantes', afirmó.

Una de las primeras cosas que pasarán, pero que no se podrá evaluar hasta que ocurra, es la reunión que el día 2 celebrará el Congreso hondureño. Se espera que apruebe el regreso a la legalidad institucional, pero no la restitución de Zelaya.

A propósito de esta, el comunicado de la Presidencia portuguesa de la Cumbre señala que la reposición de Zelaya 'en el cargo para el que fue democráticamente elegido hasta completar su periodo constitucional es un paso fundamental para el retorno a la normalidad constitucional'.

Zapatero tiene previsto abordar la situación de Honduras en una próxima conversación telefónica con el vicepresidente de EEUU, John Biden, con el que evaluará el resultado de la Cumbre.

Por otra parte, Zapatero renovó a su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, el ofrecimiento de España para contribuir a la solución del conflicto que su país mantiene con Venezuela. Zapatero subrayó que la solución, también en este caso, 'pasa por el diálogo'.

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