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Hungría fuerza el pulso con la UE y utiliza el plan a Ucrania como moneda de cambio para obtener los fondos europeos

Los 27 ministros de Economía y Finanzas no consiguen aprobar el plan financiero a Kiev ni el impuesto a sociedades para las multinacionales debido al veto de Budapest, que secuestra estas medidas para descongelar el dinero comunitario.

La ministra de Hacienda de Polonia, Magdalena Rzeczkowska, la ministra de Hacienda de Hungría, Mihaly Varga, y el ministro de Hacienda de Francia, Bruno Le Maire, al inicio de un Consejo de Asuntos Económicos y Financieros en el Consejo Europeo de Brusel
La ministra de Hacienda de Polonia, Magdalena Rzeczkowska, la ministra de Hacienda de Hungría, Mihaly Varga, y el ministro de Hacienda de Francia, Bruno Le Maire, al inicio de un Consejo de Asuntos Económicos y Financieros en el Consejo Europeo de Bruselas. Stephanie Lecocq / EFE/EPA

Hungría vuelve a secuestrar a la UE. El Gobierno de Víktor Orbán mantiene el veto a los 18.000 millones de euros que Bruselas quiere a destinar a Kiev para su estabilidad financiera y futura reconstrucción. Los europeos exploran ya una vía a 26 para sacarlo adelante en enero. Budapest también impone su 'no' al establecimiento de un impuesto mínimo global del 15% para las grandes corporaciones. El enfant terrible Víktor Orbán saca así toda la artillería para doblegar al resto de líderes y obtener la luz verde para el Fondo de Recuperación.

Hungría es el único país comunitario que cuenta con su plan de recuperación pospandemia en stand by. El país tiene asignados en el presupuesto europeo un total de 13.000 millones de euros: 7.500 millones en torno a los fondos de cohesión y 5.800 en el marco de Next Generation. Los continuos desmanes de Orbán al Estado de Derecho y a los valores fundamentales lo ponen en la picota y el país del Este se arriesga con perder un buen mordisco. Si el bloque comunitario no da fumata blanca a su plan antes del 19 de diciembre, el país perderá el 70% de los fondos europeos.

La semana pasada, la Comisión Europea aprobó el plan magiar con estrictas condiciones y recomendó congelar 7.500 millones de presupuesto europeo hasta que el país no cumpliese los "macrohitos" de las reformas sobre el Estado de Derecho y la lucha contra la corrupción. Pero la medida solo puede consumarse si es aprobada por el Consejo de la UE.

La primera oportunidad para ello se ha esfumado sin éxito en el encuentro que los 27 ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) han mantenido este martes en Bruselas. Con sus bloqueos al plan ucraniano y al impuesto sobre las grandes corporaciones, el resto de los puntos de la agenda se han caído. La idea era adoptar la batería de medidas como un todo. Pero los vetos de Orbán han hecho saltar el pack por los aires. "Si no hay acuerdo en todo, no hay acuerdo en nada", ha zanjado en rueda de prensa la Presidencia checa del Consejo.

Mihály Varga, el ministro de Finanzas húngaro, se ha excusado en que el país defiende sus "intereses nacionales" y en que "es un precedente peligroso que los pagos sobre los fondos de la UE están vinculados a otros asuntos, completamente ajenos".

La estrategia de Orbán no es nueva. Con frecuencia, el líder del ultranacionalista Fidesz ha utilizado su derecho de veto para frenar o bloquear medidas europeas y obtener así beneficios en clave nacional. El modus operandi se ha hecho más patente tras el estallido de la guerra en Ucrania, como ocurrió con el séptimo paquete de sanciones contra Rusia.

El resultado del encuentro no va a gustar en el Parlamento Europeo. Todos los grupos, a excepción de la extrema derecha, enviaron una carta conjunta a los 27 ministros pidiéndoles que secundaran la propuesta del Ejecutivo comunitario.

"El Estado de Derecho es esencial para el funcionamiento de nuestra Unión basada en valores comunes (…) El Consejo no debe sucumbir a los intentos de Orbán de secuestrar medidas vitales a cambio de fondos europeos. No se puede tolerar este chantaje político. Es vuestro turno para defender nuestros valores comunes", reza la misiva firmada por los líderes del Partido Popular Europeo, los Socialdemócratas, los liberales de Renovar Europa, los Verdes y la Izquierda.

Ahora el Ecofin pide a los de Von der Leyen que hagan una nueva revisión de la situación en el país. "El calendario es extremadamente estrecho. Pero la Comisión hará todo lo que pueda", ha explicado Valdis Dombrovskis, vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario. Con esta nueva patada hacia adelante, el camino que se abre es llevar el debate a un nuevo Ecofin, probablemente el 12 de diciembre, o elevar la cuestión al máximo nivel político en el Consejo Europeo que los 27 líderes de Estado y de Gobierno celebran el próximo 15 de diciembre en la capital comunitaria.

Deriva imparable

"El primer ministro Orbán está alimentando los sueños de reestablecer la Gran Hungría a costa de sus vecinos y bloqueando la ayuda financiera a Ucrania. Se opone a la redistribución de refugiados, ha bloqueado el embargo al petróleo y el impuesto mínimo para las multinacionales", afea el grupo de la Izquierda en el Parlamento Europeo a través de un comunicado. Hace unos días, en el marco del Mundial de Catar, el primer ministro se fotografió con una bufanda de la Gran Hungría -el territorio que comprendía el Imperio húngaro hasta la Primera Guerra Mundial-. Un gesto que provocó el enfado de socios comunitarios como Rumanía.

El pulso de Orbán con Bruselas se remonta a años atrás. El líder ultraconservador estuvo bajo el amparo del Partido Popular Europeo hasta que la situación llegó a un punto insostenible y fue invitado a marcharse. En los últimos años, su cerco a la libertad de prensa, a los refugiados o al colectivo LGTBI ha seguido una tendencia creciente e imparable. Sus ataques a los derechos y valores fundamentales suponen ya uno de los grandes desafíos de la Unión a nivel interno.

La guerra en Ucrania le ha posicionado, además, en una postura privilegiada para secuestrar decisiones que para la UE son de máxima prioridad. Más cercano a Rusia, pero progresivamente alejado de su gran aliado Polonia, Hungría se ha quedado aislada en el Consejo Europeo. Pero la partida de ajedrez no le ha salido del todo mal. El bloqueo de decisiones de gran calado, como los paquetes punitivos contra Moscú o el embargo al petróleo, le han valido para obtener trajes de excepciones a su medida. En estos momentos, hay en marcha una consulta pública sobre las sanciones europeas a Rusia, que Rusia quiere eliminar alegando que dañan más a los ciudadanos europeos que a los rusos.

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