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"Las huelgas siguen siendo la única arma para derrocar al régimen"

El activista egipcio, Hossam el Hamalawy, afirma a 'Público.es' que la revolución volverá a sus orígenes para borrar la sombra de Mubarak

DANIEL DEL PINO

La Junta Militar volvió a apoderarse de la transición egipcia el pasado jueves después de que el Tribunal Constitucional decretara la disolución del Parlamento y la anulación de los escaños de un tercio de los diputados elegidos en las elecciones legislativas celebradas el pasado invierno.

Aunque para alguien como Hossam el Hamalawy (@3arabawy), que lleva advirtiendo desde la caída de Hosni Mubarak de que el régimen pretende perpetuarse y pasar por encima del cambio iniciado con la revolución, lo ocurrido no fue una novedad.

'No me extrañó para nada. El sistema judicial egipcio no se ha librado de los hombres de Mubarak y por lo tanto aún no es un órgano independiente. La consecuencia básica es que Ahmed Shafiq ha podido presentarse a las elecciones', explica a Público.es por correo electrónico.

Nacido en 1977, este periodista y activista egipcio, es una de las voces más influyentes del movimiento revolucionario. Está inmerso desde 1996 en los movimientos sociales del país árabe aunque fue en el año 2000, con las protestas por el apoyo de Mubarak a Israel durante la Segunda Intifada Palestina, cuando dio el salto definitivo al activismo político y a la resistencia activa frente al régimen.

La decisión de los jueces precedió a la convalidación de la candidatura del exprimer ministro, Ahmed Shafiq, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que comenzaron el sábado y que finalizan este domingo por la noche. La oposición había luchado en vano para tratar de que los hombres relacionados con el régimen no fueran aceptados.

El pasado jueves, en un artículo muy crítico en el diario Jamaliyya, El Hamalawy sostenía que no se puede llamar golpe de estado a lo ocurrido.

La razón es sencilla: 'El golpe lleva en funcionamiento desde el 11 de febrero de 2011 [fecha de la caída de Mubarak]. Presionado por las huelgas de trabajadores y las manifestaciones ciudadanas en todas las plazas del país, Mubarak escogió personalmente a los generales del Ejército para que tomaran el control después de irse. Si no hubiera sido así entonces todo el régimen habría caído', aseguró a este diario.

'El golpe lleva en pie desde el 11 de febrero de 2011. Mubarak escogió a los militares para que tomaran el control'

El retorno técnico de los militares a un poder que nunca habían dejado de ostentar ha extendido en los últimos días la idea de que la revolución ha fracasado.

Sin embargo, para el periodista egipcio, se trata solo de que el movimiento retorne al punto de partida y se organice. Lo que significa volver a los orígenes de las protestas con huelgas y manifestaciones masivas en todo el país.

'Las huelgas siguen siendo la única arma a nuestro alcance para tumbar al régimen. Y esto llevará su tiempo. La clase trabajadora egipcia necesita una organización que coordine las acciones industriales y creo sinceramente que esto está empezando a tomar forma', asegura.

La decisión del jueves ha contribuido también a hacer pedazos la candidatura islamista de Mohamed Mursi, que partía con ventaja tras la primera ronda, y ha catapultado a Shafiq.

Para El Hamalawy, la hipotética victoria de Shafiq hoy no es más que la constatación de que una revolución no se hace 'ni en 18 días ni en 18 meses' y que aún queda mucha lucha para acabar con la herencia de Mubarak.

'Ahmed Shafiq fue responsable de las Fuerzas Aéreas con Mubarak y estuvo implicado profundamente en la corrupción [del régimen]. Fue el último primer ministro nombrado por el propio Mubarak y la persona que comandó la masacre de revolucionarios en 'La batalla del camello'', denuncia.

Aquel episodio causó estupor internacional por lo salvaje de las imágenes. Ocurrió el 2 de febrero de 2011, cuando la plaza Tahrir estaba repleta de personas. Montados en camellos y caballos, la Policía y los matones del régimen reprimieron brutalmente a los manifestantes matando al menos a 11 personas e hiriendo a 600.

En el artículo citado anteriormente, el periodista también acusó a la oposición islamista de estar 'dividida', 'llena de contradicciones' y de haber 'colaborado con la Junta durante el último año fracasando en el intento de conseguir algún tipo de beneficio para el pueblo'.

El protagonismo de los Hermanos Musulmanes provocó que muchos medios internacionales se apresuraran a proclamar la instauración del islamismo en Egipto -pese a que el movimiento que derrocó a Mubarak se caracterizó por ser laico- pero según El Hamalawy su futuro es bastante negro: 'Están sumidos en una crisis profunda y no creo que les queden muchos ases en la manga ahora mismo', explica.

'Un cambio real en Egipto sería una pesadilla para Israel y los poderes imperialistas occidentales'

Preguntado sobre el papel crucial de Egipto en la encrucijada de Oriente Medio, El Hamalawy deja claro que la Junta Militar no es el único actor interesado en que triunfe la 'contrarrevolución', como suele calificar a los militares. 'Un cambio real en Egipto sería una pesadilla para Israel y los poderes imperialistas occidentales', afirma.

'El régimen de Mubarak es su mayor cliente en la región y se encarga de servir a los intereses de EEUU y proteger la seguridad del régimen del apartheid en Israel', añade.

Y es aquí cuando desgrana cuál debe ser el objetivo final de la revolución: 'Un cambio real en Egipto significa la creación de un nuevo régimen comprometido con la liberación nacional palestina y los movimientos antiimperialistas de la región. Eso supondría una amenaza directa a Israel y los poderes occidentales. A nadie le extraña que estén todos llorando por Mubarak ahora mismo'. Nadie se puede extrañar del intento por frustrar a toda costa la revolución popular.

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